Nikita Petrova (reina sin corona)

Capítulo 2

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**✿❀ ÉPOCA ACTUAL ❀✿**

 

 

 

Escucho la ligera música, la misma que en el pasado me hacía estremecer y llenarme de ilusión, ahora nada tiene sentido..

Intento colocarme de pie y está maldita pierna no deja de doler ni un solo instante, me odio a mí misma y odio todo, lo que está a mi alrededor...

Golpeo con los puños cerrados mi rodilla una y otra vez, estoy desesperada, harta de la vida y de todo lo ocurrido...

Las lágrimas mojan mi rostro y por más que quiero evitarlo es imposible, este dolor que siento en mi interior no se calma con nada...

Sigo golpeando mi rodilla con rabia, provocándome un fuerte dolor que arde por dentro, repitiéndome que estoy aquí, estoy viva, y al mismo tiempo me siento muerta..

El pasado vuelve a mi memoria y todo es felicidad, risas, música y aplausos...

Me coloco de pie y me tiro sobre el colchón, cierro los ojos y los aprieto con fuerzas, ahogando mi llanto entre las sábanas de seda...

Quiero olvidar todo lo vivido, no me refiero a los malos momentos, me refiero a los buenos momentos, esos que jamás regresarán...

He aprendido a vivir con mi dolor, pero no he podido aprender a vivir con el pasado, en el que era feliz, sintiéndome libre y realizando mis sueños...

Tenía todo para triunfar y todo me fue arrebatado de la noche a la mañana, me observé al espejo y Nikita Petrova ya no era la misma...

 

 

 

**✿❀ Cinco años atrás ❀✿**

 

 

—¡Vamos Nikita!.. !Arriba!.. No es momento de flaquear. —dice la señorita Jessica alentándome, a que me coloque de pie...

El dolor es la punta de mis dedos es insoportable, pero ella tiene razón, estamos a pocos días de las competencias estatales y eso me tiene feliz, igual que a mi padre y no lo puedo decepcionar...

Mi gran sueño, es llegar a ser la mejor del mundo y no descansaré hasta lograrlo...

Respiro profundo tratando de mantenerme serena, para que el dolor de mis pies desaparezca, todo está en mi mente, me repito cada vez que siento que ya no puedo más...

—¡Muy bien Nikita!.. Recuerda que tienes que flexionar la rodilla, y das el giro de media vuelta, eleva tu brazo derecho, recuerda el rostro siempre al cielo, levanta la barbilla y sonríe. Jamás debes de perder tu sonrisa.. En tú rostro se debe de reflejar, lo que sientes por dentro. —pronuncia, y yo acato cada una de sus órdenes...

La música vuelve a sonar y empiezo a hacer cada uno de mis movimientos, al compás de la melodía que me hace vibrar por dentro...

—!Muy bien!  Vas muy bien Nikita. Punta talón, punta talón, punta talón. —El brazo derecho al cielo, punta talón, punta talón. —Una vez más. ¡Excelente!. 

—!Corre de nuevo la música Renzo!. —la escucho decir, y los nervios se apoderan de mí, solo al escuchar su nombre.. 

Mi corazón galopea acelerado.. El está aquí, y me está observando... 

Eso provoca que mi rostro se sonroje, sintiéndome una tonta...

Caigo al piso sin darme cuenta, por el nerviosismo que me provoca que esté tan cerca, pero sobre todo que sus ojos azules me observen...

Renzo es un compañero del secundario, es el sobrino de la señorita Jessica, viene una o dos veces por semana a quedarse aquí con ella, porque sus padres trabajan...

Siento que mis piernas no reaccionan, estoy intimidada y avergonzada,  sobretodo porque me sonríe cuando me observa...

Con rapidez me coloco de pie, acomodo mi tutu color negro que estoy usando, a tono con mis medias y zapatillas..

Le doy la espalda, porque creo que reconoce que me intimida y eso me avergüenza...

Escucho que la música vuelve a sonar y empiezo a danzar nuevamente, ignorando que está aquí, empezando con la misma rutina que la señorita Jessica me solicitó..

Giro hasta el otro extremo, apartándome lo más posible de él y de su mirada, siguiendo con mis clases...

—Está bien Nikita, creo que necesitas descansar. —la escucho decir, deteniendo mis pasos.. 

A pesar de que quiero continuar acepto yéndome del salón, esperando que cuando regrese Renzo ya no esté...

Voy deprisa por el jardín, sintiendo el sol en mi rostro..

El agradable clima de Moscú en esta estación del año, me hace suspirar en alivio, al igual que escucho los pajarillos cantar...

Me siento en una de las bancas del jardín, con mis manos empiezo a retirar mis zapatillas y suspiro en alivio, mientras que muevo mis dedos doloridos, sintiendo donde la media está adherida a mis dedos, creo que sangré nuevamente...

Elevo mi rostro al sentir algo extraño, pero no logro percatarme de qué se trata, hasta que veo unos ojos tan negros que me observan, entre los árboles del jardín sorprendiéndome...




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