Narra Mir:
Me quede parado en la puerta de casa observando a mi padre y a mi madre marcharse en la camioneta, se que mi padre trataba de sonreír todo el tiempo pero en el fondo sabía que estaba muy enfermo, mis padres no querían decirme nada para no preocuparme pero algo me decía que está sería la última vez que vería la sonrisa de mi padre.
Ira: Otra vez estás llorando, Mir — rápidamente limpie mis lagrimas — Ya termine mis tareas el día de hoy, que te parece si vamos a jugar un rato.
Mir: Lo siento, Ira — solo me di vuelta para cerrar la puerta — Subiré a mi habitación.
Ira: No pienso dejarte solo — sentí como me tomo del brazo — Subirás a llorar a tu habitación como si fuera una niñita.
Mir: ¡Ira suéltame! — lo empujé haciendo que cayera al suelo — Lo siento, yo no quería lo..
Ira: ¡Ya comenzaste una pelea! — se levantó rápidamente del suelo — Ahora la vas a terminar, Mir.
Mir: Lo siento no quiero jugar en este momento — subí las escaleras con dirección a mi habitación.
Ira: ¡Mir! ¡Mir! — pude escuchar los gritos de Ira llamándome.
Trataba de concentrarme en terminar mi tarea pero todos mis esfuerzos eran en vano, la puerta se abrió de golpe dejando ver a Ira con una bandeja con leche y algunas galletas.
Ira: Mira lo que traje para ti — lo dejo en mi escritorio sobre mis libros — Ahora si podemos salir a jugar.
Mir: Todavía no he terminado mi tarea — tomo una galleta para arrojarse en mi cama.
Ira: Mir — se llevó aquella galleta a la boca — Solo faltan unas semanas para que termine la escuela — solo buscaba la manera de no pensar en mi padre — Ya deja de ser un niño tan aplicado, ahora puedo entender por qué te molestan en la escuela.
Mir: Papá está muy enfermo — él solo se me quedo viendo — Sé que no quieren decirme nada por qué todavía soy un niño.
Ira: Tienes razón, Mir solo eres un niño — se levantó de un salto de la cama — No te metas en asuntos de adultos.
Mir: De que estás hablando tú también eres un niño.
Ira: Corrección soy un casi adolescente.
Mir: Eres casi un tonto.
Ira: Tu padre estará bien, Mir — camino con las manos en sus bolsillos hasta la puerta — Que te parece si vamos a jugar.
Mir: Ya te dije que no quiero.
Ira: Está bien, acompáñame a mi habitación para terminar de hacer mi tarea — sonrió — No me gusta estar solo.
Mir: Pensé que habías terminado de hacer todas tus tareas.
Ira: En serio lo creíste — soltó burlesco — Claro que no las hice, es más no recuerdo como hacerlas.
Mir: ¡Ira! por eso el señor Lennin siempre te regaña.
Ira: Que me regañe por un maldito teléfono no cuenta como regaño.
Al terminar con nuestras tareas Ira termino convenciéndome que fuéramos a jugar a fuera en el jardín, Ira había pateado el balón tan fuerte que lo envió sin querer cerca donde se encontraba la capilla de la familia Luttenberger, donde se encuentran los restos la madre de Ira.
Ira: Vamos Mir — me quede observando la puerta de la capilla — ¿Qué tanto miras?
Mir: ¿Por qué nunca vas a visitar a tu madre?
Ira: Porque siempre me encuentro ocupado — me quito el balón para salir corriendo — Vamos Mir.
Al llegar el otro día la señora tyenfs se encargó de enviarnos a la escuela, no había visto a mis padres en todo el día de ayer, si no hubiera sido porque Ira durmió conmigo no hubiera podido dormir en toda la noche. Cuando llegamos a la escuela Ira me acompaño hasta mi salón para después caminar hacia el suyo, durante la hora de Matemáticas no podía quitarme de la cabeza la sonrisa de mi padre al mismo tiempo que una tristeza crecía en mi pecho.
David: ¡Oh miren todos, Mir está llorando! — rápidamente limpié mis lagrimas — Pareces una niñita.
Todos mis demás compañeros comenzaron a reír, mientras nuestra maestra regañaba a David, aunque lo hiciera el siempre buscaba la manera de seguir molestándome. Al llegar el receso solo me quede en mi salón mientras todos mis compañeros salían despavoridos para jugar, en esa medio hora libre que tenían antes de continuar con las demás clases.
David: No piensas salir — giré encontrando a aquel niño que me molestaba casi siempre, junto con sus amigos — Oh te quedaras en el salón a llorar.
Mir: Ya deja de molestarme — me levante de mi silla para abandonar el salón antes que siguieran molestándome.
David: ¿A dónde vas, Vitale? — tomo mi cabello estirándolo — Te crees mucho porque la maestra te defendió, porque no te defiendes tu solo.
Mir: Ya deja de molestarme, David — comencé a llorar, como podía defender cuando mi agresor era el doble de grande que yo.
David: Miran como llora — los demás niños comenzaron a reírse de mi — Creo que tendrías que cambiarte a la sección de niñas.
Ira: Te haré llorar como una si no sueltas en este momento a mi hermano — mi hermano camino hasta donde nos encontrábamos con las manos en los bolsillos — Suéltalo en este momento.
David: Vaya otro enano... — en aquel momento Ira le dio una patada en sus partes, arrojándolo al suelo.
Ira: Te dije que lo soltaras pedazo de animal — se acercó para regalarme una sonrisa — Vam…
Solo pude ver como uno de los amigos de David lo empujaron tirándolo al suelo, Ira se levantó de un salto para correr contra el arrojándolo contra unos escritorios, tirando todos los libros al suelo.
Ira: Ay eso si me dolió — se tomó la espalda baja.
David: Esto no quedará así — corrió hacia la puerta — Le diré lo que me hiciste a mi hermano.
Ira: No muy valiente — camino hasta donde me encontraba para limpiar mis lagrimas — Ya deja de llorar, vamos te compraré esas papas que tanto te gustan.
Me abrazo por los hombros mientras caminábamos por el pasillo hacia la cafetería de la escuela, nos detuvimos cuando de la nada, al comienzo del pasillo apareció David con un chico mucho grande que Ira.
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Editado: 31.03.2021