My dueño y señor

9

.*×Victoria×*.

    —¿Qué te paso? — Me pregunta Lore, cuando entro furiosa a su habitación. —¿Se puede saber porque te ves como una indigente? —Ella se levanta de su cama y examina mi cara —¿Cómo te rompiste el labio? ¿Por qué hay hematomas en tu rostro?
Yo aparto sus manos de mí y camino hasta su cama.
    —¡NO! —exclama ella al notar que iba a lanzarme en su cama. —Primero déjame recoger mis bocetos.
Corre hasta mí y junta los papeles que tiene sobre la cama y los coloca en la mesa de noche.
    —Son mis diseños para el próximo desfile de modas —me explica. —Espero que para este sí asistas.
    —No lo creo —aseguro.
    No es que tenga nada en contra de los desfiles de modas, es que ver todas esa modelos, con sus medidas perfectas, me hace sentir inferior, ya que sé que esa ropa luciría muy mal en mí. Pero no pienso decirle eso a mi prima.
    —¿No deberías estar entrenando? —pregunta cuando termina de recoger sus cosas.
    —Ya termine por hoy. —ahora sí me tiro en la cama.
    —Estás muy alterada ¿Qué te hizo el asno de Kelvin? —se sienta en la cama y me brinda toda su atención.
    —Nada, de hecho ni se me acercó. —Respondo.
    —¿Entonces? ¿Quién te sacó de quicio?
    En este momento me arrepiento de haber venido a buscar a mi prima, porque lo que menos que quiero es explicarle que dejé nocaut a su hermano.
<<¿Por qué fue que vine para acá en primer lugar?>>.

'Vinimos a buscar a Lore para cumplir con la regla número Two' —me recuerda Kira.
    —No quiero hablar de eso —me siento. —Alistate —ordeno.
    —¿Por qué? ¿Adónde vamos? —inquiere con el ceño fruncido.
    —A ese lugar que mencionarse ayer —respondo reticente.
    —¿El de las citas a ciegas? —abre sus ojos como dos huevos fritos.
    —Sí.
    —¿Qué mosca te pico? ¿Estás enferma? —toca mi frente, para percibir si tengo calentura. —¡Ya sé! Te golpeaste muy duro la cabeza.
<<En realidad me golpearon fue el estómago>>.
    —¿Por qué lo dices?
    —Porque ayer fuiste muy clara al decir: "yo jamás iré a ese lugar, Lore" —dice imitando mi voz.
    —Ahora veo todo desde otra perspectiva, Lore. —ella frunce el ceño. —Los hombres son una porquería y he decidido vivir mi vida —al notar que su cara de confusión no desaparece decido ser más explícita. —La vida no es eterna, Lorenza, y no pienso seguir desperdiciando la mía detrás de Kelvin o de cualquier idiota que se atraviese en mi camino, y eso incluye a mi mate. —su boca forma una perfecta "O". —Ya me canse, así que a partir de hoy seré como mi tía Daniela, en busca de compañía sin complicaciones.
    —¿Quién eres tú y que hiciste con mi prima? —habla mientras se santigua. Yo me rio y la empujo suavemente.
    —Quiero sacar este clavo que tengo aquí —admito, señalando el lugar donde está mi corazón y mis ojos se cristalizan.
    —Yo te ayudaré —ella me brida un abrazo, de esos que te reconfortan.
    —Gracias por siempre estar para mí. —Le agradezco al de devolverle el abrazo.
    —El que te está haciendo sufrir es el hijo de puta más grande que a surcado este mundo —escuchar eso de la boca de Lore me inquieto.
<<Si supieras que acaba de insultar a tu mamá>>. —Pienso.
    —Yo que tú no diría eso de su mamá. —Intento persuadirla para que se retracte.
    —Ni que compartiéramos la misma —alega y una tonelada de culpa cae sobre mis hombros.
<<Es que sí la comparten>>.
    —¿Ahora por qué la cara de angustia? —Cuestiona.
'Piensa en una buena excusa, Victoria' —me recomienda Kira.
    —Porque no sé qué ponerme —miento.
'¿No se te pudo ocurrir algo más creíble? Lore no se tragará ese cuento'.
    —Déjame ayudarte —los ojos de mi prima se iluminaron.
<<¿Qué decías?>> —me burlo de mi loba.
'Disfruta de tus cinco segundos de gloria'.
    —Está bien —continuo hablando con mi prima. —Pero nada revelador y no pienso maquillarme.
    —Okey —me guiña el ojo y se levanta rápidamente de la cama.
    —Iré a darme un baño —le comunico en lo que ella entró a su closet a buscar la ropa. —Espero que esta sea una buena idea, Kira —digo luego de soltar un largo suspiro.

 

    No puedo negar que estoy muy nerviosa, jamás he visitado un lugar como este y tengo mucho miedo del tipo de personas que me encontraré. Pero prometí seguir, al pie de la letra, mis nuevas reglas y eso haré.
'Además no tienes nada que temer, eres una mujer loba, podrás darle su merecido a cualquiera que se quiera sobrepasar contigo'.
<<No sé, Kira. Siento como una especie de escalofrío>>.
    —Cruza a la derecha —me indica Lore, porque al salir le dije que conduciría yo.
    Cuando giro el volante puedo visualizar y "admirar'' el enorme letrero de diferentes colores, en donde se lee la palabra "RaNdOm".
    —Esto será muy divertido —comenta mi prima, muy entusiasmada cuando encuentro un lugar para aparcar. Ambas bajamos del auto  y en lo que pongo un pie en el asfalto una sensación extraña se apodera de mi estómago. —¿Y esa cara? ¿Ya te arrepentiste? —me pregunta con un puchero.
    —No es eso —frunzo el ceño y comienzo a mirar a todos lados.
    —¿Qué buscas? —dice ella, imitando mi acción.
    —Siento que alguien nos está vigilando
    —No seas paranoica, Viki —me empuja
    —No estoy siendo paranoica.
    —Seguramente son los guardias de mi tío cosi —añade de manera natural. —Él siempre nos tiene vigilados.
    —Tienes razón, deben ser ellos —asiento lentamente y las dos nos dirigimos a la entrada del establecimiento.
    —Bienvenidas, mi nombre es Gina —nos saluda una señora, como de 38 años, de tez oscura. —Lore, no esperaba ver hoy —dice después de reconocer a mi prima.
    —¡Gina! —chilló mi prima y le dio una gran abrazo a nuestra anfitriona.
    —Vine porque mi prima quería conocer el lugar —Gina me extiende la mano y yo la estrecho.
    —Un placer conocerte al fin, Lore me ha hablado mucho de ti. —Yo sonrío falsamente en respuesta. No soy muy habladora con personas desconocidas y por una extraña razón esta señora me da mala espina. —Lore, te tengo una noticia.
    —¿Cuál?
    —Él todavía sigue viniendo y cada vez pregunta por ti —comenta la señora, guiñándole un ojo.
    —¿Volvió a venir? —pregunta Lore muy sorprendida.
    —Viene cada mes, y para suerte tuya, hoy está aquí —dice emocionada la señora y mi prima sonríe de oreja a oreja.
<<¿De quién están hablando?>> —me pregunto al no entender la conversación que están teniendo estas dos.
    —¿En serio? —pregunta, aún incrédula Lore. La señora asiente repetidas veces. —Esto es irreal. —Lore comienza a echarse aire con la mano.
    —Seguramente el destino te vuelve a juntar con él —Gina siguió hablando con mi prima  e ignorándome completamente.
    —Puede ser —dice mi prima y sus mejillas se tiñen de rojo.
<<¡Están hablando del chico que me comentó Lore la otra noche!>> —deduzco en lo que la iluminación llegó a mí.
'¡Qué lenta eres, Victoria! —exclama mi loba.
    —Entren de una vez —dice Gina y señala dos pasillos, uno de color rojo y el otro azul. Nosotras entramos por el rojo, así que supongo que el azul es para los hombres.
    Al final del pasillo nos encontramos con un grupo de mujeres, de todas las clases, formas y tamaños: altas, bajas, medianas, rubias, castañas, pelirrojas, pelinegras, flacas, gordas…
    —Yo pensé que las mujeres bonitas no acudían a estos lugares —susurro lo suficientemente bajo para que solo pueda oírme Lore, porque me aquí habían vampiras, mujeres lobas, híbridas, ninfas, humanas y otras criaturas.
    —Aquí viene mujeres de todos los tipos —habla Lore. —Algunas lo hacen por curiosidad, otras porque tienen problemas de seguridad o porque les gusta conocer más de un hombre en una noche. Y unas pocas porque creen que encontrarán su príncipe azul.
    Observe con detalle a cada chica y me sentí fuera de lugar; todas usaban vestidos ajustados, tacones de aguja e iba perfectamente maquilladas. En cambio yo usaba un pantalon negro, unas zapatillas negras y una blusa de flores rojas que Lore me prestó.
    —Muy bien chicas, ya estamos completos —informa Gina, al aparecer detrás de nosotras, junto con cuatro chicas. —Ahora deben colocarse el antifaz —señala un mesa, que tiene muchos antifaces negros. —Tienen exactamente dos minutos cincuenta y ocho segundos para encontrar pareja y para que nadie haga trampa las luces serán apagadas, así que no intenten quitarse la venda —nos advierte.
    Todas nos colocamos el antifaz y ya no pude ver nada, pero aún así percibí cuando apagaron las luces y luego escuche el engranaje de la pared que se levantó frente a nosotras.
    —¡Corre el tiempo! —gritó la anfitriona antes de que la canción “Love Is A Bitch” de Two Feet se oyera por los altavoces.
    El volumen de la música era tan alto que me aturdió el tímpano, por lo que no corrí, me quedé en el mismo lugar, a diferencia de las demás. Pero antes de que pudiera reaccionar y dar un paso unas manos atraparon mi cintura y un olor a perfume masculino llenó mis fosas nasales.
    Él no dudó en subir una de sus manos a mi cuello, enviando una corriente eléctrica que viajó por todo mi cuerpo, y con la otra sujetó mis manos, detrás de mi espalda para que no pudiese tocarlo, antes de juntar su frente con la mía.
    De pronto empecé a sentir miedo del desconocido que tenía delante, porque me sentía completamente inmovilizada, pero justamente cuando le iba a atestar un golpe en la entrepierne sentí su aliento en mis labios y me estremecí completamente.
<<¿Qué me ocurre? ¿Por qué estoy completamente estática?>>.
    Cada segundo que pasaba frente a él me estaba enloqueciendo y deseé desesperadamente ser besada. Él parece haber escuchado mis pensamientos, porque no tardó ni dos segundos en unir sus labios con los míos en un beso intenso, posesivo, anhelante y muy demandante.
    Sus labios eran dulces, cálidos y encajaban perfectamente con los míos, como dos piezas de un rompecabezas. Poco a poco la tensión, que tenía acumulada en mis músculos, se disipó y sentí un revoltijo en el estómago, como si esta fuese la primera que vez que era besada.
<<Parezco embrujada ¿Qué me pasa? ¿Por qué me siento tan extraña?>> —Pero antes de que pudiera descifrar mis emociones, sin esperarlo, las manos que me sujetaban y los labios que estaba besando desaparecieron y sentí mucho frío.
    —Se acabó el tiempo —escuche la voz de la anfitriona y una agonía comenzó a esparcirse por mi cuerpo, cuando me quite el antifaz y me encontré en el punto de partida sola, mientras que las otras parejas estaban en medio de la estancia.
    —¿Pero qué pasó aquí? —se quejó Gina. —Se supone que las parejas estaban completas ¿PORQUE ELLA QUEDO SOLA? —le gritó a sus empleados, pero yo salí corriendo al estacionamiento, para ver si lograba alcanzar al desconocido. Pero para mí mala suerte allí no había nadie.
<<Ese beso me hizo volar>> —pienso en lo que llevo mi mano a los labios. —<<Solo una persona pudo hacerme sentir de esa manera con un beso>> —medito. — <<Tiene que ser él, porque  de otro modo no hubiese desaparecido>> —con ese pensamiento los latidos de mi corazón aumentaron  y un sentimiento de felicidad se instaló en mi pecho.




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