Morgan.

capítulo 10| Angustia sempiterna

—Jason, entra.

El castaño hace lo dicho al cabo de unos segundos en silencio, busco con la mirada a alguien más, pero no encuentro a nadie aparte de nosotros.

—Creo que no hay nadie más —habla en un susurro.

Frunzo el ceño sintiéndome algo paranoica con aquellas ideas metidas en mi cabeza.

Es entonces ahí cuando se escucha el sonido de unos tacones resonar contra el piso de arriba para luego así ese sonido ir chocando una y otra vez contra la madera de las escaleras.

Prendo las luces al instante y la figura de mi madre camina en nuestra dirección con el semblante sombrío y con la mirada fija en mi.

Mi corazón empieza a latir mientras siento como la tristeza se apodera de aquel, hace más de tres meses que no la veo, y ella siempre aparece así, sin una pizca de afectividad hacia mi.

Siempre encerrada en su oficina o saliendo, y dejándome sola, sin siquiera decirme un ¿cómo te fue el día?

Porque sí, esa es mi madre, aquella mujer de cabellos rubios cayendo en su rostro como una cascada, sus labios mas en una mueca que una sonrisa, aquellos ojos mieles tan distantes, y su postura al igual que su manera de caminar  que le dan una aire altanero.

En el momento que pasa por nuestro lado, miles de recuerdos se acumulan en mi cabeza, los ignoro, porque sé que ninguna vale la pena. Aquella mujer es como una desconocida para mí.

Keyla, o también conocida como "mi madre" abre la puerta de la casa sin siquiera decirnos palabra alguna, para luego hacer un ademán con la cabeza de que salgamos al exterior.

Frunzo el ceño, ¿como es posible hacer eso de su parte? ¿Acaso le hice algo? ¿Por qué ni me ha saludado?

Le hago un ademán al castaño para seguirla, pero apenas abandono la casa logro ver la mano de mi madre alzarse para luego dar un fuerte impacto contra mi mejilla.

Una de mis manos va directamente a la zona golpeada mientras que la observo con furia, ¿qué carajos le ocurre?, el castaño me mira atónito y mi madre me manda una mirada helada al momento que una lágrima cae de mi mejilla.

—¿Qué te he hecho? —pregunto con la voz cargada de rabia.

—¡¿Que le pasa?! —la voz de Jason se alza más de lo normal.

—¡¿Enserio me quieren decir lo que han hecho?! —exclama mi madre en pregunta, me observa sin expresión alguna para luego seguir el camino hasta el portón.

Siento los brazos de Jason alrededor de mi cintura desde atrás, me volteo, y le correspondo el abrazo aún sintiéndome ridícula por reaccionar así.

—Señora, con todo respeto, está loca si cree que puede hacer eso sin razón alguna.

Me separo de Jason al escucharlo decir eso, sin embargo, mi madre lo ignora mientras que vemos como el portón se eleva dejándonos ver un vehículo espacioso de color negro.

Mi padre baja acompañado de un señor de  su misma edad, y si mi vista no me falla, puedo notar que hay más personas dentro de aquel coche.

Me quedo perpleja de repente, ¿Que significa todo esto?

Mis padres siempre han sido discretos a la hora de llegar a casa, pero... ¿Quiénes son esas personas?

Con la mirada congelada en algún lugar, mi cabeza empieza a reproducir escenas de mi niñez y una de las últimas escenas son las de hace unos meses.

Alzo un poco la mirada de aquel punto fijo en el que me había perdido, para luego notar como aquel chico castaño avanza en dirección a ellos.

Frunzo el ceño, y repito su acción siguiéndole el paso.

—¿Qué está pasando, James? —la voz confundida del castaño de ojos oceánicos me toma desprevenida.

Noto que se ha dirigido al hombre que yace hablando con mi padre, si es que así se le puede llamar.

Aquel hombre con el nombre de James, deja de charlar con mi padre, para luego mirar a Jason, noto las similitudes que tienen ambos y no me demoro en deducir James es el padre del chico de ojos celestes.

—Jason, hijo, es mejor que te quedes en silencio, tengo que explicarte algo.

El castaño mira a aquel señor de cabello negro con una mueca que expresa algo de fastidio, y mi padre contesta una llamada y se aleja.

Tal vez no sea la única resentida aquí.

Mi madre entra al coche sin articular palabra, Jason se encuentra mirando a su padre de cierta forma, y yo trato de pasar desapercibida, a pesar de que aquella cachetada de mi madre aún siga ardiendo, pero no me arde mucho físicamente, más bien es algo así como si con ello hubiera abierto una herida emocional, que apenas trataba de curar desde hace un tiempo.

—Hola papá —mi padre parece caer en cuenta de mi presencia apenas digo eso, lo cuál, a pesar de no decirlo, me duele en lo más recóndito de mi ser.

Corta su llamada tras decir monosílabos.

—Morg, tenemos que hablar.

En eso un coche más aparece casi al final de la calle, pero aún visible, es ahí cuando Tyler sale de este al instante.

Mi padre frunce el ceño.

—¡Jason, Morgan, vengan rápido! —miramos rápidamente en su dirección.

Jason deja de discutir con su padre, lo que me parece raro ya qué en ningún momento me di cuenta que empezaron a hacerlo.

Mientras tanto capto como mi padre rápidamente abre la puerta de su coche, con la mirada fija en Tyler.

—Morgan, Jason entren —dice mi padre.

—¡Morgan, Jason, no le hagan caso, vengan! —exclama Estela que había sacado parte de su cuerpo del carro.

Mi vista enfoca a Jason de nuevo pero este ya hecho a correr hacia ellos, sin entender nada corro en la misma dirección mientras que escucho las pisadas de alguien detrás nuestro.

No entiendo ni un carajo, y apenas llego hasta ellos Tyler me empuja dentro del coche y Estela hace lo mismo con Jason.

Cierran la puerta de un golpe y noto a Shane empezando a maniobrar sobre el volante para luego salir de ahí al instante.

—¡¿Qué demonios está pasando?! —exclamo.

Tyler se voltea en mi dirección.

—Tienes que saber la verdad sobre los padres de los cinco —habla aquel.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.