Niebla Carmesí

Capítulo 2

Guadalajara, Jalisco 2018

—La tasa de crímenes en la ciudad está aumentando, tanto que actualmente es imposible que no haya por lo menos diez asaltos a mano armada por la noche y esos son solo los que son reportados. —Decía un reportero desde la televisión que se encontraba en la sala, cerca de ella estaba un joven que aparentaba tener un poco más de 30 años limpiando el piso, al escuchar la noticia se preocupó un poco, debido a que su hermana había salido a caminar y aun no volvía

—Es tarde, espero que este bien, no quiero que le pase nada. —Se dijo tratando de disminuir la preocupación, continuó con su tarea, sin dejar de darle miradas nerviosas a la puerta, esperando porque ella llegara bien. 

Tenía razones para preocuparse, ya que la chica en la que pensaba se encontraba acorralada en una calle solitaria por una pandilla de varios chicos y algunas chicas, la habían abordado hace unos minutos, y conforme corría el tiempo se ponían más agresivos

—Chicos ya váyanse, ya les di lo que pidieron, ¿No están contentos por eso? —Dijo la joven que, en lugar de sonar asustada, sonaba hastiada por lo que se suscitaba frente a ella

—Claro que no, sabemos que vives en el complejo de departamentos en el que solo gente adinerada está, así que seguramente tienes más, dame todo lo que tengas encima. —Amenazó uno de los chicos del grupo mientras sostenía una navaja peligrosamente cerca de la chica

—No tengo nada más, les di todo lo que traía. —Dijo mirando el arma, en su mente trataba de pensar en una manera de salir ilesa de esa situación

—Deberíamos dejarla en paz, ya nos dio lo que le pedíamos. —Mencionó una de las chicas que conformaban el grupo, el que cargaba la navaja la miro con enojo por lo que la joven que estaba siendo amenazada dio un paso al frente para tratar de desarmar al chico, debido a eso ambos comenzaron a forcejear, los demás chicos se apartaron para verlos pelear, en el forcejeo, el chico logró zafar la mano con la que sostenía la navaja y en un movimiento en falso clavó el arma en el estómago de su víctima, quien inmediatamente dejó de pelear llevando sus manos a la herida

—¿Qué hiciste idiota?, una cosa es robar, pero acabas de matarla. —Dijo la misma joven que la había defendido hace unos minutos, el joven vio lo que había hecho y junto a todo su grupo huyeron dejando a la joven herida en el suelo.

El joven que esperaba a su hermana en casa comenzó a impacientarse, por lo que tomo su chamarra y sus llaves, yendo a la puerta de su casa para salir en su búsqueda, apenas llegaba a la entrada cuando esta se abrió, entrando por ella la joven, su rostro mostró alivio por un segundo, antes de pasar a la preocupación

—Mari, ¿Qué rayos te paso? —Cuestiono señalando a su ropa la cual estaba llena de sangre

—Unos idiotas lo hicieron, me quitaron mi celular, el dinero que traía, y no contentos con eso, me apuñalaron con una navaja. —El joven la miró con algo de desconfianza, ya que no era la primera vez que se enfrentaba a los asaltantes, algunas veces con resultados bastante desagradables para los que intentaban lastimarla

—¿Solo eso?, ¿Segura que tú no intentaste arrebatarles el arma?  

—Tal vez lo intente, pero esta vez no use toda mi fuerza, no te preocupes Javier, la herida ya cerró. —Levanto su blusa mostrándole la piel intacta, el joven miró su estómago para después subir su mirada hacia los ojos de esta, los cuales estaban de un color rojo

—Y supongo que ahora tienes hambre, ¿Verdad? —Mencionó cruzándose de brazos con una mirada dura

—Es lo que me provoca la pérdida de sangre, incluso me gustaría un chico para pasar la noche. —Respondió Mari restándole importancia mientras bajaba su blusa a su lugar

—No necesito saber que quieres tener sexo con alguien, sube a cambiarte, el olor me está volviendo loco. —Dijo rodando sus ojos los cuales también habían cambiado de color, la chica asintió y fue a quitarse esa ropa, ella sabía que tendría que tirarla, después de todo estaba llena de ese líquido que hacía que su hambre despertara, y sería una mancha difícil de remover, una vez con ropa limpia de dirigió a la cocina donde su autoproclamado hermano ya la esperaba con la cena

—¿Esta vez de donde sacaste la comida? —Preguntó mirando el plato con el líquido rojo en él

—¿Recuerdas que te dije que había conocido a un carnicero que tiene nuestra misma condición?, ahora él se encargará de abastecernos, creo que esta es sangre de res o puerco, no pregunté. —Respondió encogiéndose de hombros, la chica asintió tomando asiento y ambos comenzaron a beber en silencio

—Hace rato, cuando me apuñalaron quede inconsciente por unos minutos, en ese lapso, soñé con el día que nos convertimos en esto, ¿Lo recuerdas? —Dijo Mari rompiendo el silencio que se había formado, su hermano dejó de beber para mirarla con seriedad

—¿Cómo podría olvidarlo?, todo nuestro mundo se volvió de cabeza. —Mencionó recordando los sucesos de ese día

Hace 113 años

Javier despertó abruptamente, la luz del sol le cegó momentáneamente, al parecer llevaba muchas horas inconsciente, de pronto recordó los últimos minutos antes de que perdiera el conocimiento, por lo que instintivamente busco a Mari, ella se encontraba a su lado, parecía estar durmiendo, miro a su muñeca, el lugar donde había sido mordido, ahora solo se mostraban unas muy tenues cicatrices, busco en el cuello de la niña viendo lo mismo en ella, por lo que procedió a despertarla




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