Prólogo

Una joven pelinegra se encontraba llorando en los brazos de su madre, era la primera vez que un hombre la hacia llorar, y ella nunca se imaginó que su madre sería quien la consolase en tal momento ni mucho menos se espero que su novio, ahora ex-novio la cambiaria en tan solo unos días. La primera desilución siempre es la mas dolorosa pues no se espera tal acción de parte de las personas en quienes más confiamos, pero las cosas pasan por una razón, eso fue lo que aprendió Andrea aquel día, también aprendió a escuchar más a su madre ya que de haberlo hecho en un principio se hubiese ahorrado problemas y no estaría sufriendo de esa manera.

Con el paso de los días y la joven se recupero milagrosamente pero aun asi habia algo que hacia que se sintiera extraña, ella no lo quería admitir pero sentia la necesidad de regresar al lugar en el que todos sus problemas comenzaron. Durante un tiempo la joven pelinegra se negaba a aceptarlo, pues no quería depender del pasado, ella deseaba poder dejar todo en el pasado y por fin pasar la página, pero en su interior sentia ese llamado como si hubiera algo allí que aun estaba pendiente y que ella debería solucionar antes de poder pasar la página y escribir su futuro.

Al final, la joven acepto lo que decia su voz interior y decidió regresar a aquel lugar únicamente con el fin de solucionar lo que sea que haya dejado pendiente y poder seguir con su vida en paz, pero lo que no sabia ella era que el asunto pendiente no era un "que" sino que era un "quien". Su antiguo amigo al que ella llamaba "Mi Psicologo" aunque en un principio no quería ni ser su amiga porque todo el mundo tenía algo malo que decir de el, pero aun así le dio la oportunidad de ser su amigo y la verdad es que ella sentía que si fuera menos coqueto sería menos incomodo y más agradable hablar con el puesto que en ese entonces su ex-novio aun era su novio. La verdad era que su único pendiente que tenía que resolver tenía nombre y apellido.