My rommate is... a boy!

Capítulo seis

–Debe de ser una maldita broma esto–sentencié mientras recibía el té de burbujas.

–Me temo que no, cuando estaba salí al baño antes de que nos fuéramos de la escuela, escuché como dos chicas de primero hablaban sobre ello.

–¡Dios!, ni siquiera los conocen y ya se creen con el derecho de esparcir aquel rumor–susurró mal humorada Sydney.

–¡Lo sé! Así que las enfrenté, les dije que cerraran sus malditas bocas y dejaran de decir tonterías, que tuvieran algo de cerebro y no creyeran todo lo que escuchan en los pasillos.

Nos retiramos de la cafetería después de que Sydney pagara por las bebidas. Tal y como habíamos acordado nos encontrábamos en la plaza comercial, salimos de nuestras clases antes de lo habitual, y mientras recorríamos la plaza en busca de una tienda, descubrimos que no habíamos sido las únicas en tener aquella idea, otras chicas también se encontraban en el lugar, entre ellas se encontraban April y Kim, quien, al verme, alzaron las manos al mismo tiempo, en señal de saludo.

–Y, ¿a ellas que les sucede? –preguntó Vick mientras las chicas se acercaban hacia nosotras–. ¿Tendrán pulgas o por que saltan de aquella forma?

–Calla–le pedí.

–Nena, no te creía capaz de abandonar la escuela antes de que el horario terminase–fue lo primero que dijo April en cuanto llegó a mi lado.

Ambas chicas se acercaron a saludarme de beso, y yo les regresé el gesto, algo consternada. El semestre pasado a penas si nos reconocíamos en los pasillos de la escuela, y ahora, después de aquella platica durante los juegos de convivencia, ambas se habían vuelto demasiado cercanas a mí, como si fuéramos buenas amigas. También saludaron a Vick y Syndey de la misma forma. Sydney me volteó a ver, buscando una explicación que yo no tenía.

–Pues, sorpresa, supongo–comenté algo confundida. 

–Espero que encuentren un bonito vestido–nos deseó Kim–, en la tienda La Belle hay muy buenos vestidos–señaló su bolsa–. Vayan, antes de que las demás les ganan.

–¡Suerte! –nos deseó April antes de que nos alejáramos.

–Solo iremos a comprar ropa, no a la guerra.

–Cariño, ir de comprar durante el baile de bienvenida es como ir a la guerra–le recordó Vick a su novia.

Cada baile en C.A.C., se preparaba desde antes de meses antes, sabía que aquel evento había estado planeado desde el semestre pasado, una vez terminada la bienvenida anterior, el comité se reunió y planeó todo, y aquello lo sabía por Ellie, pues formaba parte de aquel grupo organizacional.

–Te encantará–me había dicho una noche antes de irnos a dormir–. La temática serán La nuit étoilée–mientras hablaba sus manos dibujaban en al aire el titulo invisible.

–¿Qué? –pregunté mientras me reía–. Te recuerdo que soy pésima en francés.

Ellie negó con la cabeza.

–La noche estrellada, pero es que en español ya no suena tan bien como en francés.

Habíamos llegado a la tienda que Kim nos había recomendado, y era un palacio de los vestidos, en los aparadores de cristal se exhibían tres maniquíes a cada lado, cada uno de ellos con vestidos hermosos para cualquier evento social. Sydeny se quedó perdida viendo un vestido verde pistache, con mariposas y de corte recto, mientras que Vick había entrado al local y se había detenido frente a un hermoso vestido en color negro.

–Si me compro esté, hará juego con el de Sydeny–me comentó en cuanto le pidió a la chica aquel modelo en su talla.

–¿En qué sentido hará juego?

–Mira, el de ella es verde y con mariposas, este es negro y con hojas, ¿comprendes?

–Eh… No.

–¡Es como somos! –chilló la chica–. Ella es vida, luz y polvos mágicos, y yo soy el polo opuesto…

–¿Muerte, destrucción, oscuridad? –pregunté.

–Ja, ja, que graciosa–la chica recibió el vestido que le tendía la chica–. Me mediré esto mientras buscas algo.

Vick se acercó a los probadores, mientras yo seguía recorriendo el lugar.

–¿Buscas algo en específico? –me preguntó la misma chica que había atendido a la pelinegra.

–La verdad ni siquiera sé que es lo que quiero–le sonreí mientras observaba la falda de un vestido lila. La trabajadora me regresó el gesto–. Mi amiga dijo que debíamos usar cosas fenomenales, quería que brillaramos.

La chica asintió, como si en verdad comprendiera que era lo que pedía, aunque yo no supiera que era lo que estaba buscando en realidad.

–Hace unos días llegó un vestido, íbamos a penas a colocarlo en aquel maniquí–señaló la figurilla desnuda–, pero si quieres te lo puedo mostrar. Y estoy segura de que es a lo que tu amiga se refiere cuando dice que quiere verte brillar.

Serpenteamos entre los maniquíes y expositores de ropa giratorios, hasta que llegamos a la caja registradora, la chica se metió al almacén, y segundos después salió con una caja en sus manos, no llevaba la tapa de arriba, por lo que podía ver la parte de arriba de la prenda, con sólo ver el corsé azul petróleo, tenía unos hermosos grabados.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.