Nico y Edgar

Capítulo 11

Al llegar a mi casa abrí la puerta y dejé mis cosas en la entrada, Edgar entró detrás de mi.

—¡Ya llegué!—dije como de costumbre, Edgar pareció sorprenderse, me dio algo de risa, parecía un gatito huraño en un lugar nuevo—¡traje a alguien!

No había pasado ni un segundo de haber dicho esta última frase cuando la cabeza pelirroja de mi madre apareció saliendo de la cocina a la entrada, con una sonrisa enorme, miró a Edgar y luego a mí y así hizo un par de veces.

—Bienvenidos ¿cómo te llamas?—le dio a Edgar

—Un gusto, soy Edgar—mi madre asintió y le dio unas palmaditas en el hombro con cariño—Gracias por ser amigo de Nico, puedes llamarme Ana—Edgar asintió, luego mi madre se acercó a mí y me abrazó y murmuró en mi oído—¿soy yo o es el del dibujo del otro día?

De inmediato me sonrojo y le hice un gesto a mi madre con la cabeza para que no dijiera nada.

Ella solo asintió divertida.

EDGAR

La casa de Nico era colorida, su madre tarareaba mientras cocinaba, Nico había puesto una película de comedia en la tele pero a decir verdad no le estaba poniendo demasiada atención.

Creo que por fin había entendido a lo que se referían en los libros cuando decían que “su casa no era solo una casa si no un hogar” definitivamente esto era un hogar.

El padre de Nico bajó las escaleras y me saludó con una gran sonrisa, me hizo unas cuantas preguntas comunes como que me gustaba hacer, de donde había conocido a Nico, hubiéramos seguido hablando si no es por que la Señora Ana lo llamó para que lo ayudara en la cocina.

Estaba completamente perplejo al ver las interacciones tan casuales y normales que tenía esta familia de tres personas, y la manera que apenas había entrado me habían acogido como si fuera uno más y no un completo desconocido.

Pronto la cena estuvo lista y nos llamaron a Nico y a mí a comer, aún seguía algo tímido y me sentía de cierta manera intimidado por lo cálida e irreal que me parecía esta familia, Nico pareció notarlo y me dio una sonrisa reconfortante.

La mesa del comedor tenía cuatro asientos.

—Por fin alguien usará ese asiento—dijo Nico divertido, empezó a servir comida en dos platos, por un momento pensé que se estaba sirviendo ambos platos para él, luego entendí que uno era para mi—.

—No tienes que servirme—dije avergonzado, hice el gesto de ponerme de pie pero la madre de Nico me detuvo.

—Eres la visita, es lo menos que podemos hacer.

Los cuatro nos sentamos a comer, El padre de Nico, cuyo nombre era Diego mencionó unas cuantas cosas mundanas sobre el trabajo, luego me ofreció una sonrisa ¿por qué todos en esta familia sonreían tanto?

—¿Edgar a qué se dedica tu familia?—me preguntó casualmente, se que es una pregunta común, pero el tema de mi familia siempre me hacía erizar la piel.

Lo disimulé y sonreí un poco.

—Mi padre es abogado, mi madre contadora, mi hermana tiene mi misma edad entonces estudia conmigo—expliqué, mi voz tensa al principio pero me relaje al mencionar a Olivia.

—Oh ¿son mellizos?—preguntó Ana con emoción.

Asentí.

—Ay, que lindo ¿y te llevas bien con ella?

Volví a asentir.

—Es mi mejor amiga

Toda la familia asintió mirándome con cariño, o al menos eso creía.

—Edgar protege bastante a su hermana—dijo Nico divertido

Me rasque la nuca.

—No tanto, ella puede hacer lo que quiera, solo me preocupa a veces, es bastante impulsiva, y se mete en problemas con facilidad—suspire—también me preocupa que la dañen, aunque sabe defenderse mejor de lo que yo podría hacerlo—admití—.

Ana empezó a reír.

—Uff como que me recuerda a alguien—dijo Diego mirando en dirección a Nico, este se sonrojo.

—Ey, pero yo lo hago con gracia—dijo Nico divertido, no pude contener la risa.

La comida era simplemente deliciosa, podría atribuírselo a que la familia se dedicaba al mundo culinario después de todo, pero me gustó pensar que en realidad era por el cariño y felicidad que flotaba en el aire, eso que solo la comida casera puede captar, hace mucho que no comía comida hecha en casa, solía pedir o comer fuera, después de todo Olivia y yo no desayunábamos más que un snack, almorzábamos en el instituto, luego de este yo solía ir a a cafeterías y durante la cena pedíamos algo de comer.

Después de la cena Diego dijo que lavaría los platos, Nico y yo dimos las gracias y luego Nico me llevó a su habitación.

No encuentro otra manera de describir esa habiatacion sin decir que era muy Nico y que era el hogar de un artistas.

Había cuadros y papeles, mochilas llenas de materiales en cada esquina, el escritorio era un desastre, los estantes estaban. Llenos de manualidades hechos a mano, figuritas de series o cosas coleccionables, había posters de series y bandas en casa parte, había un cartel Neón que decía “Nico’s Place” osea “El lugar de Nico”.

Mire al techo de la habiatacion y noté que estaba pintado de un azulo como el cielo nocturno y que tenía pintadas a mano varias constelaciones.

—¿Lo hiciste tú?—pregunté y Nico asintió.

—Un pequeño proyecto de verano, estuve obsesionado con el espacio un tiempo

Sonreí.

—Tu cuarto es muy tu—murmuré.

—Jeje, esa es la idea, disculpa por el desorden, soy un desastre

—Creo que refleja como máquina tu mente…

Nico me dedicó una sonrisa tierna.

—Ven…—me tomó de la mano y me jaló hacia el centro de la habitación, ya ahí tomó asiento en forma de indio sobre la alfombra de constelaciones también.

Me senté frente a él.

—Me dirás raro pero me gusta estar en el suelo

Reí un poco.

Ambos nos quedamos mirando un rato.

—Tu casa es muy acogedora—no pude evitar decirlo—tus padre son personas muy buenas…

Nico me miró sorprendido y luego asintió.

—Gracias por decirlo… yo también los quiero mucho, siempre eres bienvenido en esta casa—asentí, sentí un calor en el pecho al escuchar eso—Jueguemos un juego de manos.




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