My Medical Romance

019-Traidora.

—Gaena ¿hoy tienes guardia? —dijo Clara mientras se cepillaba el cabello.

—No, me toca hasta el viernes —contestó mientras bostezaba.

Eran las siete de la mañana y ya había fila para usar el sanitario.

—Es que quería ver si podías intercambiar mi guardia hoy, saldré con mi novio y quiero dormir fuera.

El sonido de burla y las risas de las demás chicas inundaron el baño. Clara le pasó la secadora a Gaena.

—Alguien tendrá acción esta noche.

—¿Puedes? —contestó ignorando los comentarios.

Gaena asintió.

—Está bien, pero el viernes me lo compensarás.

—Oh, pero, le toca la guardia con el jefe Han —comentó Sam. Todas murmuraron entre sí.

—No importa, ve con cuidado.

La asiática se fue dejando una toalla en la cesta de ropa sucia, y todas se miraron unas a otras.

—Hannah tenía razón.

—¿En serio creen que tengan algo? —dijeron un par de ellas. Las demás comenzaron a reír en voz baja.

Una de las enfermeras llamada Stephanie se sentó sobre el lavabo.

—Hannah dijo que mandó a Gaena por una firma, y ella tardó mucho en su oficina, y después la foto de ayer.

—¿Cuál foto? — preguntó una inocente.

—¿No estás en el grupo?

Stephanie sacó su celular y le enseñó una imagen de ambos sentados en una banca afuera del hospital.

—¿Cuándo fue?

—Ayer en el cambio de turno, Hannah paso por ahí y les tomó una foto.

Las que no habían visto se amontonaron para ver la foto y comenzaron a reír, entre murmullos y risas comenzaron a sacar especulaciones.

—Pues ya no la ha molestado mucho.

—Tal vez es porque Daena está en lo del caso, se volvió poderosa.

—Ni me digas, me hierve los nervios esa tipa, me da ansiedad estar todo el tiempo con cámaras encima, me siento como si yo fuera una sospechosa.

—Ahora que lo mencionas, alguien se quejó con el jefe Han de eso, Daena se enojó y el jefe no dijo nada.

—Te lo dije, ahora es poderosa y por eso debe respetar a Gaena también.

—Qué tramposa, es toda una lacra.

—Yo aún creo que tiene algo con el jefe Han —insistió Stephanie—, es que fue demasiado abrupto el cambio de actitud.

—La verdad irá surgiendo con el pasar del tiempo. No hay nada que en un hospital no se sepa.

El calor de cada una hizo que el espejo se empañara, la conversación continuó sin importarles nada, el martes empezaba y también finalizaba la guardia de los superiores de área. Aunque estuvimos en la misma área por la noche, tanto Taylor como yo nos mantuvimos alejados y no cruzamos ni una sola palabra; me encontraba incómoda, no podía ocultarlo, incluso aunque le había dicho a Chris que me estaba volviendo buena para mentir, aún era difícil.

Las palabras de Chris me retumbaban el oído.

Estaba afuera de la zona de análisis esperando resultados de la que sería mi última paciente antes de irme a descansar unas tres horas. Se llamaba Kelly, solo así, Kelly. Era una prostituta que había llegado a emergencias por una llamada anónima de que había una mujer tirada en una calle.

Tenía muchas heridas y parecía que había pasado una noche muy difícil, llevaba unas horas inconsciente.

—Ya está —dijo Pablo con un sobre en la mano.

—Gracias.

Avancé de regreso a urgencias mientras leía el informe: “Positivo a VIH+”.

—Vengan —dije a unos enfermeros—, hay que hacer un análisis de carga viral. La paciente tiene VIH, así que pónganse el equipo para comenzar a limpiar las heridas.

Comencé a colocarme los guantes y cubrebocas, los demás hicieron lo mismo.

—El golpe en la cabeza es fuerte, pero no hay signos de traumatismo severo, despertará pronto.

Comenzamos a limpiar la herida en su cabeza y en su rostro, al ser una paciente con VIH, necesitábamos ser sumamente cuidadosos tanto para nuestra protección como para el de ella. Su cuerpo no podía defenderse de infecciones, por lo que necesitábamos esterilizar todo y llevarla a un cuarto especial mientras llegaban los resultados de carga viral.

Llevé alcohol a su herida y esto pareció molestarle porque ladeo la cabeza, tenía un hermoso maquillaje muy parecido al que usaba Colette cuando había suturado sus heridas. Era una bella mujer víctima de un crimen horrible y lo peor de todo es que no sabíamos a quién llamar, solo sabíamos su nombre por una tarjeta en su abrigo de piel.

—Mhmn —la chica soltó un quejido mientras apretaba los ojos y las manos.

—Tranquila, mi nombre es Daena, soy tu doctora y me haré cargo de ti, estás en el hospital W ahora.

Los ojos de ella se abrieron poco a poco dejándonos ver un color azul, comenzó a manotear un poco hasta que el mismo dolor de cabeza la detuvo.

—¿Dónde… está él?

—¿Cómo te llamas?

—Mary —dijo débilmente.

Llevé mi lámpara a sus ojos checando como se encontraba.

—Mary, ¿recuerdas algo de lo que pasó anoche?, ¿consumiste algún tipo de bebida o sustancia?

La chica enmudeció, parecía estar recordando o solamente se había quedado ida.

—¿Cómo estoy aquí? —susurró.

—Ehm… una llamada anónima. —contestó la enfermera.

—Esto… es W ¿no?

Óscar continuó limpiando su brazo derecho y ella, aunque parecía incómoda, no se quejó más.

—¿Cómo te sientes?, ¿podemos llamar a alguien para que este contigo?

Una lágrima atravesó el rostro de Mary.

—Él… me golpeó.

—¿Quién?

—¿Por qué me trajeron aquí?

La pelirroja comenzó a sollozar, al llorar parecía que le dolía la herida en su estómago y el mismo dolor le sacaba más lágrimas mientras se cubría con un brazo.

—¿Puedes decirme quién te hizo eso?

La pelirroja negó mientras seguía llorando. Mi beeper vibró y tuve que salir, ya estaban los resultados. Choqué con Taylor al salir y este me sostuvo para que no me cayera.

—Gracias.

—Oí que hay una paciente con VIH, ¿ya le notificaste?, ¿la trasladaremos a la unidad de cuidados intensivos?

—Bueno… es complicado, ella fue herida en la noche y primero necesitamos hacerle estudios.




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