Nadie más que tú

Capítulo II

Una vez que salió del hotel recibió una llamada, podía reconocer el número, era el secretario de su abuelo.

- Señor, su abuelo me informa que ha terminado la prueba, cuanto antes puede volver a la mansión Escalante, además de eso, ha comprado Tecno Innova para que se haga cargo de ella como el director ejecutivo ‒sonríe al escuchar eso, su abuelo le había puesto de condición tener un trabajo sencillo durante tres años, eso le enseñaría una valiosa lección, además de eso, lo había hecho casarse con la hija mayor de otra prestigiosa familia, los Urriaga, aunque no eran nada comparado con los Escalante‒, también ha dicho que le gustaría que trajera a su esposa ‒bueno, eso no sería posible.

- Dígale al abuelo que estoy enterado, con respecto a mi esposa, pronto pasará a ser ex, cuando lo vea le explicaré los detalles ‒el hombre le responde que entiende antes de colgar.

Guarda el teléfono, se acerca a la moto y se coloca el casco antes de subirse a la moto y arranca, iría a la casa para recoger sus cosas y mañana por la mañana se iría.

Cuando llega estaciona afuera, entra saludando al mayordomo, vivían en una casa cerca de la mansión principal, durante tres años había sido tratado como basura por la abuela y todos los integrantes en general, excepto por Inés, la hermana un año menor de Jimena, la cual era en realidad, su media hermana producto de una infidelidad de su suegro, la trataban igual de mal que a él, aunque a veces recibía castigos a nombre de ella, le daba un poco de pena, su madre había muerto y como si eso no fuera suficiente pesar, la maltrataban y era tratada como una sirvienta.

Sin más camina a su habitación, para recoger sus pertenencias. Su mente estaba en conflicto, entre la satisfacción de cumplir con las expectativas de su abuelo y la tristeza de poner fin a su matrimonio. A medida que empacaba, se preguntaba cómo enfrentaría la reacción de su abuela y de la misma Jimena al revelar la verdad.

Una vez que hubo terminado y tras darse cuenta que en realidad era muy poco con lo que contaba, se dispuso a bajar, con suerte Inés le habría traído algo de comer.

- Hola Benjamín, te traje algo de cenar, mi hermana no estuvo todo el día y bueno, si no esta no preparan nada ‒escucha la voz de Inés nada más bajar, la ve salir de la cocina, ella le sonríe‒, ya sabes, órdenes de la abuela, ven, está caliente todavía, te traje crema de elote, pure y pollo con crema y chipotle, además ‒se había acercado a él y tirado suave de su brazo para hacerlo caminar hacia la cocina, hablaba animada, lo que quería decir que hoy no la habían tratado tan mal‒, Mary hizo tortillas a mano, mi madrastra tenía antojo igual que el tío Julio, así que la mandó a traer para hacerlas, te las caliento rápido ‒lo suelta cerca de la mesa, enciende la estufa y comienza a calentar las tortillas.

Benjamín sentía un gran cariño por ella, era tan dulce a pesar de toda la mierda que le echaban encima. La relación entre Benjamín e Inés siempre fue especial; a pesar de las adversidades, ella continuaba siendo un rayo de luz en medio de la oscuridad.

- Me voy a divorciar de tu hermana, la encontré con otro hombre en un cuarto de hotel ‒ella se gira a verlo con sorpresa.

- ¿Con quién la encontraste? ‒pregunta Inés girándose de nuevo, sabía que su hermana no quería a Benjamín, ¿pero engañarlo? Eso era mucho, incluso para ella.

- Un tal Julián Mendoza ‒la ve ponerse derecha, se gira a verla y se veía blanca cual papel, se pone de pie y apaga la llama‒. ¿Lo conoces? ‒ella asiente algo aturdida.

- Es el tipo con el que mi padre quiere que me case, ¿recuerdas que te dije que querían casarme? ‒Benjamín asiente‒, sólo lo había visto un par de veces, luego mi madrastra me dijo su nombre y a veces va a la casa, no me gusta porque me abraza y me toca, por suerte la abuela tiene una regla estricta de pureza hasta el matrimonio, así que al menos con eso puedo alejarlo ‒eso no lo sabía él, aprieta el puño, era un maldito hombre, pero ya se encargaría de él.

- ¿Por qué no lo dijiste antes? ‒baja la vista apenada.

- Mi madrastra me dijo que si le contaba a alguien, me iría muy mal ‒suspira‒, no quería tener problemas, además, siempre logro quitármelo de encima, así que está bien ‒se encoge de hombros, lo que menos quería era darle más problemas, ella sabía que él recibía muchas de las culpas de ella.

- No volverá a molestarte, cuando revele esto, será el fin de su compromiso ‒ella asiente, le dedica una pequeña sonrisa.

- Gracias, aunque ahora me da miedo saber con quién me comprometerán ‒sonríe triste, lo peor de todo es que no podía escapar, aunque quisiera la encontrarían. Era consciente del alcance de los Urriaga, y bueno, ella no tenía ni un peso, no la dejaban estudiar y que decir de trabajar. Había conseguido hacer un pequeño curso de diseño, amaba la moda y soñaba con tener una carrera en Diseño de modas y crear una línea de ropa, suspira de manera interna, eso sólo era un sueño que jamás vería la luz del día, ella sólo podía aspirar a ser una esposa‒. No pensemos en eso, come antes de que se enfríe ‒le sonríe, se gira encendiendo la estufa de nuevo, termina de calentar las tortillas, se las pone en frente y se sienta a su lado.

Benjamín había tomado una decisión, no dejaría que Inés siguiera sufriendo con esa horrible familia.




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