Nikita Petrova (reina sin corona)

FINAL

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Las duras palabras de su hermano la golpearon fuertemente, provocando que Nikita llorara desconsolada al saber que Renzo no estaba en la ciudad...

Se sentía devastada y triste, sin lograr comprender que era lo que ocurría, preguntándose por qué se marchó sin decirle nada...

Ella insistió por teléfono tratando de hablar con él, pero nunca recibió respuesta, incluso habló con el dueño de la joyería en la que trabajaba, pero el hombre le dijo que dejó botado el trabajo...

En la universidad tampoco presentó ninguna justificación, provocando que eso le doliera profundamente...

Se negaba a creer que no la quería, y que solo se burló de ella...

Se atrevió a hablar con su tía que también era su entrenadora, y la mujer sorprendida le indicó que no sabía hacia dónde habían ido sus hermanos, que tampoco le avisaron a ella, porque abandonaron el país, y que tampoco lograba comunicarse con ellos..

Nikita estaba desconsolada y desanimada, a pesar de que la competencia serían menos de una semana...

Su madre habló con ella y la consoló en ese momento difícil, comprendiendo a su hija y la inmadurez de los errores cometidos...

La animó para que entrenara, para que lograra olvidarse de todo lo malo.. 

Que pensara en la competencia, en ese sueño que por muchos años tuvo, y que estaba siendo afectado por la tristeza y la desilusión que estaba viviendo...

 

 

 

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—¿Ya tienes todo listo?. —le preguntó su madre, ingresando a la habitación...

—Si. —respondió jalando su maleta yendo por el pasillo con su madre tras de ella...

Viajarían a una de las ciudades cercanas de Moscú, donde se realizaría la competencia internacional...

En esos días Nikita solo entrenó sin derramar ni una lágrima más siendo fuerte a pesar de su tristeza..

Su padre ya las esperaba en la estancia con su maleta, y con una amplia sonrisa sintiéndose orgulloso de su hija...

Una vez que llegaron abandonaron la mansión, yendo hasta la pista privada y abordaron el avión...

Su padre llevaba con él un hermoso estuche en color blanco que contenía esa hermosa Corona que mandó hacer especialmente para ella porque tenía la seguridad que sería la campeona...

Fueron dos horas de viaje cuando por fin llegaron y se dirigieron a un lujoso hotel, el que permanecerían 24 horas antes de que iniciara la competencia..

Nikita hundida en sus pensamientos casi no platicaba, y sus padres no le insistían imaginando la desilusión que estaba viviendo, dándole espacio a su hija, para que poco a poco se fuera recuperando de ese trago amargo A su corta edad...

—Sería bueno que comieras, aunque sea fruta. —dijo su madre con una sonrisa, acercándole un tazón de cristal con frutos rojos...

—No tengo hambre, y no se me apetece nada. —respondió sentándose frente a su madre, en el pequeño comedor que allí mismo se encontraba...

—últimamente no estás comiendo bien Me imagino cómo te sientes Pero tienes que hacer un esfuerzo tu alto rendimiento necesita de buena alimentación. —añadió su madre con voz dulce y le acercó el cubierto con una fresa hasta su boca tratando de mimarla..

Nikita sonrió y abrió su boca, aceptando el bocado y empezó a disfrutar del sabor ácido y dulce en su paladar...

En eso se colocó de pie sorprendiendo a su madre y corrió al sanitario.

Empezó a devolver todo lo que traía en su estómago, provocando que su madre se acercara a ella y la ayudara, quitando el cabello de su rostro, mientras que ella vomitaba el poco alimento que había ingerido horas antes...

Su cuerpo estaba tembloroso y debilitado, igual que su piel blanquecina, mientras que sudaba frío.. 

Su madre la ayudó a llegar al lavabo para que enjuagara su boca y lavara su rostro..

—No estás comiendo bien, y eso te está debilitando mucho. ¡Tal vez algo que comiste, te cayó mal!. —añadió su madre, pasándole una pequeña toalla, para qué secara el agua de su rostro...

Nikita empezó a respirar aceleradamente, igual que sus piernas se tambalearon..

Su madre preocupada la sostuvo y la llevó hasta la cama, para que se acostara...

—Llamaré a un doctor...

—No es necesario mami, ya se me está pasando...

—La competencia es en unas horas, así no podrás participar...

—Los nervios me están matando mamá, pero ahorita se me pasa solo déjame descansar...

—Si en un par de horas no te sientes mejor, llamaremos al doctor. No puedo ser irresponsable y mandarte a una competencia tan dura, si no estás en óptimas condiciones, tu salud y tu seguridad son primero. —le divirtió su madre acercándose a ella, y le dio un suave beso en la frente...




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