Ya la agente llevaba dos meses infiltrada y había conseguido llegar hasta la fiesta que se celebraba esa noche, la noche donde todo iniciaría. Mientras la música estaba a todo volumen y todos los adultos se comportaban como unos jovencitos, afuera todo estaba tranquilo; el cielo estaba despejado y la luna brillaba en su máximo esplendor, el silencio parecía la calma antes de la tormenta.
El Alcohol, la música, baile y sexo era lo más predominante en el lugar, a nadie parecía importarle nada, había cero control.
Para los demás esa era la mejor noche de sus vidas, riendo sin preocupaciones y divirtiéndose sin temores, todos tuvieron su momento de libertad máxima. Y ahí estaba ella, viéndolos a todos y vigilando sus movimientos; parecía un halcón vigilando a su presa, pero enfundada en un vestido negro ceñido al cuerpo y su pelo castaño recogido hacia un lado. Estaba ahí, con su bebida en mano, tan expuesta pero camuflajeada a la vez, tan ella, hermosa, como siempre.
Esa noche le había tocado rechazar a más de uno que quería llevarla a la cama y en otras circunstancias quizás habría aceptado, pero en ese momento no tenía cabeza para el sexo, tenía una responsabilidad y quería llevarla a cabo lo antes posible.
- Por lo menos dame tu nombre, una chica tan hermosa como tu debe tener uno épico - sí, siempre había uno que otro idiota que se creía irresistible, y este definitivamente era uno de ellos, en esos momentos Alex sólo los ignoraba, algún día se cansarán, decía.
- Lo siento, pero mi novia no tarda en llegar y es un poco celosa, ¿te importaría?
- Oh- decía claramente decepcionado- disculpa, no sabía que tenías pareja. – ella sólo sonrió a modo de respuesta.
Otro menos, esta chica era un imán para los hombres y no lo niega, también se le ha acercado una que otra mujer. Ella vivía su sexualidad al máximo, no dejaba que unos estereotipos limitaran sus deseos, Alex no creía en etiquetas, si le gustaba alguien pues lo admitía sin ningún temor.
La agente era una mujer de carácter fuerte, era determinada con sus objetivos y siempre conseguía llegar a ellos. Era enfocada y directa, no le gustaba irse de rodeos. Era alguien amable y sociable, pero que se podía tornar fría y seca en tan sólo un segundo. Su cuerpo es tonificado, voluptuoso y proporcional, con buenas curvas en las cuales era fácil perderse.
“Lo mejor será que me mueva de lugar, estoy llamando mucho la atención aquí. Tal parece que me equivoqué, estar en un sillón apartado no iba a hacer que pasara desapercibida.”-piensa. Hasta ese día había intentado mantener un perfil bajo, no se mezcló mucho con las personas de allí, por lo que no era raro verla sola.
Y entonces pasó… se escuchó un gran estruendo, fue tan alto que sobrepasó el gran ruido de la música. Ese instante fue como si todo se detuviera, todos se quedaron paralizados por un momento, era como si estuviesen congelados en su lugar y sus extremidades no respondían a los impulsos enviados por el cerebro... Y así se desató el infierno.
Todos salieron a ver qué carajos estaba pasando, estaban asustados y exaltados, algo muy malo acaba de ocurrir. Nadie excepto ella, Alex, sabía que este era el inicio de un acontecimiento que marcaría la historia, lo que desconocía era que su historia también estaba a punto de cambiar.
- ¡¿Qué carajos está pasando?!- gritó alguien detrás de Alex.
Se les presentó el peor escenario de todos, la ciudad estaba en llamas. El cielo, que antes estaba tranquilo y de su característico azul nocturno, ahora parecía arder entre las llamas; algo llamó la atención de algunos y es que no había humo. Todo lo que estaba fuera de un perímetro marcado por un gran muro, estaba ardiendo, todo lo que conocían ya no existía, se había consumido por el fuego y ya sólo eran cenizas.
- ¿Qué haremos ahora? No podemos quedarnos aquí, esta no es la mejor área del pueblo para vivir, ¿qué dices, Marce? - hablaba una chica rubia. Se veía muy asustada, como los demás. Una chica se aproximaba por entre la multitud y se colocó en un lugar donde todos la pudieran escuchar y ver.
Y entonces la vio, la mujer que sería la causante de muchos de sus problemas, desde el primer instante no pudo apartar los ojos de ella. Era hermosa, enigmática y misteriosa, Alex quedó atrapada en su aura de inmediato y trató de disimular su asombro diciéndose que no era más que una posible sospechosa y que quizás por eso le resultaba tan “llamativa” su personalidad. La chica era rubia, alta y esbelta, su cuerpo era delgado pero tonificado, sus rasgos eran delicados, pero a la vez la hacían parecer muy fuerte. Toda ella destilaba un aire de seguridad y liderazgo que inmediatamente te hacía querer seguirla, ella era muy hermosa.
- No se alteren, todos estamos ebrios y hay algunos drogados, lo mejor es mantener la calma, irnos a descansar y mañana ver hacia dónde podemos desplazarnos, porque es cierto, no podemos quedarnos aquí. - dijo con voz calmada, eso le llamó la atención a Alex.
Al parecer esta tal Marce tenía una voz allí, todos la escucharon inmediatamente y se calmaron un poco.
- Disculpa, pero, ¿dónde dormiremos? Sé que soy nueva aquí, pero es obvio que el único lugar donde se podría descansar está sucio por su fiesta. Además, cómo pueden descansar si el único lugar que conocían está ardiendo, simplemente se esfumó. - habló Alex por primera vez desde que todo empezó. Quiso tantear un poco el terreno.