Muñecas de porcelana

Capitulo Treceavo

Con el fuego que traía la leña,gracias a ello relucieron los blancos huesos de aquellos esqueletos semi enterrados. No parecían estar ahí por mera casualidad, parecía algo hecho por un depredador que dejaba a sus víctimas en un rincón.

Revise el pantalón de uno de los esqueletos para intentar encontrar algo, ya fuera dinero o alguna identificación. Temía que el asesino estuviese cerca así que lo hice rápido.

Al revisar uno de los bolsillos encontré una identificación, y al leer el nombre se me hizo conocido.

" Rocio Pascova"

Revise los bolsillos de los demás esqueletos, aún que viendo bien no eran tan esqueletos ya que conservaba el pelo y pedazos de carne.

" Martha García" " Daniela Amparo" "Renata Solis" .

El nombre de la primera mujer, Rocio Pascova, era el mismo nombre de mi bully de la universidad. Esa mujer era un ser malvado pero aún así jamás le deseé ésto.

Poco a poco sus nombres, me hicieron recordar las noticias, esos eran los nombres de las chicas que habían desaparecido 

— !Debo huir de aquí!— Exclamé en voz baja.

Acababa de confirmar que toda la mala suerte del mundo solo me caía a mí. Apagué la fogata, camine 10 metros de el lugar donde había encontrado los cuerpos y me escondí atrás de un árbol enorme,ya que era una noche casi sin luna y no podia ver ya que no llevaba con que alumbrar.

Esperaba al amanecer, por suerte era verano y no hacía demaciado frío. Al amanecer me iría y trataría de olvidar esos cuerpos.

— ¡ No me mateeees, por favor! — Se escuchó el grito de una mujer a la distancia.

Desperté al escuchar aquel grito despavorido y me quedé en silencio observando en dirección de donde se había escuchado aquel grito.
De repente una linterna se encendió en medio de aquella tenebrosa noche e iluminó a aquel hombre con un cuchillo en mano.

—No era mi intención que escapara esa mujer — Dijo mientras tropezaba por aquellos esqueletos.

— Mira a tu alrededor — señalando los esqueletos.

—¡Oh por Dios!—  Dijo la mujer —.

— Ahora tú serás la siguiente—

Trate de mirar el rostro del hombre y cuando al fin lo ví. Tape mi boca asombrada.

El hombre que una vez me amó, el hombre que me salvó la vida cuando estaba a punto de arrojarme de un puente, ese hombre era un asesino en serie. El verdadero peligro siempre estuvo a un lado de mi y yo llegué a pensar que era Lucas o Ronald quienes eran responsables de las desapariciones.

Pero pensándolo bien ellos desde un principio decían que habían falsificado una acta de defunción. Pero en todo el tiempo que estuve con ellos, jamás asesinaron a ninguna de las chicas y las chicas se quedaban ahí por el amor que le tenían a Ronald.

— ¿Últimas palabras?—  Dijo Richard poniendo el filo del cuchillo en el cuello de la mujer.

Mire a la mujer y ella me miró a mi. Ya que el amanecer estaba próximo y se podía ver.

— ¡Huye! —  dijo moviendo los labios.

Pero no fui capaz de correr, camine hacia ellos como si deseara morir.

—  ¡Tú no eres así! — Dije.

Richard corto el cuello de la mujer, y esta cayó desangrándose.

—  Ya no lo seré de nuevo, pero a cambio nunca volverás a dejarme — Dijo Richard acercándose a mi con las manos llenas de sangré.

— ¿Yo te volví en esto?— Pregunté atemorizada.

—  Eso no es lo importante, lo importante es que ahora Lucas no volverá a tenerte — Dijo Richard sonriendo.

Sabia que responderle que mil veces prefería a Lucas que a él, sería un error, ademas incrementar su odio hacia él, haría que lo matase.


Continuaráaaa......

¿Se la esperaban?

 

 

 


 

 




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