En el primer año de la tercera década de la Guerra de Recursos, Nathaniel junto a su esposa y su hijo, Nathan, visitan un hangar en el cual hay varias naves espaciales en construcción. Nathan queda fascinado con las naves.
—¿Qué te parece, hijo? — pregunta Nathaniel a Nathan mientras se agacha para hablarle.
—¡Es genial! — responde Nathan con entusiasmo.
—Qué bueno— dice Nathaniel—. Porque ahora estudiaras aquí.
Noah le explica a Nathan que ahora aprenderá a pilotar una nave espacial durante los siguientes cinco años. Nathan, curioso, pregunta por qué no puede estudiar en una escuela corriente.
—Debido a la Guerra de Recursos, las escuelas y colegios corrientes han dejado de existir, y muchos de estos se han convertido en refugios para personas afectadas por la guerra— le responde Noah—. Las universidades y otras instituciones educativas van por el mismo camino. Hasta enseñar a leer y a escribir se ha convertido en un desafío.
—Ya veo— dice Nathan con una actitud seria, para luego tomar coraje—. Entonces estudiare aquí.
Después de esta conversación, Nathaniel deja que su hijo explore el hangar solo mientras ellos caminan por el lugar junto con Noah.
—Qué bueno que tu hijo quiera aprender a pilotar una nave espacial durante los cinco años que le quedan al planeta— menciona Noah. Nathaniel y su esposa se muestran curiosos mientras el primero le pregunta a que se refiere lo último que dijo.
—Se supone que este proceso debió haber durado cincuenta años en completarse, pero los efectos de la guerra lo han apresurado— responde Noah con una expresión de seriedad—. Ya no queda mucho tiempo para que el suelo del planeta sea completamente estéril y seca, y las plantas no vuelvan a crecer jamás. Se puede decir que estamos presenciando la muerte de La Tierra.
Nathaniel y su esposa se preguntan cómo es posible con una expresión de sorpresa. Noah les explica que desde que las fuentes de agua dulce dejaron de generar el recurso hídrico se sabía que esto pasaría, y que, aunque la humanidad ha intentado purificar el agua de mar para consumirla y usarla para el cultivo, ese acción ha avanzado a un paso tan lento como para revitalizar al planeta.
—Necesitaríamos una tecnología e infraestructura más avanzada para lograr purificar toda el agua salada del planeta de forma inmediata— continua Noah—. Sin embargo, aún puede haber una esperanza.
—¿Una esperanza? — pregunta Nathaniel curioso—. ¿A que refieres?
—Nathaniel, has visto que a pesar de que el agua de mar también se está agotando, este no ha bajado su nivel significativamente, ¿verdad? — continua Noah.
Nathaniel le responde de forma afirmativa moviendo su cabeza de arriba a abajo. Noah le explica a él y a su esposa que eso es gracias a que la Guerra de Recursos ha provocado que los glaciares del Ártico y la Antártida se derritan más rápidamente, liberando una tierra virgen que los humanos no han podido alterar durante millones de años. Un ambiente que proviene de la época en la cual esas zonas eran una tierra tropical dominada por dinosaurios. Noah los invita a ir con él al lugar, donde está su hijo investigándolo.
Días después, Noah junto a su nieta y los demás llegan a la Antártida. La familia de Nathaniel queda maravillada por el ambiente natural de selva tropical que observan en el lugar mientras van caminando. Poco después, todos se encuentran con el hijo de Noah y su familia; y se saludan.
—Hola, hijo— le contesta Noah a su hijo—. Vine a enseñarle este lugar a Nathaniel y a su familia.
—Ya veo— dice su hijo, para luego dirigirse a la familia de Nathaniel—. Bienvenidos a Nueva Atlántida. Una tierra que estuvo por debajo de los glaciares durante millones de años. Debido a derretimiento de los glaciares causado por la guerra ha sido liberada, revelando una selva tropical prehistórica que ha permanecido fuera del alcance humano.
—Este es el lugar donde pensamos traer a los humanos que han sobrevivido durante la guerra como ustedes— dice Noah dirigiéndose a la familia de Nathaniel—. Aquí los humanos podremos subsistir y prosperar durante varios años incluso después de la muerte del planeta. Es un lugar que conforme se vayan derritiendo más glaciares nos ofrecerá recursos suficientes para al menos un millón de años, mientras desarrollamos la tecnología para trasladar a los humanos a otros planetas habitables.
Nathaniel esta asombrado, pero se pregunta si Nueva Atlántida posee el espacio suficiente para dejar que toda la raza humana viva en ese lugar, a lo Noah responde preguntándole que pasaría si reunieran todos los seres humanos a vivir juntos en una zona determinada.
—En ese caso todos cabríamos en un lugar que equivale al territorio de los países de Nicaragua, Costa Rica, Honduras y El Salvador sumados entre si— contesta Nathaniel.
—El terreno liberado en este lugar y en el Ártico equivale a cinco veces el resultado de esa suma— comenta la esposa del hijo de Noah—. Tenemos terreno de sobra para reubicar a todas las personas del mundo. Y si la guerra aun continua se terminara liberando más territorio.
—Es increíble— dice Nathaniel mientras aun observa el lugar.
—Pensamos hacer una conferencia de prensa y transmitirla a todo el mundo para que se enteren de esto, y así convencer a las personas de traerlas acá— menciona Noah—. Y nos gustaría que ustedes participaran y dieran su opinión sobre Nueva Atlántida. ¿Qué dicen?
Nathaniel y su familia piensan un tiempo sobre la idea para luego estar de acuerdo.
Todos preparan la conferencia de prensa y la transmiten al mundo. Durante esta Noah explica a todos los seres humanos que escuchan la conferencia toda la información sobre Nueva Atlántida. Los demás seres humanos del mundo escuchan atentamente la conferencia, algunos con felicidad de poder seguir prosperando, otros con curiosidad y también algunos con expresiones de rechazo que piensan que todo es una mentira.