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Ana decidió aceptar el reto. Quería crear su propia realidad y cambiar el curso del universo.
El Arquitecto sonrió. "Excelente elección, Ana. Ahora, debes definir qué realidad quieres crear".
Ana pensó durante un momento. "Quiero crear un mundo donde la verdad sea libre y la conciencia sea la guía", dijo.
El Arquitecto asintió. "Comienza a crear".
Ana cerró los ojos y comenzó a visualizar su realidad. Vio un mundo donde la gente vivía en armonía con la naturaleza, donde la tecnología y la espiritualidad se unían para crear una sociedad más justa y equitativa.
De repente, Ana se sintió envuelta en una luz blanca. Cuando abrió los ojos, se encontró en su nuevo mundo.
El mundo era hermoso y pacífico. La gente sonreía y se ayudaba mutuamente. Ana se sintió orgullosa de lo que había creado.
Pero entonces, Ana vio algo que la hizo dudar. Una figura oscura se movía en las sombras, observando su creación.
"¿Quién eres?", preguntó Ana.
La figura emergió de las sombras. Era una versión de sí misma, pero con un tono oscuro y peligroso.
"Soy la sombra de tu conciencia", dijo la figura. "Y he venido a recordarte que la creación es un proceso continuo. La verdad es que siempre hay más que aprender".
Ana se sintió desafiada. "¿Qué debo hacer?", preguntó.
La figura sonrió. "Debes seguir creando y aprendiendo. La realidad es un proceso infinito".
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Editado: 16.11.2024