Ni en tus sueños

3

Me despierto entre los brazos de alguien. No lo identifico, miro al rededor y veo que me están llevando hacia una casa a mirar en dirección contraria a donde vamos se encuentra un charco rojo y me entran escalofríos. Esa sangre es mia, poco a poco el charco se hace más grande por culpa de las gotas de lluvia, las cuales se mezclan con mis fluidos y van aclarando el color de este.

Sigo el camino de el charco con los ojos y veo que lleva a una alcantarilla, observo como poco a poco el color del charco se torna en un tono más rosa claro y me obligo a fijar la vista en otro lado.

Me fijo en quién me carga. Pelo alborotado castaño, ojos marrones y una mueca de preocupacion que le quita belleza a su rostro, tendrá que tener unos veinte años más o menos. Mueve los brazos para acomodarse mejor y ahí es cuando reacciono y me bajo corriendo de sus brazos.

Al bajarme me fallan las piernas por lo que caigo de rodillas pero al ver que el sujeto se agacha a tocarme retroceso bruscamente. Me tiembla todo el cuerpo y me siento débil, pero eso no puede pasar, por no haber tenido fuerzas suficientes para seguir corriendo es por lo que me han cogido, podria haber escapado. Algún vecino ha salido a la calle para cotillear pero ninguno se ha dignado a ayudarme, ni ahora, ni antes, cuando gritaba con todas mis fuerzas por que alguien me salvará de esa agonía.

Una chica sale de la casa de en frente mío, a donde el chico pensaba llevarme. Trae unos paños mojados y una toalla en las manos. Me ofrece una mano para levantarme del suelo y yo la acepto.
Entro a la casa, me sienta en un sofa y la chica poco a poco con el paño limpia las heridas de la cara pero estás siguen sangrando.

- Yo soy Paula-me dice ella en tono dulce.- es normal que te encuentres mal ahora mismo, no pasa nada, puedes hablar con nosotros.

-Si, cualquier cosa nos dices, estamos aquí para lo que quieras. -Me dice el chico

-Solo te tengo unas preguntas para poder contar a la policía todo lo sucedido si no te importa - me dice ella en tono suave, como si por poner un tono más fuerte me fuera a romper.

- Si podríais por favor darme un teléfono, ahora lo único que quiero es llamar a mis padres. Por favor- me muevo para que deje de tocarme e intento levantarme del sofá para mostrales que estoy bien- es que un gilipollas me ha roto el móvil.- Me tienden un móvil aún un poco extrañados por mi reacción y procedo a llamar a mis padres pero recuerdo que están en el avión.

Trato de pensar en números que me conozcas pero nadie se me ocurre. Pienso... Y me acuerdo del de Claudia, trato de llamar pero no me lo coge, trato de nuevo pero sigo sin respuesta.

-Oye, os importaría pedirme un taxi. Si no es una molestia y lo pago yo, es que tengo que volver a casa.- les digo. Tienen una cara de estupefacción- por favor.

-Pero estás bien?- pregunta el chico

-Si no pasa nada, ha sido el susto, pero no ha pasado nada al final. Gracias por preocuparos pero estoy bien de verdad.- insisto, lo único que quiero es llegar a casa.

Desde que me he despertado estoy como en restado de shock, necesito estar sola y organizar todo en mi cabeza, necesito asimilar lo sucedido. No siento nada ahora mismo es como si estuviera en una burbuja que me aísla de todo sentimiento y la verdad que no me disgusta, es tranquilo.

Paula me está limpiando la herida pero no siento dolor, solo siento el tacto de el paño por mi piel y la sensación de la sangre correr, ahora no tan rápido como antes, por mi mejilla.

Oigo a el chico hablar por teléfono así que supongo que está llamando un taxi, trato de prestar atención a lo que dice pero se me hace que está hablando demasiado formal para que sea el taxista.

-Vale, te va a pasar a buscar mi hermano pequeño, viene de fiesta pero no le importa venirse antes, además tranquila que no bebe.- En cuanto ha dicho fiesta he pensado en la de esta noche.

-Si no os importa preferiría un taxi.- digo seca.- No quiero causar ninguna molestia, ya habéis hecho mucho por mi.- no quiero venga su hermano porque si viene de la fiesta de esta noche es posible que le conozca y no le apetece que nadie me vea en esta estado

- Como tú prefieras- me dice la castaña.

- Lo prefiero

***

Ya estoy en el edificio, entro por la puerta d casa y hago lo habitual. Dejo las llaves en la entrada, me quito las botas y las dejo en el zapatero. Paso a la cocina y me pongo un vaso de agua. Cuando este roza mis labios un pequeño escalofrío me recorre al recordar lo último que estos tocaron.

Voy al baño y me desmaquillo teniendo cuidado con las heridas de la mejilla, estas ya no sangran y Paula, que me dijo que estudia medicina, me puso puntos de los que se pegan para que cicatrizaran bien. Me dijo que esto no tendría que dejar marca así que en parte eso me tranquiliza, cuantas menos evidencias de esta noche haya mejor, necesito borrar esta nocje de mi memoria, hacer como si no hubiera existido.

Me desnudo para meterme en la ducha y observo que la zona del abdomen está cogiendo un color morado, también en las rodillas se encuentran marcas de esos mismos colores. No me lo pienso cuando me pongo la ropa interior de nuevo para coger mi móvil y fotografíar esas partes de mi cuerpo que han sido lesionadas esta noche.

Tomo una foto de el moratón de mi tripa, otra de mi muñeca que tiene algunas heridas superficiales con laarca de las uñas y moratón al rededor de esta, otra de las rodillas y tomo una última foto a mi cara, enfocando la zona herida.

No se porqué me he tomado estas fotos, yo creo que en parte para aceptar que esto me ha pasado, que no es mentira. No pienso mostrarles estas fotos a nadie, eso sería dejarles ver qué soy débil, que un señor cincuentón que ni siquiera estaba en todas sus propiedades pudo conmigo, y eso no puede ser.
Me tumbo en mi cama después de ducharme, no he querido cenar nada y que tengo un nudo en el estómago que no me permitiria tragar nada. Trato de cerrar los ojos y conciliar el sueño pero todos los recuerdos de la noche me vienen de golpe, siento que las paredes de la habitación se van acercando a mi, la habitación se siente cada vez mas pequeña y me agobio mucho. Trato de dormirme de nuevo pero sin éxito, la cara de el señor se hace presente en mi mente diciendome todo lo que soltó durante esa hora que me persiguió.




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