El sonido estruendoso del despertador hace su trabajo y me veo obligada a tener que apagar aquel aparato interruptor de sueño. ¡Como odio tener que despertarme temprano! juro que, si no fuera porque me gusta llegar temprano al colegio, claro que nunca he llegado tarde, me quedaría en cama, acurrucada bajo mis sabanas.
Me despierto con todo el malhumor del mundo con la intención de asearme y empezar mi día. Mi primer día de clases en la escuela California High.
No me agrada la idea de empezar en una nueva escuela ni tener que llamar la atención, sería la primera vez que estoy en una escuela nueva y es que toda mi vida había vivido en el estado de Iowa y ahora, por motivos de trabajo de mi madre tuvimos que mudarnos a California. Mi madre trabaja para una empresa de comunicaciones, antes contestaba llamadas, pero ahora que la ascendieron, es encargada del departamento de comunicaciones y la trasladaron de la misma empresa hacia acá. Mi padre trabaja en el área de publicidad de manera independiente, así que, el cambio no le supuso ningún problema, muy por el contrario, asegura que en California tendrá más oportunidades de crecimiento.
Aun nos estamos adaptando al lugar, pues solo tenemos tres semanas que nos mudamos. Vivimos en una casa, grande, en comparación con la que teníamos en Iowa. Tengo dos hermanos mayores. Skye, la cual está cursando su último año de escuela, normalmente está de fiesta en fiesta con sus amigos, así que su personalidad no será un problema para ella adaptarse a este lugar, ni a ningún otro para ser honestos. Ethan es muy diferente, pues a pesar de ser muy sociable, tener amigos y salir de vez en cuando, es más sensato en cuanto a fiestas y libertinaje. No vive con nosotros pues está en una universidad en Iowa, estudia comunicación y periodismo.
Yo por mi parte me mantengo al margen de la vida social. El único mejor amigo que he tenido es Mike y está en Iowa y la verdad es que lo extraño mucho. Era la única persona con la que me entendía realmente. Ahora no se cómo es que voy a empezar desde cero, todo esto es nuevo para mí.
Pongo algo de música en mis altavoces y empiezo asearme. Dejo que el torrente de agua haga tu trabajo y empiezo a despertarme un poco más. Siempre, antes de salir, especialmente cuando es temprano, debo darme una ducha, pues siento que el día se inicia mejor. Cuando termino, busco en mi closet lo que me pondré para el primer día de clase. No soy muy selectiva con la ropa que uso, muy diferente a Skye, que tarda más de lo normal vistiéndose. Yo soy más simple, sin embargo, hoy tengo dudas, pues es mi primer día y no quisiera ir como una pordiosera. Aun así, no me extremo demasiado con la ropa y me decido por unos pantalones de tubo alto, un top gris, una camisa de cuadros y unos converse blancos.
Luego de vestirme no sé qué hacer con mi cabello, así que luego de varios intentos lo dejo suelto.
- ¡Hailey! ¡El desayuno ya está listo! – Escucho que mi madre grita desde la cocina.
- ¡Ya voy! – Le digo y tomo mi mochila con mis libros y cuadernos. Cuando bajo las escaleras me encuentro a mi padre leyendo el periódico mientras toma su desayuno y a Skye, como casi siempre, chateando y riéndose por lo bajo con su celular. Mamá se encuentra en la cocina, terminando de preparar el desayuno. Tomo asiento frente a mi padre, el cual se percata de mi presencia.
-Buenos días cariño, ¿Cómo estás? ¿Lista para tu primer día de clases? - Me pregunta mi padre, mirándome por encima de sus lentes. En ese momento mi madre llega con un plato de tostadas con queso cheddar y jugo de naranja.
-Buenos días pa... Pues sí, eso creo. – Le digo un poco abrumada por todo.
-No te preocupes, sé que todo irá bien. Ya verás cómo te adaptarás. – Me dice con una sonrisa, mi padre siempre es así de dulce. Sé que no le ha dicho lo mismo a Skye, pues ella no necesita esas palabras de consuelo. Es una chica muy independiente, muy capaz de estar en cualquier parte. No dudo mucho de que ya haya hecho amigos y aun no haya empezado la escuela. A veces quisiera ser como ella. No es que no hable con nadie, pero soy algo desconfiada de la gente, así que se me hace más difícil entablar una amistad. Con ese pensamiento termino mi desayuno.
-Mis amores ¿Ya están listas para salir? – Nos pregunta mi madre a mí y a Skye y ambas asentimos. En ese momento nos levantamos nos despedimos de papá el cual nos desea buena suerte y así es como emprendemos nuestro viaje a la escuela. Estoy un poco nerviosa, pero quizás no sea tan malo o, al menos eso espero.