Modlishka

2. Primer día

El primer día no se hace nada, así que eso haré, solo descansar. El edificio seguía solo, pero no solo eso, la calle también lo estaba, en un barrio residencial para estudiantes todos se iban el día de terminar exámenes o el siguiente.

Y parecía una buena idea comenzar a limpiar un poco el departamento que no ha sido atendido en dos semanas.

—Sira ¿Cómo vas? Aquí son las tres de la tarde así que tengo tiempo— dijo Emma.

—Estoy lavando platos un viernes— dije mostrando la pila de platos. —Creo que dormí toda la mañana—

—Espera, debo mostrarte algo— Dijo Emma soltando el celular, solo se escuchaba como corría y traía una bolsa de papel.

—¿Fuiste de compras? Déjame ver—

—No solo eso, compré lo prohibido— Dijo elevando sus cejas.

—¡Emma!— Dije seguido de una carcajada.

—Mira esto— Dijo sacando un top con lentejuelas precioso.

—¿Dónde se consiguen esos? Yo solo encuentro los de tela normales y con miles de tiras.

—No te preocupes, te voy a enviar uno ¿Talla “S” verdad?—

—Si, eso mismo— Dije leyendo una notificación que le llegó. —Bueno, hoy tengo fiesta— Dije quitándome los guantes de látex grueso para lavar platos y solté mi cabello que estaba agarrado con una pinza.

—¿Qué esperas? Corre a ducharte— Me ordenó Emma desde el celular. Yo solo reí, dejé cargando mi celular con la videollamada abierta y metiéndome rápidamente a la ducha. Cuando salí me sequé el cabello rápidamente.

—¡Emma! ¿Qué me pongo?— Dije una vez terminé de utilizar la secadora y comenzaba a planchar mi cabello ondulado.

—¿No tiene temática? ¿Quién diablos no le pone temática a una fiesta?— dijo quejándose. —Mm… Tenías unos pantalones acampanados que te hacían buen culo— Me reí

—¡Emma! Exijo respeto— Dije terminando los últimos dos mechones.

—¿Qué? Es la verdad, además con esos vas a ligar bien esta noche—

Rodé los ojos divertida, me coloqué lo que sugirió Emma, también me puse unos lentes de contacto casi del mismo tono de mis ojos pero un poco más claros, avellana casi verde, tomé mi bolso y guardé mi billetera, llaves, chicles, bálsamo, labial, y creo que todo estaba listo.

—Creo que estoy lista ¿Cómo me veo?—

—Hermosa como siempre— Dijo Emma mientras yo bajaba las escaleras, se escuchaba la madera y mis tacones. —¿Podrías buscar otro departamento? Parece que en cada paso de vas más al vacío—

—¡Oye! Te lo vuelvo a pedir, exijo respeto para mí y para mi hogar— Dije en broma

—Sira, seamos personas decentes, razonemos. Ese edificio se está cayendo a pedazos, además parece que la madera suena cada vez más. Cuando entraste a la ducha, esas maderas taladraba mis oídos—

—No seas exagerada, no está mal. Además con el dinero que ahorro ya mismo puedo comprar un auto—

Cuando tomé el taxi corté la llamada con Emma, seguido recibí un mensaje.

Cuando llegues a casa, avísame.

-El amor de tu vida (Emma)

Solo le envíe un sticker, lo que Emma dijo era verdad, últimamente la madera sonaba demasiado.

La fiesta siguió sin mayor inconveniente, baile, alcohol, risas y besos.

01:37 a.m.

Era hora de volver a casa, regresé con un chico que tenía una motocicleta preciosa. No lo recuerdo pero era una Harley Davidson Knucklehead, una “belleza clásica” como Nate la llamaba y estaba en lo cierto.

—Nate, gracias por traerme— Dije ofreciéndole una sonrisa.

—No hay de que, muñeca, pero sí creo que merezco un pago— Dijo quitándose el casco.

—¿Ah sí?—

—Claro, me he portado bien ¿Vas a negarme eso?— Nate bajó de la moto y se apoyó en ella, me tomó de la cintura acercándome a él y me besó un par de veces, por mi parte yo coloqué mis brazos alrededor de su cuello correspondiendo el beso. —Entra preciosa, ya es tarde— Dijo al terminar, me despedí con un simple “adiós” y entré al edificio, seguido de eso Nate se fue.

yA llegué

-El sol de tu cielo (Sira

Mensajeé a Emma rápidamente, un poco mal escrito, y caminé despacio esperando no despertar a la dueña que vivía en el primer piso, pero noté algo…

Cuando caminaba despacio tratando de que no se notara mi presencia, se escuchaba más, como el ruido que apareció últimamente. Llegué al tercer piso, mí piso, entre girando la llave repetidas veces, abrí la puerta y al dar el paso para entrar, pateé algo. Me agaché a recogerlo, un flash blanco con verde, tenía escrito algo “Moshka”.

¿Qué mierda? Pensé, cerré la puerta, dejé el flash en el escritorio y me quité el maquillaje y lentes de contacto para dormir.

Esa noche dormí muy bien, tal vez fue el mareo por los tragos pero la madera no me despertó en la noche.




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