Ferreira es un tranquilo pueblo. Se sitúa a más de 1250 metros de altitud, en la vertiente Norte de Sierra Nevada. Desde la prehistoria esta zona del Marquesado del Zenete, ha estado ocupada por el hombre. Cerca del pueblo se encuentra el yacimiento arqueológico de El Cardal, que tiene una edad de unos cinco mil años. Este asentamiento tuvo su origen en la explotación de las minas de hierro, de donde deriva el topónimo de la localidad.
Aunque el pueblo de Ferreira ya existía bajo el Imperio Romano, no es hasta la llegada de los árabes a Ferreira, cuando se creó tanto el ordenamiento urbano, como infraestructuras, entre las que destacan: los baños árabes, la mezquita y la Alcazaba.
Se trata de un edificio de grandes dimensiones, en el que se pueden ver las murallas atestiguando que en tiempos de los árabes fue una fortaleza. La fachada principal se comunica con la plaza. Posee un escudo heráldico encima de la puerta, aunque es posterior a su edificación. En el interior llama especialmente la atención la bóveda de un horno de cocer pan por estar situada al revés: primero se ve la bóveda que cocía el pan y, subiendo unas escaleras, se tiene acceso a la puerta del horno. En la alcazaba se conservan también los restos de una casa morisca .
La Alcazaba de Ferreira se encuentra en la parte superior del pueblo, encajonada entre varias casas. Aunque se le denomine, alcazaba, castillo, o castillejo de Ferreira, en realidad esta fortificación es una torre de alquería, eso sí, de grandes proporciones, y muy sólida.
Esta fortaleza fue edificada antes del siglo XII, pues el geógrafo al-Idrisi, nombra en esa época que en el Iqlim Buràira hay una fortificación en la ruta que hay entre Almería y Granada.
Se trata de una gran torre de planta cuadrangular, de unos 12 metros de lado. Está tan embutida entre las casas, que los únicos flancos visibles, desde el exterior, son el Sur y el Oeste. Debió tener por lo menos dos plantas y una terraza superior.
Su base tiene un talud de mampostería de 4 metros de altura, que posiblemente se añadió como refuerzo al creciente uso de la artillería. El resto, hasta los 8,50 metros, es obra de tapial calicastrado, de 1,25 metros de grosor.
El acceso a la fortaleza se realiza, actualmente, a través de un vano en forma de arco de herradura ligeramente apuntado, de fábrica de ladrillo, con un ancho de 1,20 m, abierto en la cara Sureste.
Su interior, está estructurado en dos plantas articuladas en torno a un patio cuadrangular, sin techar, que ocupa todo el cuadrante Sur de la torre. Esta distribución en torno a un patio interior con estancias en forma de “L”, nos hace recordar al Fuerte de Lanteira.
En la planta baja existe un pequeño aljibe para uso exclusivo de la guarnición y un gran silo de almacenaje, excavado en la roca, de 2,50 metros de profundidad.
El aljibe está enteramente excavado en la roca. Cuenta con una superficie de 1,60 metros de ancho por 2,40 metros de longitud, siendo su profundidad de poco más de 1 metro. De la bóveda que lo cubría no se ha conservado nada.
En el ala Norte hay tres habitaciones: dos rectangulares a los lados y una cuadrada en el centro, cubiertas por forjados de rollizos y tablazón de madera. Todas las divisiones interiores de la torre son de mortero de tapial, apareciendo también reposiciones de mortero con mampostería. Este cambio de técnica constructiva parece guardar relación directa con el avance de la artillería cristiana.
La segunda planta cuenta con elementos defensivos: cuatro saeteras, una por cada lado.
En el exterior de la torre, y a unos tres metros de distancia se encuentra un aljibe construido con muros de hormigón de cal de 70 centímetros de grosor. Su planta es ligeramente trapezoidal, mide 9 metros de largo por 2,15 metros de ancho y cuenta con 3 metros de altura. Se cubre con una bóveda de cañón, realizada de mampostería de lajas. El brocal del aljibe se sitúa en el lado Sur. Este aljibe servía para el abastecimiento de la población de Ferreira durante la ocupación musulmana.
Tras la conquista castellana, tanto la torre como el aljibe exterior fueron integrados, en el siglo XVI, en un inmueble de estilo morisco y carácter nobiliario, conocido como “Casa Grande” o “Palacio”.
La torre, fue utilizada como dependencias para el ganado y también como granero, mientras que el aljibe tuvo la función de bodega.
Como la mayoría de grandes fortificaciones construidas durante la dominación musulmana, esta torre de Ferreira tuvo que tener un recinto amurallado o albacar del cual no ha quedado nada. Es de suponer que esta estructura haya sido integrada dentro de las casas que podemos ver alrededor de la Alcazaba de Ferreira.
Tanto la “Casa Grande” como la Torre fueron restauradas, a principios del siglo XXI, instalando en su interior el Centro de Interpretación de la Arquitectura Árabe. Aunque este centro inaugurado en 2007, y convertido en uno de los principales atractivos turísticos de la zona, estuvo abierto de martes a domingo, actualmente si deseas visitarlo tienes que pedir cita previa, en el Ayuntamiento de Ferreira.