Ahora que lo pienso ¿saben que ya nada es como lo recuerdo? de pequeño siempre hubo algo fundamental, que me sostenía y me decía por donde caminar, muchas veces no nos damos cuenta por que creemos que es un derecho y solamente lo reclamamos, pero nunca fue así.
Cuando estudié música, a mi primera clase me llevo mi madre, reunido con niños cantábamos en coro, años después, me seguía llevando mi madre, pero esta vez con un bastón, luego con muletas, hasta que la situación económica, pese a las quimioterapias no permitió seguir estudiando allí, comencé entonces a entrenar en una escuela de futbol, a mi primer clase me llevo mi madre, a todos los partidos, fue, en caminadora, fue, en silla de ruedas, fue, hasta que ya no pudo salir de la casa por que ya ni salir de su cama podía.
Aun así, todos los días yo salía a jugar en frente de mi casa, los mejores años de mi infancia, los mejores amigos que hice, y cuando más solo me sentí, ya no estaba ella viéndome jugar, o eso creía yo...
Luego de ya pasados 5 años de que ella hubiera partido, me encontre un dia con la persona que cuido de ella cuando enfermó, una empleada que contrató mi papa por que ya las demandas que tenía mi mamá recurrieron de una persona todo el tiempo, me pregunto como estaba y así hasta tocar el tema de cómo me sentía por mi mamá.
–ya pasaron 5 años, obviamente la extraño, pero no hay de otra ¿no? seguir adelante –raro en mi seria demostrar que algo me duele.
–¿pero todavía sigues jugando, cierto? –esa sonrisa como de nostalgia que tenía en su cara, al menos ella tenia mas recuerdos con ella que yo
–si, ya no como antes, pero si.
–¡ay! –lo dice mientras suspira
Yo hago mi gesto de todos los días, aprieto los labios y respiro profundamente y ella sigue hablando.
–como olvidar todas esas tardes, usted mantenía al frente jugando y su mamá me hacía bajarla de la cama, llenar de almohadas la silla de ruedas, agarraba una cobija y sentada en la ventana, se quedaba ahí, viéndolo jugar, todos los días, todas las horas que usted jugará, jamás se aburría, cantaba los goles, las faltas–soltó una carcajada, además que me hizo recordar las épocas doradas de mi mamá, ella era periodista deportiva, siempre que se trataba de partidos, no había quien supiera más que ella
–¿Enserio?–yo nunca la vi
Ella seguía hablando pero yo no podía concentrarme, no pude evitar pensar en todas esas veces, todos esos partidos improvisados en la cancha, toda esa soledad que sentía al salir solo a jugar, y en todas esas veces que ni voltee pensando en que nadie me estaba mirando y me equivoqué.
La culpa me invadía ¿por que no vi que ella estaba ahí?,¿por que no volteaba?, llene mi cabeza de dudas y miedos, muchos más de los que ya tenía y el único alivio fue darme cuenta de que ese fue mi primer amor, aunque para muchas personas es obvio, no son conscientes, no son agradecidos y como dice la frase "no valoramos algo hasta que se pierde" pues pase tanto tiempo pensando en cómo aceptar la pérdida, que no supe valorar su presencia.
Ahora ya ni con capacidad de amar me siento, dime madre ¿fallé como hijo, como humano, como ser querido? ¡dime! ¡dime! ¡dime! ¡dime! ¡dime!
¿Fracasé?