El descubrimiento de 1945

Todo comenzó en el año 1945, en una remota región montañosa de la península coreana. Durante varios días, los lugareños reportaron haber visto un campo electromagnético extraño sobre una ubicación específica en las montañas. El cielo nocturno se iluminaba con un resplandor inusual, y el aire estaba cargado de una energía palpable que hacía que los pelos se les pusieran de punta.

Los rumores sobre este fenómeno llegaron rápidamente a las autoridades, quienes, preocupadas por la posibilidad de una amenaza desconocida, decidieron enviar un equipo de investigación al área. Este equipo estaba compuesto por científicos y militares de ambas Coreas, que en ese entonces aún no estaban divididas por la Guerra de Corea. La cooperación entre las dos naciones fue inmediata, ya que la magnitud del descubrimiento requería un esfuerzo conjunto.

El equipo de investigación, equipado con instrumentos para medir radiación y otros fenómenos electromagnéticos, se adentró en las montañas. A medida que ascendían, el campo electromagnético se hacía más fuerte, sus brújulas giraban sin control y los aparatos de medición se volvían locos.

"¿Has visto algo así antes?", preguntó el Dr. Kim, un científico de Corea del Sur, a su colega norcoreano, el Dr. Lee.

"Jamás. Esto es algo completamente nuevo", respondió el Dr. Lee, observando con asombro el inestable aguja de su brújula.

Finalmente, llegaron a la entrada de una caverna oculta entre las rocas y la vegetación. Al adentrarse en la cueva, se encontraron con un complejo subterráneo masivo, lleno de símbolos y escrituras que ninguno de ellos podía descifrar. Las paredes estaban cubiertas con inscripciones brillantes que parecían moverse y cambiar de forma, hipnotizando a quienes las observaban.

En el corazón de la montaña, el equipo descubrió una base extraña completamente intacta. El diseño de la estructura era completamente diferente a cualquier cosa que los humanos hubieran visto antes: grandes pasillos triangulares, puertas que se abrían sin contacto humano y una sala central que contenía lo que parecía ser un centro de control con pantallas holográficas y paneles de control avanzados.

"Esto es... increíble", murmuró Choi mientras recorría la sala de control, sus dedos rozando suavemente una pantalla holográfica que mostraba el sistema solar con detalles nunca antes vistos.

Lo más sorprendente era una serie de naves triangulares. Eran enormes, con superficies lisas y sin costuras visibles, como si hubieran sido moldeadas de una sola pieza de metal. En una de las naves encontraron una serie de coordenadas que daban inexplicablemente hacia el Triángulo de las Bermudas, sugiriendo una conexión con los numerosos avistamientos y desapariciones extrañas en esa región del mundo.

A medida que avanzaban en la investigación, comenzaron a darse cuenta de que esta tecnología no era solo avanzada, sino posiblemente, de origen reptiliano. Las inscripciones y los símbolos en la base mostraban figuras que recordaban a reptiles humanoides, y algunas de las herramientas y dispositivos encontrados tenían formas y funciones que parecían diseñadas para seres con manos y dedos diferentes a los humanos.

"Estas herramientas... parecen diseñadas para una anatomía diferente", comentó el Dr. Lee, sosteniendo un dispositivo extraño. "No son para humanos".

Los científicos especularon que esta civilización reptiliana había visitado la Tierra hace milenios, estableciendo bases secretas y observando el desarrollo humano desde las sombras. La posibilidad de que estos seres hubieran dejado su tecnología atrás abrió un sinfín de preguntas y temores sobre el verdadero propósito de su visita y si aún estaban observando.

El descubrimiento fue mantenido en secreto, y ambos gobiernos coreanos trabajaron juntos para descifrar la tecnología y entender sus posibles aplicaciones. Sin embargo, no todos estaban de acuerdo en cómo proceder. El General Seo Jin-woo, un ambicioso y despiadado militar de Corea del Norte, vio en esta tecnología una oportunidad para dominar no solo la Tierra, sino también otros mundos.

"Esta es nuestra oportunidad para tomar el control, no solo de Corea, sino del mundo entero", proclamó Seo en una reunión secreta con los líderes militares norcoreanos.

Seo propuso mantener el descubrimiento en secreto y utilizar la tecnología para construir un imperio interplanetario bajo su mando. La Sargento Choi Jin-eun, una destacada oficial de Corea del Sur, se opuso firmemente a esta idea. Ella creía que el conocimiento debía ser compartido y que la tecnología podría usarse para el bien común de toda la humanidad.

"No podemos permitir que un solo hombre decida el destino de la humanidad", argumentó Choi en una reunión con los líderes surcoreanos. "Esta tecnología debe ser usada para el bien común".

El conflicto entre Seo y Choi llegó a un punto crítico cuando Seo, en su afán de poder, decidió eliminar cualquier oposición. Ordenó el asesinato del Soldado Park Hyun-sik, el novio de Choi, para enviar un mensaje claro. La muerte de Park desató una cadena de eventos que resultó en la ruptura de las relaciones entre las dos naciones.

Corea del Norte, bajo el control de Seo, dejó de enviar informes a Corea del Sur y comenzó a ocultar sus verdaderos avances tecnológicos. Hicieron creer al mundo que no estaban interesados en la tecnología, mientras en secreto preparaban su escape a este nuevo planeta. Solo los mejores científicos, médicos, ingenieros y soldados fueron llevados, dejando atrás a la población general, que desconocía completamente los planes del régimen.

"El resto del mundo nunca sabrá lo que hemos encontrado", dijo Seo con una sonrisa fría mientras miraba la base alienígena. "Esta tecnología nos pertenece".

La traición de Seo marcó el inicio de una nueva era de desconfianza y tensión entre las dos Coreas. Mientras tanto, la tecnología reptiliana se convirtió en el arma secreta de Seo, un recurso invaluable que planeaba usar para construir un imperio en un nuevo mundo, lejos de la Tierra y sus crecientes problemas.