Mundos Fantásticos 1 - Lucifer y la Caída de los Guardianes

Capitulo II

CAPITULO II

 

De regreso a casa Aminara no dejaba de pensar en todo lo que estaba aconteciendo y Sariel dándose cuenta le preguntó en el camino:

—Señora ¿está bien?

Pero ella no lo escuchaba y solo caminaba sin detenerse. Sariel volvió a preguntarle, pero ahora con un tono de voz más alto:

—Señora ¡¿está bien?!

  • ¿Mmm? sí perdóname, estoy bien. Ya falta menos para llegar a casa.

— ¿Sabe? El anciano me contó que su hijo Gabriel al nacer, era muy distinto a los otros niños, pero usted no se ha sorprendido mucho con eso ¿verdad?

— ¿Qué quieres decir con eso?

Al mirar a Sariel pudo ver y sentir una fuerza sobrenatural que se reflejaba en sus ojos y un aura tremenda que lo rodeaba. Él le sonrió y le dijo:

—Señora, usted no es una mujer ordinaria y eso pude saberlo desde que la vi…

— ¿Cómo? ¿Por qué lo dices?

—Es lo que dijo el anciano —respondió Sariel—. Usted viene de una familia de guerreros, así que imagino que su hijo debe de tener grandes habilidades. Déjeme decirle que eso me emociona mucho.

—Pero… ¿qué clase de niño eres tú?

—Aún no lo sé —respondió Sariel sonriendo.

—Qué niño más extraño —murmuró Aminara. Después con confianza le dijo—: Bueno, te contaré un secreto: cuando yo era más joven, era una guerrera destacada y estaba en las fuerzas especiales del ejército y conocí seres muy poderosos, no te das una idea...

—Me lo imaginaba. En Portcan no he visto a personas como nosotros y es por eso que me alegro de conocerla.

—A mí no me alegra tanto, pues me preocupa que desde hace tiempo siento algo extraño y no sé qué es. Bueno, ya hemos llegado, entremos a la casa rápido.

Entrando en la casa buscaron a los demás niños para indicarles todo lo que debían hacer.

—Vengan niños, quiero presentarles a alguien. Él es Sariel.

—Hola a todos —se presentó el chico—. Me llamo Sariel y vengo del norte de Portcan. Me pone muy contento conocerlos.

En medio de las presentaciones intervino Aminara:

—Muy bien, ahora escúchenme todos: todavía no sabemos qué está pasando pero seguro que no es algo normal. Sariel tiene un mapa que los llevará donde vive un antiguo guerrero o algo así. Su nombre es Daniel y se dice que vive en un gran valle oculto. Deben ir allí a buscarlo. Por el momento, no se me ocurre nada más que hacer y tal vez él sepa con seguridad lo que está sucediendo. También puede enseñarles a usar sus dones. —Entonces girándose hacia su hijo le dijo—: Hijo mío, te has convertido en un hombre y tengo que aceptarlo aunque me duela. Ya es hora de que conozcas tu propósito y si este es un mensaje de nuestro rey debemos aceptarlo y hacer lo que nos dice. Quiero que ahora se alimenten bien y que descansen pues mañana emprenderán un largo viaje ¿está claro?-

Los niños, con alegría y emoción hicieron caso a Aminara.

— ¡Sí, señora!

Al día siguiente muy temprano, cuando llegó la hora de partir rumbo al valle escondido, los jóvenes estaban listos para salir en su primera aventura a ese lugar desconocido y misterioso. No se imaginaban las cosas que los esperaban ni lo que se encontrarían en su camino.

Aminara les había preparado las provisiones para su viaje y les enseñó todo lo que debían comer de la naturaleza y lo que no.

De pronto Rafael dijo:

—Alguien viene.

— ¿Cómo? —se asustó Aminara.

¡Toc, toc, toc! Se escuchó con fuerza cómo alguien llamaba a la puerta.

—Puedo sentir una fuerte energía —dijo Sariel.

—Yo también —respondió Rafael.

—Pero ¿cómo? —Aturdida y preocupada Aminara dijo—:

Mejor iré a ver -.

Al abrir la puerta, había una mujer junto a un niño de la misma edad que los otros. Aminara sorprendida preguntó:

—Hola ¿se le ofrece algo? -

La mujer le dijo:

—Hola disculpe mi intromisión, usted debe de ser la dueña de esta casa. Espero haber llegado a tiempo -.

— ¿A tiempo de qué? Y perdón por preguntarlo así pero ¿quién es usted y qué quiere? -

—Perdón por llegar sin avisar, mi nombre es Sefar. He traído a mi hijo Miguel y para no quitarle mucho tiempo iré al punto -

Aminara estaba sin palabras y no entendía absolutamente nada de lo que estaba sucediendo. Sefar continuó:

—Debo pedirle que permita a mi hijo acompañar al suyo hasta el gran valle oculto por favor -.

— ¿Qué? ¿Cómo es que usted…?

— ¿Cómo es que lo sé? Tuve un sueño sobre algo malo mientras estaba embarazada: había fuego y muerte y pude ver a jóvenes peleando en una batalla. Uno de ellos era mi hijo, a pesar de que aún no había nacido y cuando di a luz supe que era él. Entonces fui a ver al anciano y él me dijo que cuando creciera hasta la edad de doce años debería ir a verle. Justamente ese día es hoy y vengo de hablar con él y me dijo que viniera aquí con usted -.




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