Nefilim almas en guerra

Capítulo 17 Parte 1

Capítulo 17 parte 1

Sacrificio

La muerte de soledad y erol.

Kiara

Alguien toca la ventana de la terraza y veo a Anaq tras el cristal, para su inexpresividad se siente como la tranquiliza encontrarme. Lo veo en su mirada y eso ya es mucho decir de la insoportable de mi Sestra. Mientras me cambio a mis ropas normales. Ella observa la lluvia caer, cuando me reúno asu lado.

– Es muy facil encontrarte – es lo primero que dice antes de mirarme con hostilidad, sigue molesta por el intercambio – Si intentas apartarlo de mi lado, no te gustara mi reacción.

– No lo are – le prometo y se que no me ara cambiar de idea aún que vuelva a rogar por sus vidas, ella lo puede ver en mi.

– Bien. Reunanse a mi lado cuando terminen.

Me subo al balcón, no sin mirar antes donde el duerme y después me dejo caer al vacío. Es la poca emoción que le he visto demostrar desde nuestro reencuentro.

ANAQ'S

Ya han pasado un día y sigue sin despertar e acomodado sus huesos y vendado. Estoy vertiendo la cura en su boca, sin darme cuenta contemplando sus facciones, sus labios carnosos, su piel clara con ese tono bronceado, el contorno de sus ojos, tiene una cicatriz que le marca la ceja, sin darme cuenta estoy tocándole cada zona, retiro la mano ipso facto, “¿Pero que hago?” es cuestión de un dia mas o dos, será que Kiara llevará el plan sin mi, o ya estará matando o torturando a mis examigos, malditos tontos, espero que se den cuenta de las mentiras de Axel, estaría encantada de entregárselo personalmente, pero él parece haberlo planeado todo. Ella confiaba en ellos por mi, escuchó como Israel respira y aspira con más tranquilidad, la luz del amanecer entra, es cuando escucho un avión avanzar en el cielo, después un helicóptero. En cuestión de segundos escucho vehículos llegar, estamos a unos 35 pisos en el cielo, seguramente trajeron refuerzos, esto se convertirá en un baño de sangre y estaré encantada de bañarme en él junto a Kiara.

Me dejo caer aun lado de él, cierro los ojos, es en lo único que puedo pensar, que sepa que estoy bien, que estoy aquí, que no me he ido de su lado “Estoy aquí” me llevo la mano al pecho, aferrándome a mi propia vida, pero no puedo tocarme mas por que las cadenas aprietan de nuevo, son catigadoras contra mi piel aunque la sensación es de Kiara, siento como si yo también las trajese, y las traigo, como si tuvieran mente propia, poco a poco mis ojos se cierran y me quedo dormida.

Quizá haya pasado un par de horas, cuando siento una caricia cálida en mi rostro, al abrir los ojos estoy recostada contra el sillón junto a su cabeza y su mano cerca de mi piel, se mueve. Doy un salto alejándome, tiene los ojos abiertos, lucen apagados y tristes, un jarrón se rompe contra el piso mientras retrocedo, el sol está bañando la habitación y frente a mis ojos su piel, la de su torso desnudo empieza a tener color.

– Ya no necesitas las vendas – digo tomando un cutter de la mesa que tengo cerca, me acerco con el cutter en mano, él parece mal interpretar mis intenciones, porque me aferra la mano, le veo sorprendida.

– Si quisiera matarte. No habrías despertado – le digo indignada, él busca mis ojos mientras libera mi mano y ladea la cabeza sin decir una palabra, cortó las vendas para que el sol termine de hacer su trabajo. Mi trabajo aquí ya esta terminado, es hora de exigir mi libertad, aún no se dan cuenta que tuvieron a Kiara entre sus manos.

Salgo de la habitación y en cuanto estoy afuera veo a los militares entrar a los edificios, hablan con los traidores y me dejo caer desde la balaustrada de la habitación, escondo el cuter entre mis manos. Cuando toco el suelo las cadenas hacen lo suyo pero puedo soportarlo.

– El ya despertó. Libéranos. Ahora.

– Como ya te dije. No vas a ir a ningún lado – responde Carin ignorándome frente al soldado uniformado.

– Se te ha freído el cerebro. Kiara pondra fin a esto y tu no te vas a interponer en mis planes.

– Creo que ya lo hice querida.

– Te harán falta más que cadenas para detenernos. Solo estás aplazando su final – digo con voz sombría.

– Quizá haya ganado algo de tiempo – dice sin mirarme, el soldado le sonríe.

– Iva a esperar hasta que Kiara llegará. Pero no me pude resistir y lo he degollado. Ahora solo me faltas tu. Te vas a morir aquí y ahora como Israel acaba de morir.

– ¡¿QUE TU QUE!? – me ruge furioso. A veces los ángeles son tan idiotas. El no es el único con trucos bajo las mangas yo también sé jugar, él no sabe quienes somos.

– ¡QUITAME TU JUGETITO! ¡ESTOY EN DESVENTAJA! ¡COBARDE!

– ¡LAS CADENAS SE QUEDAN PERRA! – ¿de verdad me cree capaz de matarlo? Ni kiara podría, porque ella descubrió sus planes y me obligó al intercambio.

– ¡NO ME LLAMES ASI!

– ¡NECESITAS ALA ZORRA DE TU HERMANA PARA VENCERME!

No es necesario que lo siga escuchando, salto sobre él en un ataque directo, pero me deslizo hacia la izquierda antes de que pueda tocarme y lo derribó, y ataco de nuevo antes de que pueda levantarse, le undo el cuter cercas de su corazón y sonrió satisfecha porque será un recordatorio de mi existencia.

– Ups. Falle – se que me costara esta acción, solo necesito encontrar un punto vulnerable.

Erol y Soledad nos observan debatirnos, pero las cadenas empiezan a sofocarme, debilitándome y pierdo la razón, odio las cadenas y Soledad lo sabe, me recuerda al pasado de mi hermana, un pasado que no quiero mezclar con mi propósito. Nada puede hacerme dudar. Todos ellos lo saben, me siento en el suelo gritando.

– ¡Sueltame ahora! – grito debatiéndome entre los ataque de Carin, que no sabe la realidad que va a golpearle su existencia, me puse las cadenas cuando llegó Kiara a buscarme, para seguir con el papel, el no sede, está furioso, Israel me importa una mierda justo ahora, saco un segundo cuter y le cortó el rostro justo antes de que me desarme y me devuelve el golpe con una bofetada.




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