Mundos en guerra

CAPÍTULO 9

 

Revolución sangrienta

En las primeras horas del día Elisa se encontraba puliendo algunas joyas y limpiando las telarañas de los retratos de Augusto, labores simples que se ha ganado por ser su esclava favorita, es la única que tiene un trato humano entre los demás esclavos llegando incluso a ser la vocera de Augusto, aprovechando su condición Elisa se acerca a los guardias de la puerta:

—El señor Augusto ha solicitado su presencia en su recamara— habla Elisa con seriedad.

Estos con una mirada fría y de indiferencia hacen caso a Elisa tan solo por el miedo que causa Augusto, después de que los guardias se retiran, Elisa mira alrededor y como de costumbre en cada lugar y salón del castillo se encuentran un buen grupo de soldados, ella sabe que cuando abra las puertas dará alerta a todos los soldados de la zona.

Algunos esclavos del salón principal habían escondido unas cuantas armas tan solo esperaban la orden de Elisa para rodearla y defenderla, Elisa pasa su mano por su cintura y palpa la única arma que consigo lleva (una pequeña daga afilada), Elisa levanta su mano y ordena que todos se preparen, en el instante corre apresuradamente donde se encuentra el mecanismo que abre la puerta principal del castillo, cuando la puerta se abre  origina un fuerte estruendo que avisa a los rebeldes de los túneles que la revolución ha iniciado, el sonido también alerta a todos los guardias del castillo y de las afueras.

—¡Alerta!, la revolución ha comenzado— habla Elisa al puñado de rebeldes que defienden el mecanismo de la puerta.

 Los guardias que estaban en el salón sacan sus armas y van directamente hasta Elisa,  esta es resguardada por los rebeldes que la acompañan, saca la daga de su cintura y pelea valientemente, la batalla se alarga por varios minutos tormentosos los suficientes para que la respiración de Elisa se dificulte y sus manos tiemblen de cansancio, pero antes de que pueda tomar un respiro los pocos guardias que se encontraban en el salón se convierten en una gran multitud, los hombres que acompañan a Elisa caen uno a uno hasta quedarse completamente sola.

Ella sabe que tiene que cuidar los mecanismos de la puerta con su vida para que logré entrar el ejército de los rebeldes, sosteniendo su daga con su mano cubierta de sangre debido a los guardias que ha asesinado, retrocede lentamente hasta que su espalda toca la pared, Elisa se encuentra totalmente rodeada por los soldados, toma una última bocanada de aire  y se lanza directamente a la batalla, clava su daga en el cuello de uno de los soldados el cual se desploma en el suelo, Elisa recoge la espada que suelta el soldado que ha sido abatido, aunque esta es alcanzada por una puñalada que impacta en su hombro izquierdo a pesar de su herida se levanta y responde con la espada  derribando uno tras otro soldado, pelea sin descanso y sin retroceder un solo paso, dando el tiempo suficiente para que Edward y Javier lleguen con el resto de rebeldes. 

En unos cuantos segundos el salón principal se llena de más guardias, Elisa con la respiración agitada sigue luchando a pesar del dolor que le causa su herida, en ese momento otro guardia le realiza un corte profundo en su pantorrilla derecha, herida que causa que Elisa caiga de rodillas, posa su mirada en el suelo sabe que el final se acerca, en ese momento escucha el grito de Javier:

—¡LEVANTATE JODER, NO LO PODEMOS HACER SIN TI!

Elisa toma su espada y se levanta de nuevo, pronto el salón se llena de sus camaradas con quienes pelea hombro a hombro junto a Javier y Edward, las baldosas del salón se vuelven totalmente rojas,. caminar se dificulta entre tantos cadáveres en el suelo, pinturas, estatuas y joyas se cubren de la sangre tanto de esclavos como de esclavistas, después de unas largas horas batallando, Edward, Javier y Elisa se encuentran agotados por la pelea tan incesante que tuvieron, los pocos aliados que quedan en pie se encuentran con heridas sobre todo el cuerpo, algunos mutilados y muy pocos con ánimo de seguir luchando.

 

Edward observa el escenario sangriento mientras toma un respiro, nota como sus armaduras están abolladas por los golpes de la batalla, voltea su rostro y mira a Elisa apenas de pie, las heridas que recibió son profundas y su agitación refleja el dolor que está ocultando.

—Cinco pisos… más arriba…—habla Elisa con la respiración agitada—se encuentra la habitación donde se resguarda el rey de las ratas…, no me miren con lástima.

Un estruendo se escucha en los pisos superiores y un hombre cae desde el quinto piso, Augusto se asoma por el parapeto del quinto piso portando en su mano derecha un puro bastante elegante:

—¡Que desastre han hecho! —habla Augusto, fuma su puro lentamente y continua—ensuciaron mis pinturas y mis joyas no se los perdonare— deja de hablar por un segundo solo para detallar el cuerpo de Elisa— ¡Tu sucia esclava! ¿Quieres libertad? ven por ella, sabes dónde encontrarla—Augusto termina de hablar y acto seguido apaga el puro en el parapeto del quinto piso, luego tira el puro donde se encuentra Elisa.

Elisa perturbada por las provocaciones de Augusto con odio habla:

—¡MALDITA ESCORIA! —grita Elisa—los siguientes pisos están repletos de guardias y mandatarios que le sirven a Augusto.

— Tienes que calmarte Elisa— interrumpe Edward.



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En el texto hay: traicion, aventura, amor

Editado: 22.05.2022

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