CAPITULO IX
Gabriel se encontraba frente a un temible adversario. La muerte de Zeqel había despertado la ira y los deseos de pelear.
— ¿Y tú de dónde saliste? Pareces un portcaniano común y corriente pero hay algo que te hace diferente… Bueno tal vez no sepas quién soy. Así que antes de matarte te lo diré: mi nombre es Samael y soy un general de Arcan.-
— ¡No me importa! – Le contestó el joven con desprecio
— ¡Grr! Vaya, los niños de hoy ya no tienen respeto, tendré que enseñarte modales. ¡Te mataré de un solo golpe!...- En eso que lo amenazaba sintió como aura del chico crecía -¡¿Pero qué…?!-
Samael quiso sorprender con un golpe directo a su rostro a una gran velocidad pero Gabriel pudo detener el poderoso impacto con sus dos manos, dejando sorprendido al general.
— ¿Cómo es posible que alguien como tú pueda detener mi golpe? –
— ¡Y no es lo único que haré!-
Gabriel, aprovechando el momento de confusión de Samael, lo atacó con un fuerte golpe en su rostro lanzándolo lejos haciendo que su orgullo quedara por el suelo.
— Has deshonrado el propósito que nuestro rey te ha otorgado, el de proteger nuestro mundo, has pisoteado su voluntad y sobre todo has matado a un hermano sin piedad. Por eso juro que te venceré…-
—Ahora resulta que un niño quiere ser mi conciencia. No sé cómo obtuviste esos poderes pero te haré entender que levantar tu puño contra mí tiene sus consecuencias… te cortaré en pedazos como hice con ese inútil de Zeqel. Muere. ¡Grito de espada! -
El ataque que había matado a Zeqel y le había cortado en pedazos ahora se dirigía a una velocidad tremenda hacia Gabriel que no podía verlo. Sin embargo algo lo detuvo.
— ¡¿Qué es eso?! — preguntó Samael sorprendido, su ataque había chocado contra un poderoso muro invisible que protegía al muchacho…
— ¡La espada que me otorgó mi maestro me ha salvado!...- El también quedó sorprendido
— Esa espada la conozco, es una de las armas legendarias. ¡¿Cómo es que tú la tienes?! -
—Me fue otorgada para hacer justicia y se ha movido por sí sola para protegerme. De lo contrario tu ataque me habría hecho trizas -
—Entonces era cierto que esas armas poseen conciencia propia y que además se mueven solas. Muy impresionante de verdad pero ni creas que podrás derrotarme solo con eso -
— “Gracias espada por salvarme” ahora es mi turno de atacar…
¡DESTELLOS DE LUZ! -
El ataque sorpresa de Gabriel dio de lleno contra el arcaniano pero aun así eso no sería suficiente para ganar esta batalla que recién comenzaba…
En Arcan el Patriarca y compañía pusieron atención a la energía que podían sentir cerca de Samael…
— Siento una extraña energía junto a Samael ¿quién será? —
—Es verdad nunca la había sentido. Me sorprende que haya alguien así de fuerte fuera de Arcan — agregó Artaqof
La lucha entre el arcaniano y el muchacho continuaba. La velocidad del vigilante era superior a la de Gabriel, aun así este no se rendía y continuaba atacando ferozmente. A medida que la pelea se extendía y el vigilante golpeaba al chico, éste iba aumentando su poder poco a poco como si quisiera igualar a las fuerzas de su contrincante.
— Te enseñaré mi poder y espero que no te vayas a asustar mocoso—
— Increíble, jamás me imaginé a alguien con tanto poder, podría asegurar que se equipara a las fuerzas de Asael— El joven guerrero se decía en su interior…
En el valle escondido, los guardianes estaban preocupados porque podían comprobar que los rumores de que Samael era uno de los más fuertes de Arcan, sin duda eran ciertos. Y es por eso que Zeqel no pudo contra él. Al sentirlo entre los jóvenes pensaban en ir en su ayuda porque temían por la vida de su amigo. No obstante Miguel les pidió que confiaran en él y respetaran que fuera su pelea, además tenía deseos de saber hasta dónde podían llegar sus límites.
Gabriel era amenazado por su enemigo pero no bajaba los brazos y es justo lo que él quería para poner a prueba todo lo que había aprendido de su maestro y también sabía que sus amigos lo esperaban. Su fuerza comenzó a ser expulsada hacia afuera, que junto a la de Samael hacían que los ríos y montes se estremezcan como si de un terremoto se tratara.
Por supuesto esto no pasaría desapercibido por Asael y su compañera quienes se alimentaban en su lugar de regocijo y lujuria carnal.
— ¿mm? ¿Qué es esto que siento? ¿De quién es esta presencia? — Se preguntaba el vigilante
— Que extraño, pues no lo sé pero Samael está a punto de tener una buena batalla… ¿debemos ir? — contestó Ramael
— No… dejemos que se encargue él de sus asuntos, nosotros ya tenemos los nuestros… veamos qué tan hábil puede ser… mi querido hermano…-
Una tremenda pelea había comenzado. Ataque tras ataque, golpe tras golpe, ambos guerreros chocaban como cometas en el cielo mientras todo temblaba…
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Editado: 03.09.2020