CAPÍTULO 6
El reencuentro.
Por un segundo nose que hacer, estoy atrapada en su mirada, en ese color donde hay promesas escritas y muchos secretos, el lleva unos Jeans azul oscuro, con unas botas cafes militares, una sudadera gris que le cubre el rostro con su capucha y una gorra negra, alguien tira de su brazo para llamar su atención. El intenta dar un paso hacia ami y le frena en seco, se enzarzan en una discusión acalorada. Me extraña que me haya reconocido, muy pocas veces me topo con sus aliados y solo cuando gestiono sus negocios cuando se trata de humanos.
De repente Carin me alza de la cintura para depositarme un beso en mis labios y esto es suficiente para recobrar mi compostura.
– ¡Que haces idiota! – le digo sosteniéndome de sus hombros mientras lanzo miradas asu espalda. Tiene el rostro desencajado mientras Carin no me suelta de su abrazo, aún con las manos en mi cintura, no se pero me hace gracia su consternación, en cómo aprieta los puños con una mirada asesina. ¿Qué coño le pasa? Me pregunto divertida.
– Ella dijo que no me atrevía – dice soltándome y arreglando mi cabello. Yo me aparto de él dando un paso hacia atrás.
– ¡Anaq! – me grita Soledad con mi nuevo nombre.
– Si dime – digo intentando no mirar hacia el pasillo sombreado.
– Te he gritado porque no me hacías caso – dice ella toda sonriente.
– Estaba distraída… bueno – Soledad me distrae sacudiendo la mano en mi rostro. Parpadeo y le prestó atención.
– ¿A quién miras?
– A nadie... Bueno, si ah, alguien.
– ¿A quién? – se entromete Carin.
– Unos lindos globos oculares – digo coqueta – ¿Lo conoces? – Señaló hacia el pasillo y ya no está.
– No veo a nadie.
– Que raro, juro que alguien me reconoció.
– Pues claro tonta, eres la hermana de Kiara.
Seguramente se fue. Siento una opresión en el pecho. Me encojo de hombros y miró a Carin algo preocupado, escruta hacia los lugares. Me inclinó besando su mejilla lentamente y se vuelve en mi dirección sonriendome.
– ¡Rayos! – respinga Soledad viendo sus bolsillos.
– ¿Ahora que? – se queja Erol a su lado.
– Me he olvidado mi chaqueta en el barquero.
– En serio – dice Erol con un suspiro de frustración y ella le pone mala cara.
– Se me ha olvidado el dinero adentro.
– Me extraña de ti, con lo controladora que eres – digo.
– Ella le coqueteo descaradamente enfrente de mí – dice Erol con un poco de resentimiento. Ella se acerca y le da un corto beso en los labios.
– Sabes que solo te quiero ati… pero ese humano era lindo.
La mano me arde con más fuerza.
– ¿Qué haces? – dice Carin al percatarse de mi energía y pone una mano en mi hombro.
– Nada – digo apartando su mano, hago girar mi mano un poco mas – Necesito ir al baño – subo mi mano cerca de mi pecho evitando la mirada de Carin, sabe que algo pasa pero decide no decir nada.
– Pues en lo que vienen ustedes… los esperare en el primer puente – dice Erol empezando andar.
–¿Quieres que te acompañe? – Soledad se ofrece. Niego con la cabeza dirijiendome en la dirección donde estaba el extraño y me adentro al restaurante donde comimos, hasta llegar al pequeño baño con dos baters. Una señora mayor sale del baño y me entrega la llave.
– El otro está cerrado con llave – me dice – Creo que está fuera de servicio.
– Gracias – le digo mientras introduzco la llave y entro.
Me acerco al espejo abriendo el grifo del agua y mojando mi frente. Miro mi mano porque siento esta extraña sensación de que no debería.
Estoy absorta tratando de refrescarme cuando la puerta se abre y alguien pasa detrás de mí. Pero no siento nada. No alzó la mirada, mojo mi rostro para calmar el calor de mi cuerpo. Cuando un pensamiento abrumador se asoma en mi cabeza.
“Quizá el picor es por Kiara”
– Claro.. ¿Qué pasa contigo? – me miro ceñuda al espejo y de repente él está ahí.
¡Joder que susto!. Ahogó un grito con el corazón latiendo a mil por hora y retrocedo de golpe pegándome a la pared, el espacio están confinado que apenas y cabemos los dos, estoy acorralada contra la pared y mi única salida queda detrás de él y mi cuerpo reacciona ante su presencia.
– ¿Que susto? – digo riéndome, me llevo una mano al pecho y suspiró antes de volverme al espejo – Si sabes que estás en el baño de mujeres. Verdad.
El lindo chico de ojos grises me observa consternado, tanto que me pone nerviosa. Giro lentamente y retrocedo dos pasos hasta sostenerme del lavado.
– ¡¿DÓNDE HAS ESTADO?¡ – me grita hecho una furia. Mi corazón late alterado, mi respiración se vuelve irregular y mis sentidos me alertan del peligro.
– ¿Quien te crees para gritarme? – salto molesta, si me conoce es por Kiara, será un aliado, un enemigo. Da un paso hacia a mi y me pego a la pared. Su expresión que mostraba reconocimiento ahora parece confundida.
– Yanis... ¿Qué tienes?
– ¿ESE, NO, ES, MI, NOMBRE? – saltó molesta, su rostro se desencaja y murmura algo inteligible. Me ve perplejo y con una expresión perturbada. Da un paso hacia mi. Me llevo una mano a la espalda. El también reacciona y se queda en su lugar. Me aferro a mi arma.
– ¿Pero qué te ha hecho? – murmura agachando la mirada, sostiene el puente de su nariz entre sus dedos, parece tan perdido como yo en estos momentos, pero escondo mis emociones justo como Kiara hace. Ladeo la cabeza intentando saber si lo he visto antes , lo recordaría estoy segura. Solo eran sueños y esto es una casualidad.
Cuando él vuelve a clavar sus ojos en mí, algo más que la furia y el dolor se expresan en su rostro. Endereza los hombros y alzó la cabeza. Sin previo aviso acorta la distancia que nos separa antes de que pueda gritar. Saco mi arma y me enfrento a él, bloquea mi brazo y forcejea por desarmarme, por ahora igualó su combate y puedo pasar mi arma de una mano a otra, gruñe buscando mi punto débil y no lo dejó moverse más rápido, no quiero hacerle daño, quiero huir de él. Golpeo su pecho haciéndolo retroceder y por unos segundos me ve estupefacto.