Nefilim almas en guerra

Capítulo 12

Capítulo 12

El prisionero.

Nos debatimos en un forcejeo, antes de que me venciera, Axel y Carin me lo quitan de encima arrodillandolo frente a mi.

– ¡¿que no puedes dejarlo estar?! – le grita Axel. Pero él solo tiene ojos para mí.

– A Kiara le encantará su nueva mascota – dice Soledad con entusiasmo. La miro de reojo con mi nombre en su frente y sonrió – Tú has marcado tu sentencia.

– ¡Imbécil! ¡No debiste venir! – sigue gritando Axel.

– No me debes nada hermano. Te dije que lo haría con o sin tu ayuda. Pero decidiste volver a tu mundo. ¿Que pasó? ¿extrañabas ser parte de un ejército?

– Intentaba salvarte. Y tu...

– Callate – especto disfrutando de su discusión, lo que sea que los haya separado yo fui la causa. Me a arrodillo junto a él tomando su rostro con una mano. Mirando ala profundidad de sus ojos.

– Llevenlo a mi cuarto.

– ¿Que? – espectan Carin y Erol al unísono.

– Te lo vuelvo a repetir – me levanto mirandolo y dándole una mirada amenazante. Mi mirada. Él parpadea y baja la mirada. Me encuentro entre puros ineptos.

– Si ama – vuelvo mi atención a Israel y parece desconcertado.

si Kiara ya regresó debe de darse cuenta que mande los ataques sin su permiso. Y si no se ha dado cuenta, ya no tardará.

– ¿Porque estás sangrando? – me pregunta Axel. Veo hacia donde me ha tocado, tengo una herida en línea recta en mi brazo.

– Genial – masculló Carin, sabe que lo pagará caro, pero no creo que Kiara se fije en él.

– Estoy bien – digo quitándole importancia. Justo ahora tengo dos problemas que resolver y el primero es que he desobedecido a Kiara y no estará contenta. No la siento en ninguna parte de la prisión asi que iré a esperarla en nuestra sala de entrenamiento.

Despues de unas horas, ella no regresó. No puedo posponer mi encuentro con Israel. Regreso a mi cuarto donde me espera mi baño de agua caliente. Se encuentra sentado en mi cama y se pone de pie en cuanto cierro la puerta de atrás.

– ¿Qué piensas hacer? – me pregunta impaciente. No le respondo. Entró desvistiendome y me sigue cada uno de mis movimientos – ¿No vas a hablarme?

No contestó. Me quito la camisa, la resaca dejándome en bra. Me ve horrorizado. Tengo marcas de batallas, en mi vientre, brazos y en mi espalda. Solo que ahora son más notables, debido a que después de encontrarme con él busque problemas. Necesitaba sacar frustración. Subo mis pies aun banco para quitarme las botas. Hasta deslizarme el pantalón. Lo escucho tragar saliva. Justo el efecto deseado.

– Nose tu – tomó una manzana del

frutero junto a él – Yo necesito una ducha.

Paso por su lado quitandome el bra y la ropa interior. Gimo al sentir la espuma caliente contra mi piel y recargo mi cabeza y cierro los ojos. Minutos después el entra del otro lado de la tina.

– ¿Tenemos que hablar?

– Habla – me gusta el silencio, el movimiento del agua mientras meso mi pierna. Lentamente deslizo mi pierna entre las suyas y se le escapa un jadeo.

– ¿Que haces? – me rio. Pero no me detiene. Kiara no está. No puede detenerme. Levanto mi cabeza y miró su torso desnudo, me doy la vuelta recargandome en su espalda, la espuma cubre mi cuerpo, asi que despues de unos momentos de vacilación, una de sus yemas, empieza a trazar circulos en mi hombro y la otra en mi brazo.

– Hola nena, pense que necesitabas compañía – carin entra sin camisa, me gusta su tono, aunque Israel se tensa ami lado y sus dedos dejan de hacer trazos en mi piel. Lo escucho apretar los dientes y contener el aire.

Decido echarle leña al fuego, sacó una pierna de la bañera y la dejó fuera.

– Pues aquí hay sitio – Carin suelta una carcajada. Israel me da una palmada en el brazo. Sabe que estoy jugando con sus celos.

– Joder. Deja de hacer eso – gruñe Israel.

– Claro que no, es divertido, lo digo muy en serio – me rió de él.

– Te has convertido en una auténtica zorra – se me congela la sonrisa. Carin nunca me ha hablado asi, ni de broma. Pero lo ignoro y juego con la mano de Israel. ¿Está de broma?. ¿Verdad?.

Carin me guiña un ojo y se mira el torso desnudo en el espejo. Acariciando mi marca con. Mimo.

– Recuerdo cuando me la hiciste. Aun eras tan inocente. No querías tocarme.

– Dile que se vaya – pide Israel en mi oido.

– Calla – quiero escuchar lo que tiene que decir, vuelvo a meter mi pierna, estas bañeras están diseñadas para mantener el agua caliente.

– Jamás olvidaré nuestra primera noche juntos – suspira y se vuelve hacia mi expresión estoica – Tienes una reunión. Los soldados te esperan.

Toma mi bata colgada y la abre para mi.

Las manos de Israel se aferran a mis hombros, impidiendo que me levante.

– Ni hablar – ladra israel.

– Por favor... hermano. No es la primera vez que la veo desnuda – suelta Carin con sorna. Israel me aparta intentando ponerse de pie. Y lo retengo de la mano.

– Carin ya dejalo... – intento reirme, pero ver la expresión de Carin me consterna. No está bromeando.

– Vamos nena, querias ser como nosotros no – salta. Ya se está pasando.

– ¿Pero tu de que vas?

– Yooo... – finge inocencia y solo me esta cabreando – Eres tu la que se está comportando como una zorra al meter a este capullo a tu cuarto... Ya no te basta el numerito del barco ahora lo traes aquí.

Me pongo de pie con daga en mano.

– ¿Que coño haces? – ladra israel tapandome con su cuerpo.

– Te arrepentiras de esto idiota, ¿Quien te crees que eres?

– Ahí está el problema no, soy tu amigo cuando te conviene.

Analizó su expresión y como un rayo de luz entiendo y comienzo a carcajearme de el.

– No puedo creerlo, ¿Enserio carin? ¿Estas celoso? – rompo a reír de nuevo y eso lo enfurece más.

– Cuidado y la tocas – advierte israel

– No sabes lo que voy a disfrutar esto... Y mucho Carin

– No te tengo miedo.

Sale del baño lanzando la bata y yo espero. Hasta que se escucha un portazo. Me quedo de pie con Israel estudiandome.




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