My dueño y señor

1

Narrado: Victoria

 

Lo primero que hice al despertar fue respirar con tanta fuerza, como si me hubiese estado ahogando. Luego llevé mi mano a mi pecho y noté como mi corazón latía a mil por hora.


“Fuiste tú la que causo la muerte de tu madre”, esas palabras resonaron en mi cabeza y sentí las lágrimas rodar por mis mejillas, como si fuesen el cauce de un rio.


    — ¿Viki, estás bien? —preguntó mi papá Adolfo, en lo que puso un pie en mi recámara, pero no necesitó una respuesta de mi parte para darse cuenta que me encontraba en una de mis crisis. Rápidamente se acercó a mí para envolverme en un abrazo, y poder controlar los espasmos de mi cuerpo, sin hacerme daño.


    Desde aquel fatídico día, casi todas las noches, sufro una crisis nerviosa en lo despierto de esa horrible pesadilla. Así que todos en la casa saben el procedimiento que deben seguir para ayudar a calmarme. Aunque los únicos que me han visto en este estado han sido mi papá Adolfo y mi querido primo Matteo.


—Por mi culpa la abuela, mi mamá y mi hermanito murieron —fue lo primero que salió de mi boca cuando estuve más tranquila. —Si hubiese ido al refugio..... En vez de…—Me quedo en silencio unos minutos mientras esa horrible sensación, de tener el cuerpo inmóvil de mi madre entre mis brazos, desaparece. —Me duele, papá. Me duele haber asesinado a mi propia familia —murmuro antes de romper en llanto.


—Hija, tú no asesinaste a nadie —dice él mientras acaricia mi cabeza. Yo permanezco en silencio, porque nada de lo que me digan me hará cambiar de opinión, y él lo sabe por lo que añade. —Además recuerda que tu madre no está muerta.


—Para mí es como si lo estuviera —digo al limpiarme las lágrimas. —Desde ese día no la he vuelto a ver, no la he vuelto a oír, no he podido abrazarla… —el nudo en mi garganta no me deja decir más.


—Tu tío Vladimir esta buscado la forma para que la puedas ver en la próxima luna llena —dice para animarme.
Yo rompo el abrazo y le dedico una mirada de incredulidad. Se me hacía inconcebible que él todavía creyera y confiara a ese maldito de Vladimir Vostok.


—Ese estúpido vampiro no ha encontrado, en estos 13 años, una manera de que eso ocurra, ¿qué te hace pensar que esta vez será diferente? —mi papá se quedó callado y desvió la cara para que no pudiera leer en sus ojos que me estaba ocultando algo, pero ya era muy tarde.


—Papá habla —digo lentamente para que se dé cuenta que lo he descubierto.


—Tu madre seguramente va a matarme por decirte esto, pero ya es hora que lo sepas.... —Tomó una gran bocanada de aire. —Vladimir…


—No quiero saberlo, papá —lo corte. —No quiero que el único día del mes en que puedes verla, abrazarla y hablar con ella, lo desperdicies discutiendo con ella por mi culpa.


—Se trata del paradero de tu mate —Soltó y los músculos de mi cuerpo se tensaron.


Lo último que me apetece en este momento es encontrar a esa persona que tendrá el poder de sofocar mi corazón, de influenciar en mi estado de ánimo con lo que haga o deje de hacer.


—No quiero saber nada de él ni de ningún hombre —digo con resentimiento al recordar lo que me sucedió con el idiota de Kelvin, mi primer y único novio.


    Él ignoro mi petición y pronunció unas palabras que en vez de enojarme me llenaron de esperanza.


—Cuando estés unida a tu mate ya no estarás inconsciente durante las noches de luna llena, ya que serás más fuerte y…


—Podré volver a ver a mamá —termino su oración y siento una ira bullir en mi interior. — ¿Desde cuándo sabes esto? ¿Quién te lo dijo? ¿Quién más lo sabe?


—Me lo confesó Vladimir, hace unos días. —Dijo temeroso de  mi reacción.


    Si antes odiaba al miserable de Vladimir Vostok  por el sólo hecho de respirar el mismo aire que yo, ahora que sabía que me había ocultado algo tan importante lo detestaba con toda mi alma, a él y toda su asquerosa especie.


— ¡Maldito, vampiro de mierda! —grito sin importarme estar frente a mi papá.


—Victoria, qué te he dicho de hablar de esa manera tan impropia para una princesa  —ruedo los ojos ante su reproche. Si había algo que odiaba más que a los vampiros era ser una princesa.  —Aunque por esta vez está bien lo que dijiste —añade antes de echarse a reír como loco.


Kira, ¿de qué me perdí?


‘No tengo la mínima idea’ —respondió ella. —‘Quizás la edad le comenzó a afectar’ —ahora fue mi turno de reírme como retrasada mental.


    Algo que adoraba de mi loba es que, desde que apareció, mis días y noches no eran tan sombríos y aburridos.


— ¿Qué es tan gracioso? –inquiere con una enorme sonrisa en los labios.


—Que Kira cree que eres un anciano –contesto y el me abraza dulcemente.


—No es la primera que me lo dice –deposita un tierno beso en mi cabeza y sé que está pensando en mi madre. Ella fue la primera persona en atreverse a llamarlo viejo.


—Papá, hace un año cumplí 16 años, si me hubieses dicho lo de mi mate antes me habría puesto a recorrer todo el mundo para encontrarlo. Sabes lo mucho que deseo ver a mamá. Necesito hablar con ella, pedirle perdón… —sin quererlo mis ojos se volvieron a llenar de lágrimas?


—Es que no debes buscarlo, él vendrá por ti —frunzo el ceño ante sus palabras.


— ¿Quién te dijo eso? —por la expresión de su rostro supe que no debió decirme aquello.


—Creo que deberías redecorar tu habitación… Lore podría ayudarte –intentó irse pero lo detuve.


—Papá, nosotros siempre hemos sido muy unidos, no arruines la relación que tenemos por ocultarme las cosas —dije para presionarlo. No me gusta recurrir al chantaje emocional, pero a veces esa es la única vía para conseguir lo que quieres.




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