My dueño y señor

20

.*Victoria*.

    Cuando encontré a mi mate sentí que todos a mi alderredor desaparecieron y solo eramos él y yo. En ningún momento me acordé de Matteo y mucho menos del amor eterno que le profesaba, porque en ese momento esos sentimientos se vieron eclipsado por la felicidad que sentía al tener a mi pareja destinada tan cerca.

    Sin decir mentiras, y aunque suene cruel, no me acordé de él hasta que llegue a mi casa y vi su rostro, entre el resto de mi familia, que todos mis sentimientos por él despertaron, pero al ver la mirada asesina que le dedicaba a Juliano caí en cuenta de lo que él significaba para nuestra relación clandestina y desde entonces me siento triste, decaída e infeliz y no sé exactamente por qué.

'Claro que lo sabes' —habla mi loba. —'Estás así porque sabes que se acabó todo entre Matteo y tú, porque él no se va a conformar con ser plato de segunda mesa; él no esperará a que Juliano muera para estar contigo '. —no opine nada al respecto y seguí escogiendo la ropa que me llevaría, ya que el Jet de Juliano dentro de un par de horas estaría rumbo a Rusia. Pero algo me decía que no era por eso que me sentía de esta forma, era algo más. Sin embargo, no pude tratar de averiguarlo porque una voz inconfundible captó toda mi atención.

    —¿Qué hay entre mi tío Vlad y tú? —dice entre dientes.

    Sin dilatación salgo de mi armario y me encuentro a Matteo, de brazos cruzados, al lado de mi cama. Lo primero que pasó por mi cabeza fue explicarle todo lo relacionado con Juliano, pero al notar un chupetón en su cuello la rabia se apoderó de mi cuerpo y adopté mi postura de superioridad.

    —Yo no debo darte explicaciones a ti —dije con indiferencia y me puse a doblar la ropa, para luego guardarla en la maleta.

    —Ximena los vio besarse la otra noche —en este momento siento tanta odio por esa estúpida que de tenerla enfrente seguramente le arrancaría las putas extensiones de un tirón.

    —¿Tú le creíste? —pregunto mirándolo a los ojos, con una calma fingida, porque lo que quería era golpearlo hasta dejarlo inconscient mientras le gritaba lo idiota que era por atreverse a desconfiar de mí.
 
    Ante mis palabras él solo desvió la mirada, lo que bastó para confirmarme que sí creyó cada una de las palabras de la víbora de su novia y eso me molestó aún más, porque precisamente no besé a Vladimir por pensar en él.

'Y de haberlo hecho tendríamos todas las respuestas que necesitamos' —se quejó por millonésima vez mi loba.
    —No te mereces ninguna explicación de mi parte, por puto —le espeto y su cara se volvió roja de ira, al mismo tiempo que sus penetrantes ojo se centraban en mí, haciéndome sentir pequeña.

'No te doblegues, mantente firme' —me aconseja, pero cuando se trata de Matteo soy muy débil.

    —Entre ese idiota y yo solo hay una enemistad. —Suelto un suspiro antes de continuar. —Lo que tu querida novia vio fue a un vampiro borracho que andaba buscando una aventura de una noche —él frunce el ceño. —¿Acaso no te dijo que él también coqueteó con ella? —su expresión se suavizó y pasó del enojo a la vergüenza en cuestión de segundos, sin mencionar que se apresuró a recortar la distancia que nos separaba para agarrarme las manos.

    —Bonita, yo...

'Ahora sí eres "bonita" pero hace unos instantes eras una zorra' —comenta con molestia Kira.

            —Bonita, perdoname, por favor, soy un idiota... Yo...

    —¿Te acostaste con ella? —lo interrumpo, porque no estoy de humor para oír sus excusas.

             Sé que es una pregunta tonta, tomando en cuenta el tamaño del chupetón, pero soy tan masoquista que necesito oírlo de su boca.


    —Lo... Lo... siento. Me dejé cegar por los celos —cerré mis ojos para contener mis emociones, no iba a llorar dente de él, no le daría ese gusto. —Ambos sabemos que mi tío Vlad es un mujeriego y de solo imaginarme que tú llegases a corresponderle… —lo corto y aparto sus manos de las mías, porque más que su traición me dolía su desconfianza.

    —Punto uno: Yo jamás coquetería con un vampiro y menos con él. Punto dos: Me parece increíble que a la primera oportunidad hayas desconfiado de los sentimientos que siento por ti. Punto tres: No puedo creer que me hayas engañado con Ximena. Punto cuatro: No entiendo tu manera de amar, porque cuando uno ama no lastima y eso es justamente lo que acabas de hacer. Punto...

    No pude seguir hablando porque todo mi cuerpo temblaba tanto de la rabia como del dolor y la impotencia.

    —Lo mismo podría decir yo, porque estuve presente cuando hallaste a Juliano y te puedo asegurar que parecía, que para ti, solo existiesen ustedes dos —dijo a la defensiva y me dio risa que en su posición dijese eso.

    —No voy a mentirte, en ese momento no me acorde de ti porque... —mi vista se localizó en un punto del suelo para revivir las cosas que sentí horas atrás. —Cuando percibí su olor, una sensación de familiaridad se apoderó de mí, lo que desecadenó que varios sentimientos y emociones que se avivaran en mi interior, igual que lo hace una pequeña brasa hasta convertirse en una intensa llama que barre todo a su paso —mis ojos se centraron en mi primo. —En ese preciso instante sentí como si conociese a ese hombre desde siempre y me surgió la necesidad de pasar el resto de mi vida junto a él.

               Por su triste mirada supe que mis palabras le dolieron bastante y aunque suene extraño, sabiendo lo que me había hecho, eso no me brindó ni una pizca de alegría.

        —Eso quiere decir que lo que sentías por mí se evaporó —más que una pregunta sonó a una afirmación y yo tuve la necesidad de aclarar ese punto.

'Dile que sí, machaca sus sentimientos, es hora de acabar con todo esto' —me aconseja Kira, pero decidí ignorar su consejo, porque no le diría mentiras a Matteo.

—No exactamente —él vuelve a mirarme a la cara.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.