My rommate is... a boy!

Capítulo trece

Lo arruiné. Como siempre. Si tan sólo hubiera mantenido mi boca cerrada, Kyle no hubiera huido, porque eso fue lo que ocurrió, no salió a comprar banditas para mis rodillas laceradas, él salió de aquí porque lo presioné, lo incomodé. Mi única tarea era disculparme, intentar arreglar las cosas, no tenía por qué arruinarlo todo interceptándolo de aquella forma, ¿que acaso era un maldito interrogatorio de la SIA?

Vaya, hasta yo me siento incómoda ahora. No me di cuenta de lo que estaba haciendo en su momento, me vi realmente intensa, además… ¡Dios! ¿Él creerá que me gusta?, ¿por eso huyo? Vamos, si fue por eso, que cobarde, ¿qué tiene de malo que él me guste…? ¡Pero claro no es cierto! Kyle no me gusta, sólo disfruto de su compañía porque debo de hacerlo, es decir, es mi compañero de cuarto y no quiero que nuestra relación se vuelva tensa… Cosa que acabo de hacer al interrogarlo de aquella forma.  

Pero, sino fue por eso ¿por qué salió corriendo? Kyle no es de las personas que salen de una situación cuando se encuentran incómodos, sino, en las muchas veces que hemos intercambiado palabras ya hubiera huido como hace un rato. A menos que él… ¡No! Eso es de risa.

«Dios no puedo creer las cosas que se inventa mi cabeza cuando estoy delirando». Una vaga, loca y estúpida idea cruzó mi cabeza: «A menos que yo le guste a él». Pero venga, eso no puede ser cierto…

Entre más lo pensaba, más real se volvía, y entre más iba tomando forma aquel pensamiento, más extraña me sentía yo.

Puede que yo no haya conocido a Kyle hasta ahorita –bueno, quizás lo haya visto rápido, pero es que hay muchos estudiantes aquí– pero quizá él si me haya conocido antes. Sydeny dijo que era su compañero, puede que me haya visto con ella en las múltiples ocasiones que la acompañé a sus clases cuando yo tenía horas muertas, quizá él le preguntó por mí… ¡Ay, Dios! Ahora estoy inventándome una loca historia. Si ese hubiera sido el maldito caso, se hubiera acercado hacía tiempo ¿no?

Sólo es la vida jediéndome. Me encontraba en un estado vulnerable, el cual aprovechó para que cuestionara al chico de aquella forma, y que ahora todo esto se retorciera como un maldito estambre. Tengo que arreglar esto antes de que todo se enrede… de nuevo.

 

Volví a salir en busca de comida. Definitivamente no iría de nuevo a aquel restaurante italiano, a pesar de que las ganas de tomarme una soda italiana de cereza seguían presentes, pero evitaré pasearme por ahí por lo menos en dos meses.

Ya había oscurecido un poco, a pesar de las seis de la tarde. Tenía todavía tres horas antes de que se instaurara el toque de queda y tenga que pasar la noche fuera, pero aun así no me arriesgué a salir, así que fui al pasillo gastronómico, o así es como lo bautizó Vick. Los múltiples puestos de comida seguían abiertos y atendían a una cantidad moderada de estudiantes. El lugar estaba ambientando; guirnaldas de focos colgaban de los árboles, iluminando la zona de las mesas de picnic con su cálida luz amarilla. Algunos puestos tenían música, además de que un altavoz que estaba en el medio se reproducían algunas canciones, era extrañamente agradable escuchar una mezcla de Pop, R&B, Rock, Salsa

Muchos de los estudiantes estaban sentados en las mesas de madera pintadas con colores brillantes, disfrutando de los alimentos o esperando por ellos. Las filas en los respectivos camiones de comida no eran tan largas, pero aun así no había ni uno sólo que estuviera vacío.

Quizá, después de todo sí pueda tomarme la soda italiana que tanto quería. Me acerqué a un camión que pertenecía a una pequeña cafetería local llamada Café Aroma, cuyos postres eran deliciosos, sobre todo la tartaleta de frutos rojos. Pedí la bebida y un postre, y mientras esperaba, una chica llamó mi atención.

–Kassia, hola.

Dejé de ver el pasto y me enfoqué en la chica que estaba a un lado de mí, quien había tomado mi brazo para hablarme. Era Alyssa, ahora sí podía reconocerla, la última vez que la vi no llevaba ni una gota de alcohol en mi sistema. Su cabellera rubia iba recogida en una coleta alta, portaba ropa deportiva, y en su rostro lucía un ligero rubor avergonzado.

–Hola, Alyssa.

Había soltado mi brazo, y ahora sus manos jugueteaban inquietas en su regazo. Sus ojos esquivaban los míos cada vez que intentaba verla, y cambiaba el peso de una pierna a la otra. Era más que obvio que estaba nerviosa, y tengo una vaga idea del porqué, y aquello no era lo que quería que pasar. Suficiente gente había sufrido por aquella foto.

–No tienes por qué disculparte–me adelanté. Los ojos de la chica dieron con los míos por primera vez en varios minutos–. No sé que es lo que te haya dicho Kyle, pero sé que no era esa tu intención al subir la foto. Es gracioso ver como la mitad de la escuela se pelee entre Team Kyle o Team Cameron–mentí.

La verdad no era agradable escuchar como las chicas enlistaban las cualidades de ambos chicos, para después terminar diciendo que yo no era la adecuada para ninguno, y pasaban después a una lista mía en donde enumeraban todos mis puntos negativos.

Pero aquello no bastó para calmar a Ally, quien sólo ocasionó que sus mejillas se sonrojaran más y sus ojos amenazaran con llorar.

–Pero debe de ser sofocante para ti, escuchar todo lo que hablan. Tienes razón, yo no quería ocasionar nada de esto, por algo mi perfil es privado, sólo creí que era… que era una buena foto. Ambos lucían realmente bien en ella…




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