Niebla Carmesí

Capítulo 7

La chica la miraba con miedo, no podía creer posible que aquella muchacha que estaba frente a ella fuera la misma persona que su amigo había asesinado por robarle su teléfono y algo de dinero, no era posible, trato de correr, sin embargo, fue detenida por Mari quien, con una velocidad mayor a la normal, bloqueo con su cuerpo la puerta

—Esto no debería de haber pasado. —Señaló la vampira mirándola con dureza, la aludida quiso apartarla, pero Mari no cedió ni siquiera un centímetro

—Tu no deberías estar aquí, yo sé lo que pasó esa noche, mi amigo te mato porque intentaste resistirse a darle tus cosas, todos te vimos caer al suelo desangrada. —Dijo entre balbuceos la joven completamente asustada, Mari se sentía un poco mal al verla tan asustada, pero no podía dudar en ese momento, tenía que asegurarse que la chica no hablara acerca de ese suceso y, aunque no le agradaba la idea, tendría que ser por medio del miedo

—Dolió mucho, pero después de unos minutos pude regresar a mi casa.

—Pero ¿Cómo?  —Los ojos de la chica se abrieron con sorpresa, su mente pensaba en las probabilidades de lo que ocurría como loca, al final solo una respuesta salió de sus labios—. Eres un vampiro, ¿Verdad?

—Vaya, no tardaste mucho en llegar a esa conclusión, pero si te digo la verdad tengo que asegurarme que no divulgues esa información, ¿Hay algo que pueda hacer por ti para que no me delates? —Mari se encontraba algo pálida, no contaba que la chica supiera en ese mismo momento su verdadera naturaleza, debía asegurarse que no hablara

—Te juro que no le diré a nadie lo que ocurrió esa noche, ni siquiera a mis amigos que estuvieron ahí, por favor créeme. —Pidió la chica casi en tono de ruego, se encontraba asustada, sin embargo, las calles le habían curtido por lo que no caía en pánico con facilidad

—¿Cómo puedo saber que lo que dices es verdad?

—Hay algo que puedes hacer por mí, podrías dejarme entrar en tu grupo de amigos, de esa forma estarás segura que no hablaré, esto nos conviene a ambas, a decir verdad, yo necesito hacer amistad con estudiantes de aquí, de otra forma mi padre me mandara a un internado, no es mala oferta, ¿Verdad? —La oferta de la chica ocasionó que Mari la mirara con escepticismo, más que ventaja para ella, parecía que lo único que la chica buscaba era no ser enviada a ese supuesto orfanato

—Creo que esto solo te conviene a ti, yo fácilmente podría hacerte desaparecer, aunque yo no suelo lastimar a los humanos, supongo que podría aceptar tu oferta, no creo que sea tan malo. —Mencionó Mari con tono de derrota, ese movimiento no era el más inteligente que había hecho, pero debía hacerse, era la forma más segura de mantener vigilada a esa chica para que no hablara—. Aunque si vamos a fingir ser amigas desde hoy, debo saber tu nombre, no querrás que te llame frente a todos la chica que estaba presente el día que fui apuñalada.

—Mi nombre es Esmeralda, pero mis amigos me dicen Puppy.

—¿Puppy?, eso es cachorro en inglés, ¿En serio te llaman así?

—Claro, gane el apodo porque soy la más joven de mi grupo de amigos, honestamente, me gusta más que mi propio nombre. —Respondió la chica llamada Esmeralda, Mari la miro con duda en su rostro, aun así, decidió no cuestionar más su apodo, después de terminar con ese tema ambas chicas subieron para entrar a su salón, donde los demás compañeros las miraron con extrañeza, después de todo no era muy común que su compañera de varios años volviera acompañada de la nueva alumna, ambas caminaron hasta llegar a donde los amigos de Mari se encontraban

—Mari, no quiero sonar grosero, pero, ¿Qué haces con ella? —Cuestionó Salvador con una mirada interrogatorio hacia la joven apodada Puppy

—Solo creí que le vendría bien tener amigos en el grupo, estuve hablando con ella y no parece mala persona, ¿Les parece si la dejamos sentarse con nosotros? —Pidió la vampira mirando con algo de ruego a sus compañeros, ellos la miraron dudosos, sin embargo, todos asintieron a la petición de Mari, por lo que esta soltó un suspiro de alivio dejando un espacio libre para que la chica pudiera sentarse con ellos

—Esmeralda, ¿Qué te lleva a querer hacer amigos?, creí que estabas bien con los delincuentes. —Interrogó Alexander mirándola con duda en su rostro

—En primer lugar, no me gusta mi nombre, así que si me llaman Puppy les estaría muy agradecida, en segundo, ellos continúan siendo mis amigos, pero he decidido que no me caería nada mal, conocer gente de mi mismo curso. —Respondió de manera hostil mirando al chico, este se vio algo intimidado por su mirada por lo que dejó de hacer contacto visual para enfocarse en su cuaderno

—Puppy es un sobrenombre extraño, pero supongo que te gusta y creo que no deberíamos excluirte solo por las cosas que haces fuera de la escuela, eres bienvenida a juntarte con nosotros. —Dijo Julia extendiendo su mano para estrechar la de la chica quien la miró con escepticismo antes de aceptar su saludo

—Julia tiene razón, en fin, ahora que formaras parte de nuestro círculo hay una pregunta que se debe de hacer, de esa forma sabremos cual es la opinión de la mayoría, ¿Qué opinas de los vampiros?, pregunto esto porque ha sido el tema más hablado de esta semana. —Preguntó James tomando a todos por sorpresa, Puppy dirigió su mirada hacia Mari por un segundo, antes de regresarla hacia quien le hacía esa pregunta

—Son criaturas extrañas, aun así, viven entre nosotros, creo que no se debería hacerlos a un lado. —Las palabras de Puppy eran completamente honestas, aun antes de cruzar su camino con una de esas criaturas, siempre había creído que deben ser tratados como los demás

—Buena respuesta, ahora está comprobado que solo James y Salvador piensan en que ellos son malos. —Intervino Alexander con alegría

—Al menos estamos dispuestos a cambiar nuestra opinión. —Admitió James cruzándose de brazos

—Habla por ti mismo, yo no creo jamás cambiar mi opinión acerca de esas criaturas. —Admitió Salvador, en ese momento el profesor de la última clase arribo por lo que se vieron obligados a suspender su plática, una vez llegado el final de la escuela Mari se dirigía a la cafetería sin mucha prisa, una vez en el autobús iba sumida en sus pensamientos que no se percató de que alguien iba sentado al lado suyo




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