Sueños van, sueños vienen, mi vida es un eterno sueño.
Claro, porque si no imagino cosas, me tengo que afrontar a la realidad, y ¿quién quiere eso, no? Por eso hay tanto drogadicto en este mundo.
Como mi padre, que lo único que hacía cuando venía a casa era violarme. No se cansaba, y no le perturbaba en lo más mínimo que fuera su hija y tuviera siete años. Tal vez él también estaba soñando mientras lo hacía.
Tal vez yo también soñaba cuando mi madre lo encontró una de esas noches, y lo mató.
"¡Putas!" gritaba mi padre, mientras se desangraba "¡Siempre van a serlo!".
Mi hermano pequeño nunca lo supo, y piensa que murió de cáncer.
Ya quisiera yo.