Al día siguiente ya era hora de afrontar los problemas. Cuando llegaron, la noche anterior, simplemente ignoraron esa parte y se fueron a dormir. Pero ya era hora de poner un poco de orden. Marce había decidido esperar a que ellos vayan a ella, quería ver hasta dónde eran capaces de llegar sin su ayuda.
- ¿Marce? ¿Qué estás haciendo aquí? Te están buscando. – Se encontraban en la biblioteca del instituto. Marce había decidido ir ahí y leer un poco.
- Estoy leyendo, Rose. ¿Quién me busca? – dijo sin levantar la vista de su lectura.
- Las personas, obvio. Te están esperando desde ayer, limpiaron todo el desastre que ocasionaron e hicieron todo según tus reglas.
- Me alegro, vuelvo en un momento.
- No tardes.
Cuando Alex se retira, Marce cierra el libro y suspira. “Tardaron menos de lo que pensé. Bien Marce, creo que es hora de volver.”
Sale de la biblioteca y se dirige a la salida del instituto. Camina un poco y los ve a todos reunidos, esperando por ella. Y si era honesta le gustó lo que sintió al verlos ahí, tuvo un sentimiento de satisfacción que la hizo reprimir una sonrisa. No sabía si ese sentimiento repentino era malo, pero le agradaba y mucho.
- Buen día.
- Hasta que apareces Marce, gracias por honrarnos con tu presencia - dice sarcásticamente Miguel, el hermano de Marce.
- Miguel, no empieces, ya déjala en paz.
- Frank, ¿No te cansas de ser su perro faldero? ya deja de babear por mi hermana, imbécil. Cuéntanos, ¿Qué se siente estar detrás de las faldas de ésta, lamiendo el suelo donde pisa y que no te hagan caso? – Frank iba a golpearlo, pero Marce lo detuvo con una mano y negó con la cabeza. Frank volvió a retroceder y Miguel sólo sonreía divertido- ¡Pero mira cómo te obedece!, lo tienes bien entrenado Marce, te felicito- dice con fingida admiración.
- ¿Ya te cansaste de ser un idiota? Porque déjame decirte que hasta en eso soy mejor que tú, en lo único que me ganas es en la mediocridad, eres el rey de ella y por más que me esfuerce jamás llegaré a tu nivel. Ahora, deja de provocar a los demás con tus estupideces y metete en tus asuntos, haznos ese favor a todos y lárgate de una buena vez, arrástrate como el parásito y la porquería que ambos sabemos que eres, querido hermanito. – dice Marce y sonríe al ver el rostro de Miguel tornarse tojo, estaba furioso. Dio media vuelta y se fue.
- Bien, pasado ese percance, ¿alguien me puede explicar qué carajos sucedió ayer?
- Discúlpanos Marce, es solo que el miedo nos cegó y algunos simplemente enloquecieron, arrastrándonos a todos a esa locura también. – dijo Helms, la morena de la cafetería. Alex se detuvo a observarla un poco, era de mediana estatura, ojos color café claro y rasgos delicados. Era realmente hermosa y tímida al parecer. No hablaba mucho y su lenguaje corporal no era de una persona muy segura de sí misma.
-Sólo excusas y más excusas. Miren, para que podamos sobrevivir a esto debe haber algunas reglas. Nadie toma nada de alguna de las tiendas sin un permiso previo, se hará un inventario con lo que contamos para así mantener el orden de las cosas, ¿están de acuerdo? Propongo esto para evitar sucesos como los ocurridos ayer, todo lo que está en esas tiendas son de todos por igual, ni más ni menos.
- ¿y quién dará los permisos? ¿Tú? - dijo un chico llamado Liam. Era alto, musculoso y rubio. Se mostró indiferente al tema en general hasta ahora, no estaba muy de acuerdo con lo que decía Marce.
- En general, sí. Debo tener información de todo lo que pasa con nuestros suministros. Pero para cada tienda habrá una persona encargada y dicha persona responderá ante mí. Si hay alguna idea mejor estoy abierta a escucharla, de lo contrario ejecutaremos la mía.
- Tengo una mejor idea, ¿Qué tal si dejamos todo como está y que cada quien tome lo que quiera? Se supone que todo es de todos, por ende, no veo la necesidad de pedirte permiso. ¿Y ustedes qué? - se dirigió esta vez a las demás personas- ¿no piensan decir nada, dejarán que simplemente hagamos lo que se le venga en gana a Marce? Porque yo ya estoy mamado de que nos trate como inferiores, sólo se hace lo que Marce quiere, cuando Marce quiere y cómo Marce quiere. Pues sabes qué Marce, JÓ-DE-TE. Estoy harto de esta mierda, y, novedad, no estoy asustado, así que mis palabras no son de miedo, son de otra cosa. – dijo con rabia y se marchó.
- ¿Alguien más quiere irse?
Algunos chicos y chicas se pusieron de pie y se fueron. Marce esperó unos minutos hasta que se aseguró de que nadie más saldría y prosiguió - bien, supongo que si se quedaron fue porque aceptaron las medidas que tomé. Ahora continuemos, los encargados de las tiendas serán:
Frank - la farmacia.
Bryant - la tienda de ropa.
Beatrice - el minimarket.
Ninnet - la cafetería.
Del instituto me encargaré yo. Ustedes cuatro designarán a las personas que necesiten para lo que sea. Ahora, para la limpieza del lugar nos turnaremos todos, no podemos sumergirnos en la basura y la suciedad.