El ruido de una podadora de césped nos había despertado, se escuchaba como si estuvieran cortando el pasto en nuestro oído; menos mal que lo habíamos escuchado porque nos habíamos quedado dormidas. Gwen nos estaba gritando que era tarde. Entrabamos a las 7:30 y eran las 7:15. Ningún alarma había sonado.
Nos peinamos, cambiamos y corrimos a la velocidad de la luz. Sabíamos que no importara que tan rápido corriéramos íbamos a llegar tarde de todos modos, todavía nos faltaba ponernos el uniforme, que no teníamos. Nuestras mamás dijeron que lo iban a dejar en la recepción para que luego lo retiráramos.
-¿Por qué usamos corbata?- Brenda estaba tratando de atarse el nudo mientras Gwen conducía el auto de ella hasta la escuela.
Brenda corrió a clases mientras Gwen y yo corríamos a los vestuarios a cambiarnos para que no nos retaran. La regla es simple: solo el primer día podíamos usar el uniforme de animadoras, el resto de la cursada el uniforme escolar. Si nos veían con el uniforme de animadoras no podían sancionar.
Habíamos perdido la primera hora de clases y Brenda tenía un retraso. No era nada que acabara con nuestro nivel académico, pero no podíamos tener muchos o estaríamos en problemas.
-¿Qué pasó con las niñas aplicadas que no llegaron?- dijo Austin en tono burlón.
-Se quedaron a dormir en casa y las alarmas no sonaron- dijo Brenda
-Ninguna. Tres alarmas y ninguna sonó- agrego Gwen
-¿Tres? ¿Amiga cuantas alarmas tienes? Yo mínimo necesito 4 para despertarme- dijo Austin
-El punto, ninguna sonó. Y nos despertó una cortadora de césped-dije
Ninguna alarma había sonado. Los celulares tenían el cien por ciento de batería y estaban prendidos. Revise mi teléfono para ver qué había pasado, mis alarmas estaban desactivadas y mi teléfono estaba en silencio. Jamás estaba en silencio; siempre está en vibrador y las alarmas activadas.
El día fue relativamente corto, la primera semana seria así. Solo presentación de profesores, de alumnos y el cronograma. Estábamos por ir a la cafetería cuando empezó a vibrar mi teléfono.
-Recuérdame a qué hora salís de clases así paso a buscarte- era un mensaje de Derek. Me olvide que iba a salir con él.
-Pasa por mi casa. Tengo que ir por tu campera y cambiarme- anoche le dije que saldríamos y no tengo su campera.
-Hagamos esto. Paso por vos a la salida de la escuela y de ahí vamos a tu casa. No me molesta que estés con el uniforme de la escuela- respondió
-Perfecto. Salgo a las dos de la tarde. Espérame en la entrada principal-
Eran las dos de la tarde y Derek no aprecia. Estaba en la puerta de la escuela esperándolo. Stefano y las chicas se quedaron conmigo para hacerme compañía. Pasaron los minutos y no había rastro de él. Eran las dos y media, le dije que pase por mi casa directamente.
Llegue y no había nadie en casa. Solo una nota de mamá diciendo que había comida en el horno.
Subí a cambiarme y a buscar la camper de Derek, cuando veo que la puerta del cuarto de mis padres estaba abierta. Me fijé a ver si estaban por casualidad y solo veo el cuarto desordenado, no le doy importancia. Mi teléfono suena y me saca de mis pensamientos.
-¿Audry? Perdón, tuve un inconveniente y en diez minutos llego. Perdón, prometo recompensártelo- Dijo.
-No sé, me molesta la impuntualidad de la gente. Asique vamos a ver con que me recompensas- dije tratando de fingir que estaba molesta.
-Moveré cielo y tierra para hacerlo. En un rato llego- dijo y luego colgó.
Agarre lo primero que vi. Un pantalón negro, remera blanca, una camisa a cuadros rojo y negro, zapatillas negras y una mochilita donde poner todo. Me guarde un abrigo por si hacía más frio a la noche. Ya le había avisado a mamá que saldría con alguien.
Espere en la sala y cuando me estoy por sentar en el sillón noto que haba algo en el lava platos. Era un plato roto junto a varias copas de vidrio. Parecía que habían estallado. Cuando voy a revisar la basura escucho a alguien llamar a la puerta.
-Perdón por la demora- Derek tenía una flor en la mano, era una rosa. Había puesto una cara de perrito para que lo perdonara.
-Ay Derek, no era necesario- Agarre la rosa y no pude evitar sonreír.
-Fue lo único que se me ocurrió de camino a aquí- Dijo sonrojándose- Pero te prometo que algo más se me ocurrirá. ¿Vamos?- Puso su brazo para que entrelazara el mío
-Vamos. No sé a dónde, pero vamos- Dije agarrando su brazo y yendo hacia su moto.
Le di su campera, pero me dijo que me la pusiera, que así vestida me iba a congelar cuando arranque. Me la puse y otra vez esa sensación. Me quedaba enorme, obviamente. Mido 1,65 y él debe estar en el metro ochenta, sino es que más. Además de que él era musculoso, su espalda era enorme, parecía una pared, me encantaba.
-¿Quieres ir adelante o atrás?- Me pregunto mientras me daba un casco.
-¿Si voy adelante me dejas manejar?- Dije insinuando mientras me ponía el casco.
Editado: 07.08.2020