Nico y Edgar

Capítulo 1

NICO

No me considero una persona muy deportista que digamos.

En realidad no soy para nada deportista.

De solo pensar en correr, mis piernas empezaban a doler.

Uy, como que rimo ¿no?

En fin lo que sucede es que en estas circunstancias entiendo por que es importante tener una buena condición física.

Estoy corriendo, y no por gusto, oh claro que no por gusto, más que correr estoy huyendo para que comprendas mejor.

¿De quién huyo?

Pues… vamos a dejarlo que estoy huyendo de mi ex-algo, no sabría encasillar en un término el tipo de relación que nos unió ya hace un tiempo atrás.

La cosa es que pasamos de caernos bien a caernos re mal.

Y ahora tengo que huir entre un poco de gente en este centro comercial enorme.

Bajo las escaleras electrica rápidamente, esquivando/empujando a las personas que están en ellas.

A mi paso solo dijo “perdón” y “permiso”.

Voy dejando una serie de insultos de un cuarentón atrás.

Vuelvo a ver hacia atrás.

—¡NICOLAS! –Escucho que grita él.

Mierda, mierda, mierda.

Y veo mi destino a lo lejos:la zona de comidas.

¡Gracias dios!

Está repleta de personas y bullicio.

Me abro paso nuevamente entre la gente intentando no botarle la bandeja de comida a nadie.

Empujó a un niño sin querer.

–Ay perdóname –dijo agachándose un poco a su altura- ¿Estás bien?

El niño asiente y se frota su bracito.

Otro grito con mi nombre me hace volver a la persecución.

En otras circunstancias seguro busco un confite en mi bolso y se lo doy a chiquillo pero ahora no es el momento.

Asiento y le acarició la cabeza al niño, busco entre el mar de personas una mesa vacía pero todo está lleno.

Obvio esta lleno,idiota. Es fin de semana.

Y entonces enfoco algo con mi vista

Es una pésima idea, vas a arrojar tu dignidad por la ventana.

Lo sé, pero situaciones extremas requieren medidas extremas, y mi dignidad y vergüenza ya se fueron de vacaciones hace años.

Me acerco a una mesa de dos asientos en la que está sentado solo un chico pelinegro comiendo un sandwich.

Me pongo el gorro de la sudadera.

Malditos genes

Pienso, pues tener el pelo pelirrojo no es muy discreto que digamos, quizá algo más común en las europas, pero esto es centroamérica.

Me siento en la silla frente al chico, que me mira incrédulo y a la vez con sospecha.

—No estoy interesado en caridad en este momento–dice sin más.

Ay caray, que directo.

—Mira lo siento–empiezo–la cosa es que un chico que me detesta me viene persiguiendo–trato de victimizarse lo mas que puedo–estoy aterrado de lo que pueda hacerme si me agarra, todo está lleno y se me ocurrió sentarme aquí así como que venimos juntos–le ofrezco la sonrisa más radiante que me sale en el momento–.

—Ah dale–dice sin más y le pega un mordisco a su sándwich, nos quedamos en un silencio incómodo, miró de reojo hacia atrás y casi me caigo de la silla cuando veo que él llego a la área de comidas y parece buscarme con la mirada. —¿Quieres? –el pelinegro me ofrece una galleta– se la estaba guardando a mi hermana, pero creo que esta medio incomodo que mi invitado este viéndome comer nomas.

Dice todo esto con un tono aparentemente serio pero noto cierto nerviosismo.

Le sonrió y tomó la galleta.

—No era necesario, gracias–le doy un mordisco a la galleta–Me llamo Nicolas–sonrió– ¿y tu amigo del alma?

El se ríe un poco de mi broma.

—Edgar–se presenta y se sienta.

Miro de reojo que mi queridísimo perseguidor por fin desapareció de mi vista, puede que se haya rendido o me este buscando en otras parte, quizá se fue con una bruja a que me localizara.

Nevermind.

Aprovecho para socializar.

—¿Qué te trae por estos lares Edgar? – ¿Vienes con tu hermana?

Me mira y hace un gesto de masomenos con la mano.

—En realidad vengo a vigilarla, ella está en una cita con un chico. –explicó y suspiró–aunque se me había perdido de vista unos momentos antes de que llegaras

Lo miro sorprendido y a la vez divertido.

—Igual se que ella puede cuidarse sola y el chico no parece una mala persona. –se encoge de hombros–.

Solté una carcajada, qué situación más cómica.

—Lo siento, como hijo único esta situación se me hace cómica ¿Estabas espiando la cita de tu hermana?

Él sonríe divertido y asiente.

Cuando termino de comer la galleta, me llega un mensaje de Nora–una de mis amigas con las que se supone vine al centro comercial–.

NORA

¿Ya terminaste de ser perseguido por el hp?

Estamos en el cine, ven. Yo

voy para alla

Me levanté de la silla y miré a Edgar.

—gracias enserio–le sonrío–me tengo que ir, pura vida.

El asiente.

—No hay de que

Y ese fue mi efímero encuentro con ese chico.

Al que no volvería a ver.

O eso pensaba

.

—¿Le hablaste a un desconocido solo para que te ayudará a escapar de Arthur? –me dijo Luna incrédula–A veces dudo de si tienes vergüenza…

Si, Arthur era el desgraciado que me perseguía.

Nora soltó una carcajada.

—Este storytime está mejor que la película que vimos–dijo y tomó un poco de su milkshake de mango.

—No corría tanto desde…desde nunca pues–concluí–en serio, me tiemblan las piernas como gelatina–suspire y Nora se rió nuevamente–.

—Debiste haber aceptado salir a correr por la mañanas conmigo

La mire molesto.

—¡Eh! ¿por qué me enjachas? —hizo un puchero y me devolvió la mirada que yo le estaba dando– ¿Lo viste Luna? Pelea conmigo–dijo con voz infantil acercándose más a Luna, que soltó una risita.

—Ya ya, no peleen

Tomé un último trago a mi glorioso milkshake de chicle y me levanté para botarlo junto con el tarro de helado–ya vacío– de Luna.




Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.