Nery | Aniquilación

Cerdo largo

     En la oscuridad de la noche, entre árboles, hojas secas y ramas, la silueta de un hombre apenas se distinguía; mismo cargaba en sus hombros un bulto alargado color negro notablemente grande. Este caminó uniéndose al sendero, dirigiéndose hacia unos muros enormes a unos metros de él. Como única entrada había una reja negra de al menos 2,50 metros de alto, además de eso no tenía ningún tipo de seguridad aparente. Dentro se distinguía una cabaña con toques modernos de 2 pisos, poseía una escalera de madera hacia la puerta y al nivel del suelo se notaban ventanas largas solo del lado derecho; de su bolsillo sacó una tarjeta blanca y una llave plateada, paso la tarjeta por el escáner, un clic y una luz verde concedió el acceso. Atravesó la reja y esta volvió a cerrarse, caminó por el verde césped que creció desenfrenado por la ausencia de habitantes. Se desvió hacia el lado izquierdo hasta llegar a unas puertas frente a sus pies bloqueados de una enorme cadena gris unida por un candado, se apoyó en una rodilla con dificultad mientras insertaba la llave.  

     Antes de retirar la cadena giró la cabeza producto del crujir de las ramas, mantuvo silencio por unos segundos escuchando con suma atención. Nuevamente, el crujido acompañado de chillidos —Malditos mapaches — Pensó para sus adentros, irritado por el susto que el animal le hizo pasar. Retiró la cadena abriéndose camino por una habitación oscura, mientras sus ojos se acostumbraban a la penumbra caminaba lento con la mano derecha extendida mientras que la otra sujetaba firmemente bulto, sus dedos se toparon con una cadena delgada, tiro hacia abajo suavemente y en breve emanó una luz naranja que por intervalos se iba; ahora se encontraba a media habitación, la luz no era muy intensa, aun así, dejaba ver perfectamente una puerta negra a un metro de él, bastó con acercar la tarjeta para abrirla dando paso a otro cuarto bien iluminado por las modernas luces largas en el techo; penetro hasta el fondo bajando el bulto desplegando la cremallera.
     Una mujer joven yacía en él, solo una toalla blanca cubría su cuerpo, retiró esta misma, apreciándola; de tez blanca, su cabello negro y húmedo le cubría parte del rostro, mejillas rosadas, nariz pequeña, de ojos grandes y labios tenuemente manchados de rojo.  


     Saco su teléfono tras una notificación, los guantes blancos que llevaba dificultaban el desbloqueo, el emisor del mensaje "SR. O", le tomo una foto a la joven postrada en el suelo, tomo la toalla junto al bulto y se redirigió a la salida, no sin antes tomar una carpeta de una mesa de madera plegable próxima a la puerta.  

     Se aseguró de cerrar la habitación, y rápidamente subió hacia el patio, tomando camino a la entrada, esquivando una hamaca hasta llegar a ella, con ayuda de la tarjeta abrió la puerta. Dejo las cosas tiradas en el recibidor a excepción de la carpeta, continúo avanzando por la escalera donde lo esperaba una habitación en el segundo nivel de la casa, dentro reposaba un escritorio, encima de él estaban 2 monitores cuya imagen tenían en la mira a la mujer, tomo asiento dejando la carpeta sobre la mesa mientras exhalaba con un tono de cansancio, se enderezó en la silla y procedió a quitarse los guantes, despojado de ellos los dejo caer en un cubo pequeño cercano al escritorio
     —Verónica Da Luca. Traerte aquí, fue más fácil de lo que imaginé — En sus palabras se notaba cierta irritación, al mismo tiempo se colocaba un par nuevo de guantes, sus ojos se mantenían fijos en la pantalla esperando pacientemente el despertar de su víctima.


     Había pasado ya una hora, las luces comenzaron a bajar su intensidad hasta apagarse. Verónica poco a poco recuperaba el conocimiento, se movió lentamente como despertando de un profundo sueño, la espalda, glúteos y posterior de la cabeza resentían el rústico suelo. Cuando abrió los ojos se notaba confundida, con un dolor punzante en la cabeza e incómoda por la superficie dónde estaba se levantó tan rápido como pudo. La superficie rústica y húmeda lastimaban su piel expuesta, repentinamente se erizó por el frío, pequeños pedazos de piedras y tierra húmeda se hallaban pegados a su cuerpo desnudo, pronto sus ojos se acostumbraron a la oscuridad y así notando lo que le rodeaba. Se puso de pie apoyándose en la pared a su espalda, la angustia que llevaba cultivando desde que recupero la conciencia, sus ojos humedecidos y sentimientos encontrados culminaron en un desgarrador grito —¡¿Dónde estoy?!, ¡¿Qué es esto?!  

En la habitación al segundo nivel de la casa, Lambert la miraba a través del monitor —"Debí encadenarla, pero estresarla más arruinaría la textura" — Era una idea que Lambert había descartado, la mujer seguía gritando, se quitó los audífonos ya irritado por el alto volumen que tenía y tomo en sus manos la carpeta que dejo frente suyo.  

—¡¿Dónde estoy?!, ¿¡Alguien!?, por favor responda — Las lágrimas invadían el rostro de Verónica, estaba en un lugar oscuro cuyo olor era a agua estancada, el suelo húmedo con grietas e irregularidades y más, sin embargo, ella estaba desnuda sin nada que la cubriera; se dejó caer, sus rodillas ahora llegaban a su pecho, las rodeo con sus brazos en posición fetal tragando saliva e intentando pensar invadida por la desesperación.
     De pronto su cerebro hizo clic y se acordó de su novio; Simone, la paranoia le consumía —¡SIMONE! ¡SIMONEE! — le llamaba desde la posición que había tomado...  

     Lambert todo este tiempo estaba analizando a la chica, predijo este comportamiento y solo esperaba hasta que se tranquilizará —Por ahora dejaré que libere estrés y frustración, tratar con una histérica no me ayuda en nada. 


     A lo largo de una hora Verónica gritaba, lloraba y apretaba con fuerza sus piernas sin dejar el lugar donde estaba, se sentía abandonada, las ventanas ubicadas en lo alto a su derecha dejaban ver la oscuridad de la noche, no sabía dónde estaba Simone o como llego ahí. Una idea fugaz paso por su mente —Simone me trajo aquí, ¡no! ¿Para qué? Él no... me haría eso, es muy estúpido pensarlo — De manera repentina se quedó sin expresión como si hiciera esfuerzos por recordar algún momento en concreto. En instantes las luces se encendieron, eran blancas y muy intensas, cerro los ojos por el destello.
—Hasta que despiertas, tienes el sueño pesado — La cámara a su izquierda superior se dirigió a ella, sin expresión y tratando de reconocer la voz, mantuvo su posición. Estuvo largo rato con el rostro levantado mirando la cámara.
—¡Hola!, ¡hola cabra sin pelo!, bienvenida a tu habitación temporal
—¡IDIOTA! ¿¡NO SABES QUIÉN SOY IDIOTA!?
—¿Y tú sabes quien eres? Es literalmente la pregunta más difícil de la filosofía  

    Súbitamente, se reincorporó apoyándose de la pared a su espalda, hecho a correr hacia la puerta frente a ella, sentía una gran incomodidad hasta llegar a su objetivo, embistió la puerta, manipulo el tablero intentando desplegar la manija inútilmente, pues necesitaba ingresar la contraseña, con más detenimiento sus ojos recorrían el lugar, uno lúgubre donde había una mesa de madera plegable, tuberías, un grifo y la cámara. Comenzó a intentar combinaciones al azar, alguna de ella debía ser la contraseña, el panel le dejo escribir 6 dígitos; nada, intento con otro, siguió igual... intento por última vez y como era de esperarse, el panel se bloqueó temporalmente por intentos erróneos. El suelo irregular lastimaba sus pies, pero sin posibilidades tomo la mesa reubicándola hacia la pared a su derecha, cada paso que daba era incómodo, se apoyó sobre la misma para alcanzar las ventanas.
     A través de ellas observaba pasto alto, nadie se tomó la molestia en cortarlo y cuidar de él, de fondo muros enormes de un blanco con signos de antigüedad, más un portón color negro es todo lo que podía ver. El paisaje era desalentador para ella, dio un profundo suspiro y procuro bajar con cuidado, ya que la mesa tambaleaba al no estar en una superficie en buen estado.   

     La temperatura del lugar comenzaba a bajar, su cuerpo temblaba ligeramente por esto, sentía la cara pegajosa por el recorrido de las lágrimas, miraba hacia las ventanas mientras ideaba algo para poder escapar —Podría levantar la mesa y usarla para romper las ventanas, la puerta es demasiado aunque destruir la cámara sería mejor.  

     Las luces se apagarán dejando el lugar en penumbras, de nueva cuenta sus ojos se comenzaban a acostumbrar a la oscuridad, se dirigió al grifo con la idea de lavar su rostro, el agua estaba helada, lo que provoco el apartar de sus manos, tomo valor y rápido ejecuto su limpieza. Lambert se hallaba recostado en la cama de la habitación, dejo un par de guantes nuevos en el buró cercano a la cama, su teléfono y la tarjeta; se acomodó quitando las almohadas y boca arriba. 

     A la mañana siguiente se reincorporó sentándose, tomo camino hacia el baño para ducharse, lavarse los dientes y estirar su cuerpo. Al salir se vistió solo con un pantalón marrón, calcetines y zapatillas deportivas color negro, se puso los guantes, guardo de más artículos y bajo a la cocina. A pesar de la apariencia, la vivienda poseía todo tipo de comodidades, el refrigerador está lleno de comida, había un pequeño anaquel con todo tipo de alimentos de larga duración oculto tras una puerta de desplazamiento lateral; puso a calentar una sartén, tomo la masa de crepás instantáneas para añadirle leche y proceder a su preparación.
     En unos minutos se hallaba disfrutando una serie de crepas acompañadas con frutos rojos y un toque de quemas dulces —Me he olvidado de poner la alarma, han pasado exactamente 13 horas desde que llego aquí — Pensó mirando el teléfono que marcaba las 10:40 AM. Terminó su desayuno con un gran vaso de agua para dirigirse al monitor de la habitación, veía a Verónica de pie sobre la mesa mirando por las ventanas. 

     En el cuarto donde se encontraba Verónica miraba con tristeza y desesperación, sus uñas sangraban y los marcos de las puertas estaban tenuémente manchados de rojo, se notaba agitada mientras seguía manteniendo el equilibrio, resignada, bajo con cuidado y se posiciono frente a la cámara —¡Tengo hambre! — Nada, no había movimientos de estabilización o enfoque, repentinamente la voz se dirigío a ella —Por si no lo notaste, a tu espalda hay un depósito de agua.
—¿Solo agua?
—"Solo agua", al menos agradece que te doy algo —Decía Lambert con un tono agudo y burlezco. Dejo su asiento aplicandose bloqueador solar y una camiseta para salir de la casa. Dentro de los muros además de la casa tambien había un pequeño cuarto aislado lo suficientemente grande para considerarse almacen, dentro a uno de los lados había una mesa espaciosa con instrumentos como cuchillos, sierras, contenedores y ganchos, inspeccionaba con detenimiento el estado de los objetos dentro del lugar, hasta que su teléfono comenzó a vibrar, se llevo el movil al oido escuchando a su cliente
—¿Cómo vas?
—Necesito que se tranquilice
—¿Y cuánto tiempo la mantendrás ahí?.
—Un par de días
—Vamos, no es tan difícil hacer pedazos a una persona, al menos para la gente como tú
—El sabor y textura cambian cuando el animal tiene miedo, arruinaría completamente la experiencia. Además, me pediste un platillo explícitamente exquisito
—Tienes razón
—Si usted lo quiere, puedo llevarle un pedazo al terminar el trabajo
—No gracias, prefiero un bife.
     Al terminar la llamada retomo camino a la habitación en busca de un libro, una vez en sus manos bajo a la cocina en busca de un termo para llenarlo de agua y se dispuso a leer en la entrada dejandose caer en la hamaca. Las condiciones eran ideales, casi nadie pasaba por ahí, el sol iluminaba con intensidad acompañado de una brisa ligera y refrescante, un libro, en un lugar silencioso alejado de los ruidos de las grandes ciudades; con sus autos, obras en construcción, drones y el bullicio interminable, sentado en la sombra proporcionada por el techo de la entrada y suspendido en el aire por la hamaca. Cada 25 minutos descansaba de su lectura, daba un descanso de 5 minutos para retomarla. 

     Al caso de 5 horas ya había devorado las 300 páginas, cerro el libro lo dejo reposando sobre su pecho, mientras su mente analizaba la información, jusgaba que tan buena era la obra y destacaba las partes que más le gustaron. Parecía tan tranquilo, relajado como si solo fuese un día de retiro, fue un día de disfrute al menos para él. 

     Verónica da Luca había ideado, puesto en práctica y reevaluando rutas de escape, había intentado sin exito el desplegar la manija, despues de que se bloquea esta deja un tiempo de espera, hasta ahora ella debía esperar 2 horas hasta reintentar nuevamente el introducir los digitos, mas luces estaban apagadas, sin embargo durante toda su estadia notó que las luces se mantenian 2 horas apagadas y 1 hora encendidas, con ese dato llego a la conclusión de que ya tenía 16 horas en el lugar. En tanto haya claridad intentaría embestir y golpear la puerta producto de su desesperación. 

—Hola, hola ¿Cómo estuvo tú día?
—¿Dónde esta Simone?
—¿Simone?... Sí, él esta bien
—¿Sí? ¿Estás detras de esto animal? ¡Te voy a joder la vida y la de todos en tu familia!
—Que agresiva, ya te dije que no esta aquí, debe estar disfrutando ahora que ya no tiene una carga, en tanto llega el pago de tu rescate — El semblante de Verónica había cambiado de irá a desepción, no podía formar palabras, solo valvuseaba mientras sus ojos se humedecían, finalmente se tranquilizo, limpió sus lagrimas y con un tono quebrado se dirigío —¿Cuánto tiempo más... estaré aquí?
—No lo sé, lo necesario ¿Tal vez?
—Lo que quieras, solo pídelo, yo, yo... no quiero estar más aquí
—No quieres estar más aquí, bueno, supongo que en una seman–
—No, ¡escucha! 

     Por esa interrumpión Lambert corto contacto con Verónica, minimizo la ventana del PC y se relajo sobre la silla, reflexionaba sobre la situación actual —El ayuno la desintoxicará, pero si sigo estresándola su carne se volverá dura y poco apetecible, eso pasa con todo tipo de animal y el humano no es diferente.


     Las luces se encendieron; Verónica se hayaba pegada a la pared frente a la puerta, retomo la posición fetal cubriendo sus piernas con sus brazos, de esa forma se sentía segura en este lugar inospito, al reponerse del cambio tan abrupto de iluminación parecío reconsiderar su plan. Lambert había notado este cambio de interés —Creo que no es tan idiota como creí, ya debío darse cuenta — Una sonrisa burlona se reflejo en su rostro.
—Debo ir al baño
—Hazlo ahí
—¡Estás... Enfermo y... Mal del cerebro si crees que yo!–
—No estás en posición de exigir
—Cerdo asqueroso, te vas a arrepentir — Decía esto apretando los dientes y posicionandose debajo de la cámara, de esta forma no podría verla —Esto es una humillación, hacia mi, a mi familia, a mi dignidad. Te voy a matar quien quera que seas — Miró hacia ariiba en tanto resolvia sus necesidades, de repente la cámara giró a verla y el lente se movía intentando enfocarla mejor; esto hizo enfurecer a Verónica y mantenerla bajo más frustración.


     Ya habían pasado 2 horas desde ese entonces, la cámara en modo de visión nocturna la mantenia fija, Verónica se concentraba en hacerle la mayor cantidad de gestos ofensivos acompañado de maldiciones de todas las formas que su cerebro ideaba. Para este punto Lambert esta fastidiado, aburrido totalmente, considero desactivar las ventanas electrocrómicas para distraerla —Ha hecho caso omiso al agua, prefiere deshidratarse. Bueno ya no importa, en poco tiempo no tendre que soportarla más — El telefono comenzó a sonar, contesto la llamada con su optic mientras dejaba su lugar hasta llegar a la cocina
—¿Qué tal?
—Ya casi termino, solo debo aturdirla y estaré comenzando con los preparativos.
—De igual manera puedes dispararle, usa un tranquilizante si te preocupan sus arranques de loca.
—Eso mancharía el sabor de la carne
—Que delicado, el humano es tán–
—Ineficiente, igual no creo que pueda sacar tanto de ella — Al finalizar con la llamada se dispuso a saciar su hambre; preparando una pasta tipo carbonará y agua simple.
Sus pasos resonaban en la escalera al subir, estuvo observando un poco más a Verónica antes de quitarse la camisa y recostarae en la cama —Se daño las uñas, en su desesperación debío comportarse como animal incluso si eso provocaba un daño a ella misma.


     El frío de la habitación era tal que Verónica podia ver el vapor que exhalaba, los dedos de los pies estaban entumecidos y helados, solo podía estar en cuclillas abrazando su piernas manteniendo el calor que su cuerpo emanaba, desde hace horas que no comia, las uñas de ambas manos dolian y la temperatura del ambiente solo empeoro esa sensación. Su cuerpo temblaba constantemente —Salven... me — Fue lo ultimo que dijo antes de perder la conciencia.
     Al abrir sus ojos se hayo de cara al suelo, seguía baja la temperatura aunque menor que cuando perdio la conciencia, miró hacia las ventanas; no tenían claridad, tras ellas notaba que seguía siendo de noche —¿Cuanto tiempo dormi? — El sonido de pasos sobre ella la hizo erizarce, el día anterior escucho por breves ratos actividad intensa —¿Qué esta haciendo tan de noche? ¡Oye! ¡Oye! ¡idiota! — Sin respuesta Verónica trepo la mesa con dificulpad, sus dedos ardian por las heridas, si el sujeto pasaba por ahí intentaria verle. Los sonidos insesantes de pasos y en ocaciones de objetos pesados contra el suelo daban paso a su imaginación a todo tipo de ideas, al tocar la ventana sintió una calidez agradable, cosa muy rara ya que era de noche. 

     Pasaban las horas, el ruido ya se apasiguó hace una hora y resignada se dirigío a el grifo por agua, pese a la frialdad con sus manos tomo lo maximo que pudo y las acerco a su boca, repitío este proceso unas 4 veces más, se relamia los labios mismos que por el tiempo ahí, estaban agrietados y secos. Las luces blancas más el agua que se estancaba le dejo ver su reflejo, ya no había más esa mujer bella de ojos cafés, labios rojos como fresas, cabello negro lazio y vestida con las mejores prendas, lo único que veía era una triste y solitaria chica de cabellos enmarañados, rastros de maquillaje descolorido, con ojeras y semblante triste. Llena de rábia y con lagrimas en los ojos descargo su ira impactando los puños en el agua en un ataque de colera frenetica, al calmarse notaba nuevamente el vapor que su cuerpo exhalaba, rápido corrió hasta las ventanas; esta vez estaban heladas —Es de noche, pero ¿Todo este tiem–
Ni bien acabo la frace las luces se apagaron de golpe, el sonido de la manija le erizo el cuerpo, pasados unos minutos no había actividad alguna, el panel de la puerta estaba apagado de igual manera y prestando atención no lograba distinguír sonidos más allá de los tipicos de la noche y el de su propia respiración agitada —No hay energía — Dió un salto lastimando sus pies al caer, esto no le detuvo pues sin esperar abrió la puerta. Finalmente era libre, solo debía escapar y encontrar ayuda.
     Subío a las escaleras cuyas puertas estaban abiertas, notó que el lugar donde ella estaba era un sotano y donde esta ahora es el patio, miro detras de ella a la estructura temiendo que alguíen dentro de la casa la viera, todo apagado, sin energía y estarían muy ocupados en restaurarla por lo que no tardarían en ir al sotano, hecho a correr hacia la reja principal, al atravesar la esquina de la casa cayó en seco. 

     —Honestamente creí que tenías más cerebro, de verdad, pero... parece que no. Las cerraduras tienen baterías independientes, ante la falta de energía estás no dejaran de funcionar a menos de que se le ordene a distancia — Su cuerpo sufría espasmos era normal después del golpe en em cuello, Lambert retrajo su bastón de combate y comenzo por levantar, el cuerpo rigido de Verónica dificulto esta tarea. Una vez en sus brazos caminó hasta el pequeño almacen detrás de la casa, las puertas estaban abiertas dentro se iluminaba por luces blancas, al fondo se hayaba una barra transversal provista de ganchos enormes y debajo de esta un resumidero, a la izquierda la mesa llena de todo tipo de cuchillas.
     Bajo a Verónica y realizo una insición detras del tendón de Aquiles de cada pie para insertar los ganchos, la sengre brotaba como una fuente de liquido constante manchando sus guantes y parte de sus antebrazos, sin esperar y demostrando una fuerza física pese a su delgada figura la levanto insertando los ganchos en la barra transversal dejandola de cabeza al resumidero, separa los pies para dar un acceso a la pelvis, temía que los ganchos se desprendieran dejandola caer, de igualmanera no debía preocuparse al inutilizar los tendones de Aquiles, correr ya no es una opción para ella.
     Lambert se dirige al lavamanos y realiza la limpieza como si de un medico cirujano se tratase, un lavado de 5 minutos exaustivo para finalmente eviparse con cubrebocas, guantes, lentes y delantar. Se queda en silencio con los ojos cerrados, inala profundo y con un tono relajado dice —Concentración absoluta
     Tomó un recipiente de buen tamaño y lo coloca bajo la cabeza de la muker, luego con una hoja larga; corta de oreja a oreja y pasa rodeando el cuello. La sangre comienza a salir a cántaros, Verónica ahogada en su sangre y sin poder hacer nada, clava la mirada directamente a Lambert, mientras que él solo la observa unos segundos y comienza a masajear las extremidades hacia abajo. 

     La mujer se aferra con una de sus manos al delantal, pero el hombre sigue con lo suyo, su agarre se vuelve cada vez más débil, a la vez que hace esfuerzos por intentar respirar, su vida se escapa lentamente. Después de un rato, la sangre baja su ritmo, Lambert vuelve a la mesa y trae consigo un cuchillo para lo inserta debajo de la barbilla y rodea todo el cuello. El sonido de los músculos y ligamentos ceder es constante, una vez termina, rodea ambos lados la cabeza con sus manos y en un giro rápido se escucha el tronar de los huesos, culminando en una decapitación limpia. Se levanta llevando del cabello la cabeza cercenada para ponerla sobre la mesa, dónde le extrae uno de los ojos. 

     Usa una manguera para lavar el cuerpo, toda el agua va directo a un resumidero cerca de ahí, aprovechando esto para verter el recipiente con sangre deshaciéndose del fluido rojo. 

     Su mirada pasiva y perdida contrasta con la concentración de todo lo que hizo, pronto toma un cuchillo de hoja corta y con cuidado de no dañar los músculos, comienza a despellejar el cuerpo, quitando consigo pelos, glándulas sudoríparas y sebáceas. Excluyendo de este proceso las manos y pies, ya que no tienen utilidad para este trabajo. Realiza el mismo proceso con los genitales solo pelando los labios y dejando el ano intacto. Terminando hace un corte en el plexo solar hasta el ano con la hoja firme y con cuidado de no cortar de más, de hacerlo los intestinos contaminarían de bacterias y heces el área, lo que significa más trabajo para limpiar.
     Finalmente, toma una sierra y corta el hueso púbico para comenzar con la extracción de órganos de la parte inferior y superior; estómago, riñones, hígado, intestino grueso y delgado, esternón, corazón, los pulmones, clavícula, laringe y tráquea.
     Por su mente repasaba anatomía humana —La mayor parte de la carne en esta entre el codo y el hombro, abajo; muslos, glúteos y vientre. Los pechos los descarto por ser tejido adiposo y ¿Las costillas?... tiene que ser discreto, así que no lo voy a incluir —Reanuda el trabajo con la extracción de bistec usando la carne del vientre y sigue para aserrar del glúteo a la columna. Dividó el cuerpo y usa la mesa de trabajo para poner una de las mitades —Una vida de alcohol y mala dieta, que asco. 

    Terminando con una, sigue con la otra parte; de los glúteos, muslos y parte de la pantorrilla obtiene filetes al igual que la carne de los codos y hombros. A lo largo de sus 4 horas de trabajo obtuvo 6 kilos de carne; sudado con evidente cansancio, se recuesta en el suelo rodeado de partes que alguna vez fue una bella mujer, una corta perp alegre risa rompe el silencio en la habitación.
—Honestamente, creí que podría sacar más. Para ser mi primera vez... un mal trabajo no hice.
     Agotado por el esfuerzo realizado el sueño lo conquista, entre pestañeos y ojos zomnolientos se quedo dormido. 

     Cuando de repente vuelve en sí e inspecciona que todo esté en orden —Sigue siendo de noche. Que descuidado soy. — Se frota los parpados para luego levantarse con la idea de terminar lo más pronto posible e irse a dormir —Hornear los huesos para debilitarlos y hacerlos polvo es facil, solo debo retirar restos de carne, ¿Y con la demás merma?... Ya veré que hago.
     Toda la carne que pudo extraer fue empaquetada y sellada al vacío, anexando etiquetas para disfrazarla y él finalmente se va a dormir.



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En el texto hay: crimen, psicopata, asesinos a sueldo

Editado: 25.02.2023

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