Mundos Fantásticos 2 - Un Planeta llamado Tierra

Capítulo XI

CAPITULO XI

 

Una era estaba llegando a su fin, la campaña que los Arcángeles habían iniciado con el propósito de salvar al resto de los habitantes de la tierra daba inicio. Rafael junto a Hércules y Perseo recorrieron un largo camino para llegar con los descendientes de Enoc, en el trayecto se encontraron con un grupo de hombres salvajes y violentos que se alimentaban de los pocos animales que quedaban, que tal vez habrían cazado. Desde una pequeña montaña, observaban que no solo estaban cometiendo su crimen contra estos seres vivos, sino que también habrían desmembrado a varios seres humanos, al parecer eran integrantes de alguna familia que vivía en ese lugar. Seguro estos asesinos eran mercantes, que se dedicaban a invadir hogares y vender a sus hijos.

Se podía observar que dentro de una jaula tenían una pequeña niña, por lo que los héroes pensaron lo peor y en sus rostros podía verse el deseo de rescatar a la inocente criatura. Entendiéndolo Rafael, los dejó ir en su ayuda, estos guerreros acabaron con todos los miembros de los mercantes y tomando a la débil niña la llevaron con ellos.

Al cabo de unos días llegaron hasta un pequeño sembradío y en medio, había una casa hecha con madera, piedras y barro, por lo que se podía apreciar un ambiente agradable, en el habitaban un hombre y su mujer, junto a tres niños y dos niñas. Rafael pensó que lo mejor sería esperar a que el padre de familia estuviera solo para poder hablar con él y evitar causar temor al resto. Cuando el hombre fue en busca de agua el Arcángel lo interceptó en el camino, el humano asustado intentó echarse a correr porque pensaba que un miembro de los mestizos lo había encontrado y su vida corría peligro, sin embargo Rafael no le dejó huir y le dijo – “No temas descendiente del linaje de Enoc, no he venido a hacerte daño” –

El hombre desistió de huir y entonces prestó atención a sus palabras – Dime por favor, extraño visitante ¿Qué quieres de mí? –

 

- Antes que nada, dime tu nombre – Inquirió el poderoso guerrero-

- Me llamo Noé y tu bien lo has dicho, soy descendiente de Enoc, conocedor de los dioses–

- Esta bien Noé, mi nombre no es relevante en este momento pero puedes llamarme “Ángel Mensajero” y he venido a traerte un mensaje muy importante, necesito que prestes toda tu atención –

Rafael le dijo todo por lo que el mundo estaba pasando y también lo que iba a suceder en muy poco tiempo. Al principio no lo podía creer, sobre todo cuando le mencionó que una fuerte e inagotable cantidad de agua caería sobre ellos ya que hacían muchos años que no llovía. Sin embargo su corazón se afianzó sobre las palabras del Ángel.

Gracias a las indicaciones de Rafael y la ayuda de los héroes, el hombre comenzó a trabajar. También adoptó a la pequeña que ellos habían rescatado, para que en el futuro pudiera salvaguardar su especie.

El Arcángel había marcado el tamaño concreto que debía tener el arca y Noé sabía cómo hacer el preparado del barro y la madera, por lo que Hércules y Perseo se encargaban de servir de herramientas y acarrear grande piedras y madera de los árboles, también construyeron un camino profundo desde un cercano río, para que el agua llegue hasta ellos más rápido y cada vez que se terminaba una unión o una columna, Rafael la aseguraba con su magia para darle consistencia y firmeza.

Mientras tanto Agatha estaba guiando a los pocos gigantes que quedaban hacia un lugar seguro. Por parte de Uriel y sus compañeros de viaje, se encargaban de reunir a todos los animales y guiarlos hasta donde se estaba construyendo el arca. En su camino también se cruzaron con otros humanos y caminantes nocturnos, por lo que se vieron en la necesidad de eliminarlos a todos para evitar que alguno esparciera la voz.

Habían pasado varios años desde que comenzaron a trabajar y una multitud de animales de todas las especies se congregaban alrededor del arca esperando para subir, el problema estaba en como alimentar a tanta cantidad de animales y evitar que se matasen entre ellos. Gabriel usó por primera vez la habilidad de hablar con las mentes, que aprendió de Remeiel y dirigiéndose a las suyas, les explicó la situación detalladamente, entonces los animales entendieron y accedieron a alimentarse de todas las hiervas y frutos que éste les traería para poder sobrevivir, por lo que la comida y agua no les iba faltar…

 

Matrael llegó con Shemihaza para hablarle de su encuentro con los arcángeles, que aún seguían con vida, le contó sobre la alianza con la reina de los gigantes y con los tres mestizos rebeldes, también advirtió que sus poderes habían aumentado por lo que pudo sentir.

El patriarca entendió que los guerreros estaban planeando algo y lo más seguro era que tenían pensado prepararse para su enfrentamiento con los titanes, así ordenó a los vigilantes no interferir en su camino por el momento – “Lo mejor será dejarlos seguir con lo que están haciendo, ignoro completamente que es pero si los jueces regresarán de su sueño, estos jóvenes pueden servirnos de escudo… sería una completa estupidez matarlos ahora y luego tener un enfrentamiento directo con esos cuatro, corre la voz y dile a Asael que ni se le ocurra hacer alguna tontería”

– Matrael accedió – Como usted ordene mi señor – dicho esto el vigilante se marchó…

El arca estaba casi lista, Uriel llamó a Rafael y a Gabriel para comentarles sobre el método que utilizarían para hacer que toda el agua cubriera el mundo, ciertamente era muy difícil tal acción, puesto que el cielo estaba totalmente despejado día y noche. Su labor debía ser en conjunto.




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