My dueño y señor

21

.*Victoria*.
    
Después que Matteo se marchó Lore apareció, como caída del cielo, y me consoló, sin hacer ninguna pregunta, cosa que le agradecí mentalmente. Porque no estaba preparada para uno de sus interrogatorios.

    —¿Lista, querida? —me dice Juliano cuando termino de despedirme de mi tía Daniela, mi tía Josefina, mi tío Brad, mi tío Adam y la señora Paula.

<<Al parecer ninguno de mis primos y mucho menos mi papá quisieron despedirse de mí>>. —Pienso con mucha tristeza, ya que ni siquiera Lorenza había venido.

Entiendo el motivo de mi padre y el de Matteo, por eso no me siento enojada con ellos, pero no comprendo el por qué mis otros primos no están aquí.

<<¿Será que Matteo les contó todo lo que había pasado entre nosotros y ahora me odian?>>

    —Quita esa cara de tragedia, desabrida, que la que quiere venir eres tú, porque nadie quiere que vengas con nosotros —espeto con rudeza el idiota de Vladimir.

    En otras circunstancia hubiese atacado a la paleta helada, pero ahora no tengo ánimos de pelear o discutir con él, así que preferí no decirle nada y me límite a responderle a Juliano.
    
     —Sí, Juliano, ya podemos irnos juntos.

Esa respuesta pareció enojar aún más al maldito vampiro.

<<¿Pero qué es lo que él tiene en mi contra?>> —no puedo evitar preguntarme, porque por más que lo pienso no encuentro ninguna lógica a este asunto.

    —Andando que… —Juliano no pudo terminar de hablar porque se escuchó un gritos estruendoso.

    —¡ESPEEEEREEEEEN! —todos volteamos, en dirección a las escaleras, en donde una ataviada Lorenza viene bajando casi corriendo.

    —¿Lore, adónde vas? —pregunto consternada al notar que los guardias de la mansión bajan las maletas rosas de mi prima.

<<Loreza nunca me dijo que se iría de viaje>>. —Pienso.

    —Me voy con ustedes —dijo como si nada. —Lleven mi equipaje al auto de mi tío Vlad —les ordenó a los guardias.

    —Lore…

    —No digas nada —me cortó. —No pienso dejarte ir sola, no de nuevo. Adonde vayas tú iré yo, así sea hasta el final del mundo —mi cuerpo se impulsó hacía adelante y abracé fuertemente a mi prima, porque esa frase significaba mucho para nosotras dos; ya que nos la repetíamos constantemente después de lo que pasó aquella terrible noche.

    —Lore, aprecio mucho lo que haces por mí, pero no puedes venir —digo luego de romper nuestro abrazo. —Ese lugar es demasiado peligroso para ti, eres humana y esos vampiros querrán morderte.

    —Tú me me cuidarás —ella se encoje de hombros para restarle importancia.

    —Yo no podré protegerte sola. —Le hago ver.

    —Por eso mi tío cosi asignó a los gemelos como mis guardaespaldas.

    —¿Ian y James? —pregunto con el ceño fruncido.

Porque esos eran los peores guardaespaldas de la historia por dos principales puntos:
Número 1: Nunca encuentran sus cosas, es decir son descuidados.
Número 2: Le temen a las cucarachas voladoras. Lo que se puede traducir a que son muy cobardes.

    —No, Zack y Cody —dice con sarcasmo.

    —Pero… —me volvió a interrumpir.

    —Pero nada, ellos serán mis guardaespaldas y Matteo el tuyo.

Un escalofrío recorre mi cuerpo al oír ese nombre.

    —¿M…a..t..t..e..o? —tartamudeo.

    —Sí, por ordenes de mi alfa seré tu guardaespaldas —confirma Matteo, desde lo alto de la escalera.

Mi mirada colisionó con la de él y mi corazón comenzó a latir desbocado, puesto que con esa chaqueta de cuero y esos jeans oscuros lucia como un chico malo muy sexy.

    —Sabemos que tú querías que Ian y yo estuvieras contigo —James, que se encontraba al lado de su hermano mayor, reclama mi atención. —Pero como Lore es humana necesita doble protección.

    —Pero de todas formas puedes contar con nosotros para lo que necesites —acotó Ian y los tres bajaron las escaleras.

    No sé si es porque mis sentimientos están a flor de piel, pero sentí que lo hicieron en cámara lenta, como en las películas.

    —Voy porque mi tío me lo ordenó no porque me interese tu seguridad —susurró Matteo, con frialdad, cuando pasó a mi lado y sus palabras me dolieron profundamente.


    Aunque no me podía enojar con él por su actitud tan agría, después de todo le había roto el corazón por segunda vez.

<<Hice lo mejor>> —intento convencerme.

    —Te aseguro que ninguno de mis hombres le pondrán un dedo encima a tu prima —me dice Juliano, luego de tomar mi mano y dejar un beso en su dorso. —Mi hijo y yo se lo vamos a dejar claro.

    —Igualmente iremos —afirma Ian, pasando en medio de nosotros, para obligar a Juliano a que me suelte las manos.

'Al parecer no se les a quitado eso de celarte'.

<<Por lo que veo no>>.

    Yo pensé que sus celos eran solo hacía Kevin, por lo que me hizo, pero por lo visto no es así.

    —¿Me van a dejar sola? —interrogó mi tía Daniela, haciendo un puchero.

    —No estarás sola, mamá —respondió Ian.

    —Para eso tuviste muchos hijos  —intervino James.

    —Las gemelas y Daniel te harán compañía —acotó Ian.

    —Daniel se irá pronto con Keila —les recuerda mi tía, sin quitar el puchero de su boca.

    —Pero la abuela y mi papá se quedarán aquí. —Añadió James.

    —Yo también me iré con ustedes —dijo mi tío Iván, cuando salió del estudio con mi papá. —Yo seré el guardaespaldas de mi cosito.

    —Yo no necesito un guardaespaldas —se quejó el vampiro.

    —Más que guardaespaldas, iré para cuidar de que no cometas una tontería —mi tío le guiñó un ojo al idiota y yo no entendí exactamente el por qué, pero me dio mala espina.

    —Diganme a quién van a mandar, el mayor de los idiotas —pronuncia la señora Paula con desdén.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.