Nebula

Nuevo Mundo

De repente, la tumultuosa montaña rusa de colores y formas se detuvo bruscamente, dejando a Jara aturdido y desorientado en medio de un mundo desconocido. Abrió los ojos con cautela y contempló con asombro la vista que se extendía ante él: un vasto mar azul rodeado de imponentes montañas rocosas de un color rojizo intenso.

El impacto del aterrizaje de emergencia sacudió la nave con violencia, arrojando a Jara contra el suelo con un golpe sordo. El dolor y la confusión lo envolvieron mientras se desvanecía en la oscuridad, su conciencia cediendo ante el trauma del accidente.

Jara se despertó lentamente, sus sentidos regresando poco a poco mientras la oscuridad que lo había rodeado se disipaba. A su alrededor, el mundo se revelaba en todo su esplendor alienígena, un paisaje que parecía salido de un sueño o una película de ciencia ficción. Este nuevo planeta era una mezcla de lo familiar y lo exótico, con elementos que recordaban a la Tierra, pero con colores y formas que desafiaban toda lógica.

Se incorporó, sintiendo el peso de la gravedad ligeramente diferente al de la Tierra. Observó el paisaje y se maravilló con las montañas que se alzaban majestuosamente en el horizonte. El cielo tenía un tono azul claro, y el aire, aunque respirable, tenía un olor extraño, una mezcla de minerales y algo floral.

El terreno era de un tono rojizo intenso, similar al del desierto de Marte pero con una textura más viva y rica. Las montañas se alzaban majestuosamente en el horizonte, sus cumbres rocosas y afiladas contrastando con el cielo azul claro. A medida que avanzaba, Jara notaba cómo el suelo bajo sus pies tenía una consistencia similar a la arena fina, pero con una extraña suavidad que lo hacía casi agradable al tacto.

Caminando lentamente, se dirigió hacia una elevación cercana para tener una mejor vista del lugar. Desde allí, vio un vasto mar de un azul profundo y cristalino extendiéndose ante él. Las olas rompían suavemente contra la orilla, creando un sonido calmante que le recordaba a las playas de su hogar en la Tierra.

El agua era sorprendentemente clara, y en su interior podía ver formas de vida marina que se movían grácilmente, sus colores vibrantes brillando bajo la luz del sol alienígena. Al mirar más de cerca, notó que las criaturas marinas tenían formas y patrones que nunca había visto, con colores iridiscentes que cambiaban según el ángulo de la luz.

Jara se inclinó para tocar el agua y sintió una frescura que le recordó a los manantiales de montaña. Aunque era un entorno completamente extraño, había algo reconfortante en la naturaleza del lugar.

similar al de la Tierra. Durante el día, el sol, aunque ligeramente más grande que el que conocía, bañaba el paisaje en una luz dorada. Por la noche, una luna plateada iluminaba el cielo, acompañada de estrellas que brillaban con una intensidad casi mágica.

Jara se acomodó en una pequeña cueva cercana, usando su traje espacial como aislante del frío nocturno. A medida que el cielo se oscurecía, las estrellas aparecieron, formando constelaciones desconocidas pero fascinantes. Una sensación de soledad lo invadió, pero también una chispa de esperanza y curiosidad por lo que este nuevo mundo podía ofrecer.

Durante las noches, mientras se refugiaba en su improvisado campamento, Jara reflexionaba sobre su misión y su vida en la Tierra. Pensaba en su familia, sus amigos, y la vida que había dejado atrás. La incertidumbre y la desesperación a veces lo abrumaban, pero también encontraba consuelo en los recuerdos felices.

"Base, aquí Jara. ¿Me reciben?" repitió una y otra vez en su comunicador, esperando una respuesta que nunca llegaba. La falta de comunicación con la Tierra era frustrante, pero no estaba dispuesto a rendirse.

Jara pasó los días siguientes explorando el área circundante, tomando muestras del suelo y la vegetación, y documentando todo lo que veía. La flora del lugar era impresionante: plantas con hojas que cambiaban de color al tacto, flores que emitían un leve brillo en la oscuridad, y árboles con troncos transparentes que revelaban un sistema vascular complejo y hermoso.

Los animales eran igualmente fascinantes. Vio criaturas que se desplazaban con una gracia sobrenatural, algunas parecidas a los mamíferos terrestres, pero con pelaje de colores vibrantes y ojos multifacetados. Aves de plumaje iridiscente surcaban el cielo, emitiendo cantos melódicos que resonaban en el aire tranquilo.

Jara intentó varias veces establecer contacto con posibles habitantes, gritando y haciendo señales, pero no obtuvo respuesta. Sin embargo, una sensación constante de ser observado lo acompañaba, haciéndolo más cauteloso.

Caminó durante horas, intentando comunicarse desesperadamente en varios casos con los escasos seres que se cruzaban en su camino. Sin embargo, sus intentos eran en vano y la gente lo miraba con recelo, como si fuera un intruso en su mundo. La frustración y el miedo lo envolvían mientras continuaba su travesía en busca de una salida.

De repente, un zumbido mecánico lo sacó de sus pensamientos. Un dron se había percatado de su presencia y lo seguía de cerca, emitiendo un zumbido insistente. Jara aceleró el paso, tratando de huir del intruso metálico, pero pronto se dio cuenta de que más drones se estaban uniendo a la persecución.

El pánico se apoderó de él cuando se vio rodeado por los drones, sus luces parpadeantes y sus zumbidos amenazantes llenando el aire. Intentó escapar, pero era demasiado tarde. Uno de los drones lo alcanzó y lo paralizó con un choque eléctrico, dejándolo indefenso en el suelo mientras la oscuridad volvía a cerrarse a su alrededor.




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