Morir por amor o morir de amor

Capítulo 2

- ¿Cómo te fue? ¿Cuánto dinero juntaste? - Su madre miraba directamente al bolso de la joven.

- Me fue bien, esa persona desconocida volvió a dejar un sobre con una gran suma.

- Excelente, ¿Quién podrá ser? Que Dios lo bendiga por su bondad.

- Claro - Katerina se acerca a la cocina por un vaso de agua.

- Dios Santo, esta vez fue mucho más que otras veces - La señora Melanie no dejaba de mirar el interior del sobre con los ojos de depredador.

- Creo que es una manera de disculpa - dijo la muchacha.

- ¿Por qué lo dices?

- Hoy pusieron el sobre en el sombrero mucho más temprano que lo usual, así que creo que es una manera de pedir disculpas por marcharse antes - ella levantó sus hombros en un gesto relajado.

- Tonterías, esto es porque esa persona sabe que eres buena, me gustaría saber quien es. ¿Tu no tienes idea de quién puede ser?

- Ya le he dicho que no.

Realmente Katerina no sabía quien era, pero si tenía una persona en la mente, quien podría ser el dueño de los sobres; aquel Lord joven quien siempre estaba ahí para verla incluso llegando antes que ella.

- Mamá - ella se quedó en silencio.

Tenía miedo de darle esta noticia, podría ser un arma de doble filo, pero también estaba muy feliz de ser tomada en cuenta.

- Habla.

- ¿Conoces al director del teatro? Don Dufek - Eso llamó la atención de su madre.

- Claro que lo conozco, ¿quién crees que soy yo?

- Bueno, él me entregó esta tarjeta - le entregó el pequeño papel a su madre - Dijo que le gustaría verme mañana en el teatro.

- ¿No estás bromeando conmigo, verdad? - ella negó.

- No podría. Me dijo que había oído de mí y según él, lo que pudo escuchar le pareció majestuoso.

- ¡Por fin! después de tanto esfuerzo, ¡Vicenc! mira lo que logramos.

- ¿Logramos? - dijo bajo.

La joven estaba asombrada, sus padres celebraban su propio éxito, no el de su hija; ella era quien estuvo ensayando día tras días, pero en este momento su esfuerzo había pasado a segundo plano, estaban contentos porque sacaran una gran ganancia de todo ello.

Desde que Katerina pudo tocar más de una melodía estuvo tocando en la plaza; al principio sólo eran unas pocas personas, pero poco a poco las personas fueron prestando atención a su habilidad.

- Madre, ¿En serio debo ir? - la niña hizo un tierno puchero, mientras su madre guardaba todo en su bolso.

- Claro que sí y más te vale traer mucho dinero. Ya, todo listo, ahora ve.

- Madre, acompañeme por favor, no quiero ir sola.

- ¿Tu esperas que esté todo el día en la plaza? Tengo cosas más importantes que hacer. Ahora ve, coloca una hermosa sonrisa y gana mucho dinero.

La niña caminó varias cuadras cargando todo hasta llegar a la plaza, cuando llegó se sintió muy abrumada, pero trás recordar el trato con sus padres se armó de valor, se instaló y comenzó a tocar una canción que había estado practicando.

Cuando comenzó a tocar todos en la plaza se voltearon a verla y por unos segundos la miraron en silencio, pero pronto todos volvieron a sus quehaceres, sólo unos pocos se acercaron a ver a la niña.

- ¿No es la hija de los Macek? ¿Qué hace aquí sola? - comentó una señora

- Obviamente la enviaron para lucrar con su hija, no me esperaba menos de esos avaros - le respondió su amiga - pobre niña.

Cuando la niña terminó de tocar los pocos que se quedaron a oírla le aplaudieron y también dejaron dinero por el bien de la pequeña instrumentista.

- Lo mejor será dejar dinero, no vaya ser que la golpeen.

- No, probablemente la dejen sin comer.

- Quién sabe qué harían esos bárbaros - comentó un señor.

A pesar de haber recogido mucho dinero, la linda niña sabía que aún no podía volver a casa.

- ¡Katerina! despierta muchacha insolente, te estoy hablando - la joven se había quedado pensando en el pasado más de la cuenta - toma y ve a comprarte un vestido bonito antes de que terminen de cerrar las tiendas.

- Está bien madre.

La mujer corrió rápido por la calles ahora cargando sólo un pequeño bolso. Le resultaba realmente incómodo correr con tacones, pero no podía quedarse sin un vestido nuevo para la ocasión. Era muy mal visto repetir vestidos en este tipo de ocasiones y más cuando es para un evento tan importante.
Esto sería un salto muy grande para su carrera; si lograba firmar un contrato, podría presentarse diario en el teatro para un montón de personas con dinero, toda esa cantidad podría satisfacer a sus padres.

«El podría ver mejor»

Katerina se sorprendió con ese pensamiento, ya que nunca había sucedido antes, nunca había pensado en él fuera del trabajo, ya que mientras tocaba siempre se preguntaba porque siempre estaba él ahí viéndola. Seguro tendría cosas más importantes. La joven se preguntaba si realmente era él quien dejaba ese sobre con mucho dinero.

Milagrosamente encontró una tienda abierta en la calle principal.

-Buenos días señora, ¿Puedo pasar? - dijo ella con la voz entrecortada, estaba cansada de tanto correr.

-Estábamos justo en la hora señorita Katerina.

-¿Me conoce? - la miraba asombrada.

-Todos en esta ciudad, es famosa por si no lo sabías.

Tras su sonrojo, la señora le explicó la situación.

-No lo sabía, pensé que algunas personas simplemente... Ah, verdad, señora necesito un vestido urgente para mañana, tengo un compromiso muy importante y no tengo nada que ponerme.

-Vaya, no me sorprende que tus padres no te tengan un vestido para ocasiones especiales - la señora negaba con la cabeza.

Todos en Praga conocían a los padres de Katerina, eran conocidos por su personalidad sucia, en más de una oportunidad se le ha visto hacer trampa y jugarretas para obtener más oportunidades, estatus o dinero.

-Ven muchacha, hay un vestido perfecto para ti.




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