Capítulo 15
EL SECUESTRO
Parte 1
Sestra
Porfin me lo he quitado de en medio.
Entre más repito las palabras en mi mente, más cabreada me siento y no entiendo la razón. Hasta que empiezo a reír. Porque evidentemente he logrado lo que quería. Ella se quedará conmigo.
– LARGO – le exijo a la semihumana, que no se mueve – LÁRGATE – la risa, se convierten en carcajadas, hasta que las lágrimas se me saltan de los ojos y logro calmarme. Odio sentirme fuera de control. No estoy acostumbrada.
Lo he consumido todo, eso lo he sabido desde el principio, dejar esta pesadilla de vida. Odio estar rodeada de estos seres. Me dejo caer de rodillas undiendo mis manos en mi cabello, retuerso un mechon haciendolo negro, algo que Sestra ve hacerme y le molesta.
El dolor está ahí sin poder salir, comprimiendo mi pecho, quiere latir, se que quiere latir pero no le dejo ni le dejare. No siento nada, no lloro aunque sienta el deseo, no quiero parar, necesito más, necesito terminar con mi carga. Alguien vuelve a entrar a mi habitación, no es Soledad. Ni siquiera volteo.
– No estoy de humor.
Escucho pisadas fuertes y pesadas, de tras de mi, con un tintinear familiar, empiezo a darme la vuelta, un soldado se abalanza sobre mí, empezamos un forcejeo por toda la habitación mientras él intenta someterme contra el suelo, le doy oportunidad, me lo quitó de encima, no tengo tiempo a levantarme, empiezo arrastrarme hacia mis armas, cuando tira de mis piernas, le pateo, pero no con la suficiente fuerza, estoy apunto de gritar para pedir ayuda, cuando otras manos me someten y me amordazan.
– ¡Sostenla! – grita otra voz.
– ¡No la sueltes! – le ruge a quien me mantiene inmóvil mientras yo lucho y forcejeo por liberarme, por un segundo reparo en el tacto, esas manos me son desconocidas y he medido mi fuerzas con el, ¡Lo sabia!. Se quien es, ¡Juro que lo matare!... es Carin, alzo la vista y lo veo aplastarme con su rodilla en mi espalda.
– ¡¿Que. Mierda. Haces?! – le gruño con la mordaza en mi boca. Empiezo a pelear con más fuerza y otras manos me toman las piernas haciéndome girar quedando boca arriba y veo a Erol encima de mis piernas, aun puedo sacudirme, pero me estoy agotando solamente, sus ojos se clavan en mi.
– ¡Traidor. Te mataré. Te lo juro!
– Lo siento Anaq… secuestraron a Sol y la mataran si no les ayudo.
– Ayudarle… ¿A que?
– Vamos alejarte de Kiara.
– NO – empiezo a retorcerme, pero me tienen inmovilizada totalmente.(Odio tener razón siempre) – ¡CARIN!
– Ecúcha nena. Todo lo planeamos de último momento. No podíamos convencer a Israel que te dejara en paz. Y él no te abandonaría, estaba dispuesto a morir a tu lado por tu propia mano. Te quiero nena. Pero si no puedo tenerte. No pienso perderte. Te has estado destruyendo a ti misma durante todo este tiempo.
– NO. PUEDES. NO ES TU. DERECHO
– ¿CUMPLIRAN CUANDO ESTEMOS LEJOS?, ¿NOS DEJARAN LIBRES? – Erol exije con una mirada desesperada.
– LO AREMOS – asiente Carin.
– KIARA VA A DARNOS CAZA DESPUÉS DE ESTO… QUIERO ESTAR LO MÁS LEJOS POSIBLE – si seguro que así será. Sestra te matará.
– ¿Estás listo? – avisa el soldado vigilando la puerta – Antes de irnos, veras tu obra maestra princesita – el soldado se acerca furioso. Y entre sus manos lleva una de las cadenas que traía Israel, veo que Erol lleva otra y que quizá Soledad la lleve también. Odio las cadenas. Forcejeo, tengo que evitar que logren separarnos.
– Entre más te resistas nena. mas doloroso sera – Carin intenta calmarme, pero lucho, lucho para darle una señal a mi Sestra.
– Pudrete – ¿Porque no ha venido? ¿Que acaso no presiente el peligro? – ¿CARIN COMO TE ATREVES A TRAICIONARME? TE SALVÉ LA VIDA.
Toma entre sus manos mi rostro con brusquedad y me espeta en la cara.
– Y por eso mismo te estoy devolviendo el favor.
Carin y el soldado me ponen la cadena, y aunque intente impedirlo no podré evitarlo, son más fuertes que yo. Nos van a separar de nuevo. Y Sestra. Sestra se volverá loca. Se que odia esto y no estaba de acuerdo desde un principio. Me maldigo internamente y los maldigo a ellos por Idiotas. En cuanto las cadenas se cierran automáticamente contra mi pecho. El dolor es tan atronador que me retuerzo en el suelo. Nadie puede oírme. Sestra no notara cuando me vaya. ¿Dónde estára ahora? ¿La habran atado? Y solo de imaginarlo me hierve la sangre, lo que provoca que las cadenas me hagan sudar mientras me cortan la respiración.
– Tu hermana va hacer un reconocimiento a México y no volverá hasta dentro de unas 8 horas y para ese entonces ya estaremos lejos. Antes de que ella lanze un ataque, todos estaremos en Manhattan.
Ya no puedo forcejear más, lo he entendido, entre más me retuerza más apretaran. Están diseñadas para impedir nuestra transformación.
– Toda la tropa ya se ha ido a sus puestos. tenemos como mucho 10 minutos – las cadenas dejan de apretar y la presión me permite respirar con más calma. Ella puede encontarme. Ella siempre lo ha hecho. Tengo que aferrarme a esa idea.
– Debo irme con Kiara los veré luego levántala. Tengo que agradecerte tu jeringuilla con la beyadona.
Me arrastran hasta el sótano donde posiblemente esta el cuerpo de Israel, mientras avanzamos por los patios abandonados, me pregunto qué habrá hecho Axel para convencer a Kiara de despejar la zona, engañar a Kiara es muy difícil, tienen que haberlo estado planeando desde hace meces. Nos acercamos al sótano donde estuve la última vez con Israel y mientras bajamos las escaleras con Carin y Erol flanqueandome, en medio de la noche empiezo a ver el río de sangre manchando los pisos. En cuanto tengo la primera vista, veo su cuerpo y no es el, capto un olor diferente. Es gasolina, todo el lugar huele a gasolina y pólvora.
– Jair. Está todo listo – Este hijo de la gran puta, me señala.
– Ella no es Anaq – sonrió internamente, mis amigos me ven y se que piensan.