Nephilms ©

III "Lucifer"

∞Nueva York, martes 10.30am.∞

DARA

Luego de ser derrotada ayer a la tarde por Aram, ya no estoy teniendo tantas ganas de entrenar.
No me gusta ser siempre la más débil de mis primos, pero supongo que tendré que vivir con ello, o a lo sumo acostumbrarme, ya que siempre es la misma historia.
Hoy me levanté con ganas de meditar, y tratar de conectarme con mi padre (algo que nunca logré).
Después de que Samara se fuera de nuestra habitación, me acomodé con mis piernas totalmemte cruzadas sobre mi cama.
Suspiré profundo y cerré mis ojos intentando encontrar algún rastro que me lleve a su conexión. Pero nada, aún así, no me rendí y continué un rato más en silencio.

-Dara - dijo la voz del padre Antoni interrumpiéndome por completo - tu gran concentración puede derrumbar toda la iglesia.

Alcé una ceja sin entenderle y seguí su mirada, la cual va hasta los barrotes de madera de mi cama - oh, lo siento hay veces que no logro controlarlo - dije fijando mi vista en los pequeños tallos verdes, rodeado de flores silvestres rojas y rosas, que floresen de todos los lados de la madera - ya lo soluciono - cerré mis ojos de nuevo, y ésta vez me focalicé en deshacer los tallos de la misma. No pude evitar sentirme un poco angustiada.

-No te sientas mal - dijo el padre Antonti - hay que ser pacientes con el tiempo.

Suspiré profundo y no me salieron las palabras para contestarle, por lo que decidí callar y recostarme de costado.
Sentí la puerta cerrarse luego de unos cuantos segundos, y pude sentir pequeñas lágrimas que caían de mi mejilla hasta el mentón. Las limpié furiosa, débil...cuando no.

-Papá - dije mirando el techo y cerrando mis ojos - necesito una señal, necesito sentir que estás conmigo. ¿Por qué no me hablas? - apreté mis puños con fuerza y me rendí cansada - señoras y señores, el mejor padre del mundo - y por último largué una risa irónica, mientras alzo mis cejas y unas nuevas lágrimas se resbalan por mi pómulo.

Unos gritos me llamaron la atención, y me levanté atenta a cualquier cosa.
Abrí la puerta y me sorprendió que vengan de la iglesia. Raro, seguro está pasando algo malo.

-¿Padre Antoni? - dije ingresando al gran salón.

-Quédate ahí Dara - alzó una mano hacia mí.

Samara se colocó a mi lado, mientras que Aram se encuentra al lado del padre Antoni.
No entiendo nada.

-¿Qué ocurre? - dije sintiendo el llanto de una mujer - Samara - apreté su brazo al ver su cara totalmente aterrada.

-Pensé que no estaba en la tierra - dijo tragando fuertemente - no los vi venir - Samara me miró en total desconcierto.

Logré ver de que se trataba todo ésto, y mi cuerpo entero comenzó a temblar debido a constantes escalofríos.

¿Cómo es ésto posible? 
Su sedoso cabello de un negro azabache, resalta ante su piel blanca, además de aquellos ojos rojos sin brillo alguno.
Por un momento conectamos miradas, y sentí que el tiempo se detuvo por unos momentos.
Pude escuchar mi respiración profunda, y el latir de mi corazón que retumba como un tambor en mi cabeza.
El miedo y pánico comenzó a incrementar poco a poco todo mi cuerpo, y la necesidad de salir corriendo era cada vez más fuerte.
Él no debe estar aquí, y lo más importante. ¿Cómo supo dónde encontrarnos?
Nada de ésto tiene sentido, y más aún, verlo acompañado de un joven, el cual nos observa con la misma intensidad que nosotros.
La tensión se puede oler cada vez más en el ambiente, y los gritos desesperados de aquella mujer no ayudan en la situación.

-Tú no eres bienvenido aquí - dijo el padre Antoni elevando una de sus manos hacia Lucifer.

Éste largó una carcajada profunda y larga. Se giro hacia el joven y lo codeó divertido - ¿oíste eso? El abuelo nos quiere echar - el chico rio acompañando su humor.

-Y eso es lo que harán - dijo Aram avanzando un paso adelante.

-Pero si acaba de hablar el hijo de Miguel - dijo alzando sus cejas y cambiando su rostro a un gesto serio y frío - tu papi me venció una vez, pero no creas que te tendré algo de respeto a ti. Si sólo eres una copia barata.

Pude notar el tensamiento de Aram, pero Samara logró detenerlo, colocando una mano sobre su hombro.
Lucifer volvió a reír mientras sacude sus manos de un lugar a otro.

-Basta de juegos. El es Caín, mi hijo - dijo señalando al joven, el cual tiene su ceño levemente fruncido, y nos observa atentamente.

-Hola primos - dijo alzando su mano en modo de saludo.

Hice una mueca sin creer todo lo que está pasando.
¿Lucifer tuvo un hijo? ¿Cómo es que nunca supimos de ellos? La miré a Samara desesperada, ya que ella siempre estuvo un paso adelante de todo lo que sucedía, y por la expresión en su cara, se ve que nunca lo vio venir.
Una corriente eléctrica atravesó toda mi columna vertebral al sentir otro grito de aquella mujer.
Y estoy seguro que todos sintieron la misma sensación, aquí hay algo, algo extraño.

-¿Y ella? - acotó Samara ignorando el saludo de Caín.

-Oh cierto, casi lo olvido - Lucifer sonrió de oreja a oreja - les presento a la parte femenina de Astaroth.

Sentí un frío recorrer toda mi nuca y traté de mirar disimuladamente a los demás. Necesito que digan que es mentira, ésto no puede ser posible.
De un momento a otro la imagen del demonio se vino a mi cabeza, como si fuera una especie de pesadilla.

-Mi nombre es Adeline, por favor - dijo en un susurro y al mismo tiempo sollozando.

-Es humana - dijo Aram apretando sus puños - ¿que les hace pensar semejante cosa?

Lucifer subió su mano e hizo rechinar sus dedos, acto seguido, Caín se acercó a su lado, que consigo llevaba a la chica del brazo muy bruscamente.

-Miren - dijo al mismo tiempo que levantaba un poco la blusa de Adeline.

Samara suspiró levemente y caminó a paso lento y precavido hacia la chica - es la marca de Astaroth.

Miedo y desesperación comenzaron a ahogarme lentamente, por lo que tuve que intervenir - ¿por qué aún no se deja ver? Por lo que estudié, la parte femenina de Astaroth es muy peligrosa e impulsiva.




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