Han pasado varios años y los egipcios y los hebreos no se hablan, excepto por una cosa, hay dos personas, dos jóvenes que están rompiendo las normas
Un joven egipcio, el hijo de Moisés, conoció a una hermosa joven hebrea, a él no le importaba pero sabía que su padre, jamás estaría de acuerdo, Moisés nunca aprobaría que se enamorara de una hebrea
El primogénito de los dos hermanos, estaba totalmente enamorado de Raquel hija de uno de los conocidos amigos de Aaron pero eso nadie lo sabía, aunque el arriesgado príncipe si conocía la descendencia de su amada
Pero...... ¿Que podía hacer cuando hay amor entre dos almas que están destinadas entre si? O bueno, no diría que destinadas exactamente, pero eso se dirá con el tiempo
A fin de cuentas en todo esto el tiempo siempre ha decidido el destino de cada uno
El príncipe Darius estaba feliz, tenía a Raquel y siendo franco era lo único que le importaba, nadie de su familia sabía, excepto su hermana que siempre lo había apoyado en todo
- Amor, tengo miedo
- Miedo de que?
- Darius, somos de mundos diferentes, no lo sé, ¿Y si se dan cuenta? ¿Y si nos alejan? - El le dió un beso
- Eso no pasará, mi padre lo entenderá
- Y el mío?
- No te preocupes princesa
- No soy una princesa - El sonríe
- No necesitas un título real para ser mi princesa - Ella lo abraza
- Te amo Darius, con todo mi corazón
- También yo a ti - Su hermana como buena cómplice estaba vigilando
- Si si muy bonito ustedes dos, pero Raquel debes irte, ahí viene mi padre - Ambos se dieron un beso y ella salió corriendo
- Hola mis príncipes ¿Que hacían?
- Papá!
- Que hice ahora princesa? De que se me acusa? - Preguntó en tono burlón
- De interrumpir una conversación muy importante de los príncipes - El río
- Lo siento, es hora de irnos “sus altezas reales”
- Eso somos ¿O no Darius?
- Por supuesto - Dijo el joven que veía todo con diversión, su hermana siempre le salvaba la vida de formas únicas y graciosas
Al llegar a casa, Darius estaba en otro mundo, definitivamente no se concentraba en lo que hacía ni lo que decía
- Hijo ¿Me estás escuchando?
- Emmm ¿Que me dijiste papá?
- Que pasa contigo hoy?
- Nada por?
- Te pregunté cómo te había ido en el entrenamiento de hoy campeón
- En.... Entrenamiento? - Preguntó súper confundido, y ahí estaba su hermana de nuevo para salvarlo
- Si si papá, mi hermano está muy cansado por el entrenamiento, no te preocupes, le fue muy bien, eso me contó
- Ah sí, súper papá
- Que bien cariño
- Bueno permiso me voy a mi cuarto - Se levantó de la mesa e hizo una pequeña reverencia a su padre (Aunque no sea el faraón es parte de la familia real)
Moisés lo dejó estar por ahora, así que sin más continuo comiendo
Mientras tanto Darius no podía dejar de pensar en aquella chica de cabello castaño y ojos como la miel, lo traía cautivado, por los dioses que ese niño era capaz de romper las reglas solo por estar con ella
La amaba pero su tío y aún más su padre jamás lo entendería, eso sería traición a su reino y dioses en relación a la monarquía Egipcia
En cuanto a dichos principios tenían por hecho que un hebreo y un egipcio jamás debían estar juntos
Pero Darius y Raquel romperían estás reglas, ambos demostrarían a sus familias y pueblos que podrían estar juntos sin refutar las creencias del otro
Darius era fiel a sus dioses así como Raquel a su Dios, pero pueden estar juntos asimilando la realidad y entendiendo sus diferencias
Eso era justo lo que pasaba, hasta que un día, Moisés lo descubrió
Estaba dando un paseo con su amada Nefertiti y terminó descubriendo a su hijo dando un abrazo a una hebrea
- Que significa esto Darius, hijo de Ra?
- Pa.... Papá..... Yo.....
- Mucho gusto señor, yo soy...
- Una hebrea, eso eres - Interrumpe su madre
- Mamá por favor....
- No Darius, silencio!
- ¿Podemos hablar en privado por favor?
- Cariño nuestro hijo tiene razón, vamos a la cabaña
- Bien, gracias por dañar la tarde que tenía con tu padre, Darius - El chico se sintió mal pero su padre lo confortó
- Tranquilo campeón, tu madre solo está molesta, vamos chicos - Al entrar a la cabaña Moisés se sienta y todos lo hacen después de él - Bien, quiero escucharlo de ti hijo ¿Que está sucediendo?
- Mira papá.... Todos sabemos que los hebreos y los egipcios han sido enemigos desde hace décadas, pero....
- Por eso no deberías estar haciendo esto! - Interrumpió su madre
- Cariño déjalo hablar, continúa hijo
- Como decía, ¿No crees que eso debería cambiar?
- Hijo.... Yo estoy consciente de que el amor puede cambiar muchos pensamientos, a mí me pasó, el amor que le tengo a tu tío es infinito y el lo sabe, hemos pasado por muchas cosas y yo renuncié a ser hebreo por amor a esto, por amor a tu tío y a nuestros dioses - Raquel se estremeció, el era Moisés, el que sería el libertador de su pueblo y el que los guiaría a la tierra prometida, su padre le contaba todo el tiempo estas historias y como pequeñas decisiones habían cambiado el rumbo de las cosas para su pueblo y ahora se daba cuenta que también para Moisés, ella nunca juzgó la decisión de Moisés y ahora que lo escucha de la boca de el mismo entiende el por qué, cree que si hubiera sido ella también haría lo mismo - Y si, tal vez tengas razón en que unirnos respetando nuestras creencias y decisiones podemos vivir en armonía
- Gracias por entenderlo papá
- Que??
- Nefertiti esto es importante para nuestro hijo, y el tiene razón nuestros mundos siempre han estado en guerra ¿No crees que ya es tiempo de un poco de paz?
- Tienes razón cariño ¿Que dirá Ramsés sobre esto?
- Yo hablaré con el
- Padre.... Yo....
- No hijo, esto siempre ha sido entre tú tío y yo
Moisés suspiró, llegó el día en que tendría la conversación que temió por tantos años