...por no haberlo matado, fui una estúpida. No sabía si estaba de día o de noche, todo pasaba bajo la oscuridad, cada día era eterno, quería escapar pero era imposible, en lo único que pienso es en que mi hija y Francisco se quedaron solos. Prometí que si logro desatarme iría a por Benito a acabar con él para que así termine con este infierno. Benito traía comida, la cuál estaba drogada para que así me volviera más vulnerable y abusara de mí.
—Voy a acabar contigo Benito— le alcancé a decir toda adormilada.
—Yo antes te mato a tí—susurra amenazante Benito.
Comenzaba a tocarme con sus sucias manos, yo no podía hacer nada. Una vez trajo a varios hombres, pagaron para violarme, uno a uno comenzaba a abusar de mí, yo sólo pedía a Dios que me sacara de esta.
—¡Estuvo bien buena eh!— escuché que hablaba el cerdo hombre.
—La mejor calidad, no olvide regresar— le responde Benito.
A lo poco que alcanzaba a ver es que se daban un abrazo de despedida.
—Contigo me volveré millonario— refiere acercándose a mí.
—¡Aprovecha que me tienes vulnerable¡, ¡Cuando salga de aquí me las vas a pagar por todas!— le dije con mucha impotencia.
Él solo se ríe de mí. Por otro lado Francisco empezó a buscarme, gritaba mi nombre, preguntaba a los demás si me habían visto pero todo era en vano, los días eran más y más eternos, denunció mi desaparición. Él abrazaba a Viridiana porque le recordaba, extraño muchísimo a mi hija. Así estuve 1 año, me perdí el cumpleaños número 4 de mi bebé, ya estaba harta de esta situación así que ya era tiempo de tener éxito en escapar. Comenzaba a rascar más fuerte las cadenas, a jalar hacía adelante para safarme de la cadena, comenzaba a hacer ruido, gritaba lo más que pude, abajo de la alcantarilla todo mundo me escucharía cerca de ahí. Ya no podía más porque nada resultaba.
—¡Cállate estúpida!— grita Benito.
—¡Déjame salir de aquí maldito!— le grito
—Esta noche tienes un cliente así que calmadita— dice Benito mientras se acerca a mí.
—¡Por qué no mejor te metes con él y a mí me dejas en paz!— le grito y escupo en la cara.
—¡SE UNA MALDITA NIÑA BUENA!— grita agarrándome del cuello.
—¡AYÚDENME!, ¡POR FAVOR NECESITO SALIR DE AQUÍ!— grito desesperadamente.
A lo lejos se escuchan unas sirenas de policías y ambulancias, Benito se puso alerta luego y estaba muy nervioso.
—¡MALDITA PERRA! ¡TE DIJE QUE TE CALLARAS!— grita Benito mientras me golpea con un palo.
Yo solo me quejo pero sigo gritando para que me ayuden.
Benito al darse cuenta que los policías estaban cerca decide huir, los policías al verme les suplico ayuda.
—¡Necesito ver a mi hija!, hace un año que no la veo.— le digo prácticamente llorando.
—Tranquila, te llevaremos a tu casa— habla el poli muy amable.
Con mucho cuidado me liberan y me llevan a un hospital a curarme. Les pido que llamen a Francisco para que vaya a verme, llega y cuando lo veo, por dentro siento un momento de paz y tranquilidad.
—¿Dónde estabas Rosaura?— pregunta muy preocupado.
—Benito me había secuestrado, estaba debajo de unas alcantarillas— le digo susurrando.
—¿Y ese maldito dónde está?— pregunta enojado.
—Escapó.
—¡Malnacido!— grita enojado.
Los días pasaban y me recuperaba, necesitaba estar con mi hija, me dieron de alta, Francisco me llevaba a casa, estaba muy ansiosa por ver a mi hija. Cuando llegamos a casa había un letrero en la puerta.
"Volviste a escapar de mí, pero la tercera es la vencida"
Decía, tenía un escalofrío por dentro que sentía que esto nunca iba a acabar, no sé en qué momento me dejé embaucar por él. Entramos a la casa y lo que hago es subir rápidamente al segundo piso a ver a mi hija, cuando la veo sentí una paz que no imaginas, la abracé y lloré sosteniéndola en mis brazos.
—Viridiana, mi amor, te extrañé— le decía tiernamente a mi pequeña hija, ya estaba grandecita, no la paraba de besar.
—¡Gracias Francisco!, te agradezco de corazón que hayas cuidado a mi hija en este tiempo que estuve secuestrada— le digo emocionada.
—No tienes porqué agradecerme, es nuestra hija y sabía perfectamente que tu desaparición no era intencionada— dice mientras me abraza.
Siento su calor, me hacía falta mucho un abrazo de él, estar con él, cada minuto a su lado era como estar en el cielo, un hombre muy bueno que no merece pasar por un infierno como lo es esto. Apartir de ahora solo miraría hacia el futuro, no dejaré que nadie se meta en...