Mundo sin Recursos: La Guerra de Recursos

Capítulo 1: En búsqueda de un nuevo planeta

—Bitácora de la misión en búsqueda de un nuevo planeta. Fecha: 6 de mayo del año 2727 según el calendario terrestre antiguo. Responsable de la misión: Aqua Elemen, una mujer miembro de la raza alienígena Elementalis —dice Aqua, una chica alienígena perteneciente a la raza alienígena Elementalis, una raza que posee un aspecto humanoide muy similar a la raza humana, con la diferencia de que sus ojos y cabello lucen de distinta forma según el elemento natural que cada miembro de esta raza represente, mientras graba la bitácora de su misión.

Durante la grabación, ella narra un suceso que enfrento en su planeta natal Elementarium. Mientras narra, ella recuerda que hace un año su planeta fue azotado por un extraño fenómeno natural llamado Desequilibrio Elemental, el cual empezó con pequeños temblores de tierra de corta duración que sucedían de vez en cuando. Meses después, una ciudad de su planeta enfrento un poderoso terremoto. Muchos alienígenas corrían aterrados para escapar del desastre, mientras este destruía la ciudad derrumbando edificios y agrietando la tierra de esta, alterando así su terreno. Un daño de nivel catastrófico. También narra como volcanes extintos de su planeta han despertado debido al Desequilibrio Elemental, y como su planeta se convertía gradualmente en un lugar caótico y hostil para vivir.

—Debido a esto, mi raza tuvo que abandonar el planeta, y buscar uno nuevo para sobrevivir. Ese es el objetivo de nuestra misión. —continua Aqua—. La misión consiste en estudiar los recursos del nuevo planeta a detalle, y averiguar si estos cumplen los requisitos para terraformarlo y adaptarlo a nuestra raza.

Ella menciona que gracias a la recomendación de un ser humano que estuvo viviendo en el planeta Elementarium durante los últimos cinco años, su raza escogió a La Tierra como su nuevo hogar. Una decisión que le extraña, debido a que ese planeta sufrió un desconocido suceso hace cincuenta y cinco años, el cual extinguió al 90% de sus seres vivos, y la mitad de los pocos seres humanos que sobrevivieron se vieron obligados a abandonarlo. Fue un acontecimiento que nunca se había visto en el universo, y que además altero el ciclo de rotación de La Tierra.

Mientras continúa grabando su bitácora, Aqua recuerda como hace cinco años, ella junto a su hermano Pyro vio como en el cielo de su planeta se observaban múltiples naves espaciales hechas por los humanos viajando en el vasto universo, buscando un nuevo planeta para subsistir. Pyro, quien tiene un aspecto humanoide con un llama de fogata sobre su cabeza, unos ojos similares a zafiros naranjas y una piel enrojecida en constante proceso de ebullición, le cuenta sobre el acontecimiento que La Tierra enfrento, y como esto afecto a la raza humana en la Clasificación Universal de Inteligencia de las Razas Alienígenas, un ranking que evalúa y califica a todas las razas inteligentes del universo según su nivel de inteligencia, supervivencia y prosperidad.

—Este ranking cambia cada vez que algún fenómeno afecta esos tres parámetros de alguna raza alienígena —menciona Pyro mientras se levanta del suelo junto a Aqua—. Nuestra raza esta entre el top cinco de esa clasificación.

Pyro, al explicar que su planeta se encuentra a cuarenta años luz de La Tierra, se pregunta por qué la raza humana ha decidido irse tan lejos de su planeta natal y, no quedarse en una estrella que estuviese en una zona habitable cerca de ellos.

—Probablemente sepan de la existencia de los Centaurios, una raza alienígena primitiva y salvaje que viven en el sistema solar Próxima Centauri. Si los humanos vivieran con ellos, no tendría muchas posibilidades de sobrevivir — explica Georia, otro hermano de Aqua, que posee una piel tan dura como la roca, una escasa cabellera de pequeños mechones similares a raíces de plantas saliendo de la tierra, y unos ojos de apariencia de un berilo dorado, mientras se acerca a ellos—. Es una raza en constante guerra. No son tan tontos después de todo.

Después, los tres escuchan que una nave espacial humana aterrizo en su planeta. Ellos corren hacia el lugar, donde muchos alienígenas de la raza Elementalis observan la nave y a varios humanos saliendo de esta.

—Fue la primera vez que vimos a un ser humano real —Aqua continúa grabando su bitácora—. Todos ellos vivieron en nuestro planeta durante los últimos cinco años. Uno de ellos le ayudo a mi papa en la fase de preparación de mi misión. Cuando vio nuestro aspecto humanoide, nos sugirió el planeta Tierra como nuestro nuevo hogar.

Aqua termina de grabar su bitácora y sale de su nave, la cual tiene aspecto de un avión caza color naranja. Ella viste ropa humana común, un traje de protección contra el aire toxico de La Tierra transparente e invisible y un maletín en su espalda. Al tocar el suelo, observa bajo sus pies una tierra arenosa y la toca con sus manos. Después mira a su alrededor, topándose con un extenso e inhóspito desierto que cubre todo el lugar.

Ella activa una inteligencia artificial instalada en una pulsera inteligente en su muñeca izquierda para analizar la zona mientras camina sobre un suelo árido, resquebrajado e infértil, siendo su única compañía el leve soplo del viento. Mientras camina también observa un cielo completamente despejado y sin ninguna nube a su alrededor.

Durante su viaje hacia el oeste del lugar, se percata de que no importan en qué dirección mire, no hay ni una sola gota de agua superficial a la redonda en el inhóspito paramo desértico donde se encuentra, lo cual le parece desconcertante debido a que debería estar en una zona cubierta de agua de mar según el mapa que muestra su pulsera.

Después de un largo camino encuentra una ciudad en ruinas y dominado por la arena del desierto, con edificios destruidos, autos abandonados y calles arenosas y deterioradas. Al llegar a esa ciudad, Aqua activa un sistema de análisis y escaneo de recursos en su pulsera y analiza todo el lugar. Ella continúa caminando y saca de su maletín un extraño artefacto que conecta a su pulsera. Ese artefacto crea una especie de globo absorbiendo un poco del aire toxico de La Tierra. El globo se cierra por sí solo para contener el aire dentro y que este sea analizado por el sistema de la pulsera.




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