¡BANG!
El mismo sonido como el estruendo de un disparo, o igual que la dentonación de una bomba al explotar; y en un instante, como si alguien hubiese chasqueado los dedos, el universo se creó.
Los planetas, las estrellas, las constelaciones, las galaxias. A cada una se le asignó un guradián, y entre tantos guardianes existentes, destacaron dos que eran hermanos. La Guardiana del Espacio y El Guardián del Tiempo.
La Guardiana del Espacio tenía el poder de viajar entre dimensiones, teletransportarse de un lugar a otro. Tenía el poder de crear cosas.
Mientras tanto, El Guardián del Tiempo poseía el poder de viajar en el tiempo, de manipularlo a su antojo, podía ver eventos que ocurririan en el futuro, y así mismo ver los hechos que acontecedieron en el pasado; y su labor primordial era hacer que el tiempo trascurriera sin detenerse y asegurase que no ocurriera niguna anomalia o alteración en el tiempo. Tenía el poder de destruir cosas.
Ella era vida. Él era muerte.
Hace millones de años, cuando diversos animales —actualmente extintos— aún habitaban en la Tierra, hubo un gran conflicto entre los dos hermanos, haciendo que el resto de los guardianes retrocedieran. Pues La Guardiana del Espacio le reclamaba a su hermano el porqué siempre sus especies que ella misma creaba con tanto esmero, tenían que morir.
Él le explicaba una y otra vez, que todo cuerpo existente, todo aquello que poseyera vida, debía de tener un ciclo eventual: Nacer, crecer, reproducirse y fallecer.
Espacio era comienzo, Tiempo era final.
Y una abrupta batalla se dio inicio entre los dos hermanos. Durante esa batalla, La Guardiana del Espacio había creado unos tipos de especies, que variaban en su forma y apariencia, unos eran grandes, pequeños, abstractos y algunos con poderes mágicos, los cuales utilizó como refuerzos y juntos así pudieran derrotar al Guardián del Tiempo.
Tras un largo combate, Espacio supo reconocer que la resistencia, fuerza y poder de Tiempo eran superiores a las de ella, pues sabía bien que sin su hermano Tiempo, su poder sería nulo.
La Guardiana del Espacio tenía dos opciones. Dejar que sus creaciones y compañeros tuvieran una vida larga, feliz y sin arrepentimientos hasta el día de su muerte... o dejar de existir en ese mismo instante. El Guardián del Tiempo había ganado.
El Universo estaba de nuevo en paz, sin embargo, algunas de las creaciones que había hecho La Guardiana del Espacio —y habían sido sus compañeros de combate— sobrevivieron a la fraternal batalla, sin ningún lugar en donde residir, Espacio decidió instalarlos en el Planeta Tierra junto con demás de sus especies.
Al paso del tiempo, más vertebrados comenzaron a habitar y poblar por todo el mundo, y con el transurso de los años fueron evolucionandose y adaptandose, considerándose como ser humano.
Quienes serían los responsables de dar una explicación del universo, en un mundo donde existieran personas para contarlo y darlo a conocer. Un mundo donde existirían humanos y los descendientes de los compañeros de La Guardiana del Espacio, quienes en el futuro —como hubiera predicho El Guardián del Tiempo— serían conocidos como Monstruos.