CAPITULO VII
Uriel se encontraba inconsciente en un lugar donde había crecido un claro, en un gran bosque y al lado un pequeño río. Al parecer alguien la estaba cuidando sin que ella lo supiera.
En un momento la joven guerrera abrió los ojos débilmente y pudo ver una figura enorme que estaba cerca, por lo que trató de ponerse urgente de pie y en guardia por si acaso su vida corriera peligro…
- “Hola ¿ya te sientes mejor?” – Le preguntó la voz de la extraña presencia…
Uriel pudo distinguir que la voz era de una mujer, más bien de una niña que estaba en su adolescencia y le dijo - ¿Quién eres tú? ¿Y qué haces aquí? –
- Bueno… me llamo Agatha y soy de la raza de los gigantes, un día vine a buscar agua en este río y te vi ahí acostada, parecías muy herida, así que desde entonces he venido a cuidarte, porque estos lugares son muy peligrosos ¿sabes? desde aquel evento en que casi se destruye el mundo luego de la guerra, todo el planeta ha quedado dividido y es muy probable que los demonios anden por ahí, por eso no es bueno que estés sola aquí, a decir verdad mi padre me tiene prohibido venir sola a estos lugares, pero yo le demostraré que soy muy valiente… tu pareces ser muy fuerte, no estaba enterada de que haya otras criaturas en este mundo aparte de los animales, los gigantes y los demonios ¿Cómo te llamas? –
- ¡Espera! ¿Has dicho aquel evento que casi destruye al mundo? no entiendo y… ¿Por qué este lugar está tan verde? yo recuerdo que estaba todo destruido y seco. Dime por favor que ha pasado aquí – Respondió Uriel conmocionada
- Emm, el evento en el que casi se destruye el mundo fue hace más de quinientos años yo aún no había nacido pero me contaron que fue una batalla entre seres que no eran de este mundo y unos guerreros murieron peleando para salvarlo y luego de eso todo el planeta cambió para bien, increíble ¿no?... ¿Por qué dices que recuerdas cuando todo estaba destruido? Espera ¿porque estas llorando? no me digas que… ¿tu acaso estabas en ese momento? por favor dime tu nombre – Preguntó otra vez la niña gigante
- Está bien – Le respondió con voz temblorosa - te lo diré, mi nombre es Uriel y si… yo estuve en esa batalla de la que hablas, solo que no puedo entender cómo es que ha pasado tanto tiempo y para mí es como si hubiera sido un día… ¿podrías decirme si has visto a alguien más que se parezca a mí? –
- ¿Mas como tú? no lo creo pero si tu estuviste en esa batalla quiere decir que eres muy fuerte ¿o no? es increíble, es por eso que tu espada está rota y traes esa armadura tan extraña ¿verdad? ¿Podrías enseñarme a pelear por favor? quiero ser fuerte para defender a mi pueblo de nuestros enemigos que durante siglos nos atacan y aunque nuestra gente es fuerte, estos tipos no se mueren con nada, te lo pido por favor –
Uriel estaba muy agotada y a pesar del tiempo que estuvo desmayada, misteriosamente no se recuperaba como antes, aunque sus heridas habían sanado por completo su energía no regresaba rápidamente.
Sentía mucho dolor y tristeza en su corazón, porque deducía que sus amigos habían muerto en aquella batalla contra los Titanes y que ella era la única sobreviviente.
La niña gigante, al verla triste le ofrecía alimentos y agua para que la portcaniana recuperase cuanto antes sus fuerzas. Y así era día tras día y así se hicieron amigas.
Luego de que Agatha se fue a su casa, regresó rápidamente llorando muy asustada a pedirle ayuda a Uriel…
- ¡Uriel! ¡Uriel! – Repetía la adolescente entre lágrimas -¡debes ayudarme por favor te lo suplico! –
La joven guerrera sorprendida por la reacción de su amiga, sintió que algo malo estaba pasando y se apresuró a preguntarle -¿Qué sucede Agatha? recobra el aliento y dímelo –
- Debes venir conmigo a mi pueblo, hemos sido atacados por Lucifer y su ejército –
-¡¿Has dicho Lucifer?! ¡Mierda! me había olvidado por completo de ese malnacido– Respondió Uriel enfurecida
- ¿Acaso lo conoces? él ha aterrorizado durante siglos a mi pueblo para exterminarnos y ha matado a cientos de los nuestros y se ha aliado a los demonios para lograrlo y nos tuvimos que ocultar pero nos han encontrado, por favor ayúdanos – Suplicaba la gigante
Cogiendo su dañada espada, Uriel decidió intervenir y ayudar a su amiga a pesar de que no había recuperado totalmente su fuerza y energía – Ya no llores, yo iré a acabar con ese maldito, esta vez no se salvará, dime donde está tu pueblo –
- Es hacia el norte pero estamos muy lejos ¿podrás correr rápido? O ¿Si quieres puedo cargarte en mi espalda? – Le preguntó la niña
- No te preocupes, tu corre lo más rápido que puedas y yo te seguiré – Le decía Uriel mientras comenzaba a volar
- ¡¿Puedes volar?! ¡Realmente eres increíble! entonces ¡Vamos! –
Agatha, la niña gigante se alzó a la carrera danto grandes saltos mientras Uriel le seguía a toda velocidad y al verla desde arriba unas lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos, porque ese momento le hizo recordar a sus amigos en el valle escondido… -“Siento que puedo verlos chicos”– rápidamente su cara se puso seria porque a lo lejos se podía ver el fuego de los ataques contra el pueblo de los gigantes.
Lucifer y su ejército, aliado a los demonios, se hizo más fuerte a lo largo de los años y habían asesinado a muchos de los gigantes reduciendo su número durante muchos siglos y ahora querían exterminarlos a todos. Y el rey de esa raza, llamado SonGoliat estaba bastante avanzado de edad para enfrentarse a ellos.
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Editado: 28.09.2020