Muerte en Versalles

Capitulo 4

No recordaba alguno de sus hermanos mayores: su segunda hermana mayor Ana, había decidido ir por el camino de la eclesiástica, ingreso al convento y se convirtió en abadesa. Su tercera hermana no había sobrevivido mucho tiempo, había fallecido con solo un año de edad por la viruela. Su cuarto hermano, el legitimo heredero de los Habsburgo, José, era todo un genio en su máxima expresión, el más grande orgullo de su madre, al ser su heredero estaba tan ocupado como su madre, pocas veces lo había visto en su vida, solo sabía que debía de ser como él. Su quinta hermana, Cristina, se había casado y ahora vivía en Hungría, no escribía mucho y parecía no tener intenciones de comunicarse con su familia. Su sexta hermana, Isabel, decidió seguir los mismos pasos que su hermana Ana, se convirtió en abadesa y ambas viven en un convento. Su séptimo hermano Carlos José, murió hace nueve años por la viruela, parecía que solamente de eso se moría su familia.

 Su octava hermana Amalia, era la más hermosa de todas sus hermanas, ella tuvo una historia de amor trágica, fue obligada a casarse con el duque de Parma, odia a su madre, por lo tanto, no desea tener ningún tipo de comunicación con su familia. Su noveno hermano Leopoldo, era el gran duque de Toscana, se caso con la infanta de España, quien esta felizmente casado con sus cuatro hijos, siendo su pequeña Ana, la más reciente. Su decima hermana había fallecido, el mismo año que nació.

Después de su nacimiento, los hermanos que nacimos en esos tiempo nos llevábamos uno o dos años de diferencia. Su onceava hermana Juana, era la más bondadosa y amable de todos, no debía de asumir el papel de madre, pero debido a que parecía que no tenían una, ella cargo con ese rol. Era la más protectora de todos, nació en 1950, seguida solo un año después de ella, su décima hermana, Josefa, la más triste y melancólica de sus hermanos, no deseaba casarse, se oponía fuertemente. Recordaba lo unidas que eran ellas dos, no recordaba un solo recuerdo donde no estuvieran juntas, eran las mejores amigas y ellas se habían encargado de amar y cuidar al resto de sus hermanos.

Un año después del nacimiento de Josefa, en 1752, nació su treceava hermana mayor, Carolina, sería quien al final estaba destinada a casarse con Fernando de Sicilia, para salvar la unión austro-española, debido a que su prometido había sido el anterior prometido de Josefa, y anteriormente había sido comprometido con Juana, pero debido a que las dos habían fallecido, la única opción que quedaba era Carolina. Su catorceavo hermano era Fernando, quien había nacido un año después de esta. Era quien se encontraba apoyando a su hermano José y su madre, pero pronto sería prometido con María Beatriz del Este y también terminaría por marcharse de Viena.

María Antonieta, ella había sido la quinceava de sus hermanos, la prometida a Francia había nacido un año después de su hermano y dos años después de su nacimiento nació el ultimo de los Habsburgo, Maximiliano, el más pequeño y dulce de su familia. Ella era la adoración del pequeño Max, gracias a él, se había sentido menos sola, quien ansiaba unirse al ejercito para luchar por su familia. Todos ellos se habían criado juntos, se habían amado y preocupado uno por el otro, juntos sentían menos soledad. Pero cuando falleció Juana y Josefa, su muerte hizo que separarán, pero aun así seguían preocupándose uno por el otro, y ahora no podía creer que la persona que estaba viendo era él...

Había una gran carpa en medio del bosque ese sería el lugar donde sería recibida por la condesa de Noailles, el suelo estaba hecho de hojas secas de los arboles que se habían secado, había carruajes que habían sido abandonados por sus antiguos dueños que ahora yacían convertidos en criaturas sanguinarias. Algunos de esos carruajes le habían pertenecido a la misma nobleza francesa, así como a varios militares, no había rastro de sus caballos, probablemente algunos habían huido con ellos o pudieron haber huido los mismos caballos al ver tal escena de caos o si tuvieron mala suerte terminaron siendo la cena de sus dueños. El olor era espantoso; era una mezcla de putrefacción, sangre y mierda, era asqueroso, tuvo que retener las ganas de querer vomitar. Se había escondido detrás de un árbol mientras cerraba sus ojos y sostenía con fuerza el arma esperando a que Adrien viniera por ella y se fueran lejos de esas cosas.

Una duda la invadió en su interior, ¿la condesa de Noailles también había fallecido? ¿o se había logrado escapar? Se obligo a abrir los ojos armándose de valentía buscando entre todas esas somnolientas criaturas donde estuviera la condesa, había soldados con manchas por su uniforme desgarrado, damas nobles con sus vestidos desgarrados o llenos de sangre, caballos mutilados que fueron comidos vivos, era de donde provenía la pestilencia. Entonces la observó, merodeaba entre la carpa, podía distinguirla con el prominente collar de perlas que usaba, donde tenía un relicario con su retrato. Sentía lastima por ella, todos habían fallecido sin dejar algún sobreviviente, iba a darse la vuelta, cuando observo entre todos esos nobles, uno joven, debía de tener unos catorce años… su cabello platino resaltaba del resto. Antoinette sintió que su corazón comenzaba a romperse, no lo observaba bien a la distancia, debía de acercarse si quería confirmar sus sospechas.

Dejo el arma por el árbol ya que era pesada para ella y solo la alentaría, se movió de ahí hasta el carruaje abandonado mientras trataba no hacer ningún ruido que pudiera llamar su atención. Cuando se escondió detrás del carruaje sintió que su corazón se le saldría en cualquier momento, estaba nerviosa, respiro profundamente mientras intentaba volver agarrar valor. Justo cuando se levanto para asomarse sino había ocasionado algún ruido, contuvo el grito apretando con fuerzas sus labios sintiendo el sabor de su sangre en su boca. Había una criatura, una noble quien la estaba mirando fijamente a los ojos detrás de la ventana que aun quedaba intacta, pero estaba manchada de sangre, probablemente la suya. Antoinette cayo inmediatamente al suelo sintiendo que su corazón se le había parado por unos momentos. No estaba lista, quería ponerse a llorar, no quería hacerlo, quería regresarse, debía mejor esperar a Adrien para que la ayudará.



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En el texto hay: francia, zombie, romance

Editado: 21.06.2024

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