Algunos gritos y risas se escuchaban por la cancha y la explanada de la casi vacía escuela, mientras un torrente lluvia estaba cayendo en la ciudad. Un grupo de jóvenes corrían para resguardarse de esa inesperada lluvia, encontrando un lugar debajo del pequeño techo de un pasillo que unía la parte posterior de la biblioteca con el patio. Los siete se miraron entre sí y cubrieron sus bocas para evitar que las risas salieran tan alta, temiendo que sus risas se escuchen a través de la ventana que estaba cerrada.
—¿Est…
—¿Estas bien Cass? —preguntó Franki, robándole las palabras a la rubiecita que solo suspiro, esperando una respuesta.
Ella misma se encontraba desconcertada, ¿por qué se sentía molesta por esa mínima interrupción?, ¿hubiera sido lo mismo si Jeny, Dulce o Salma la hubieran irrumpido? No lo sabía, tampoco quería saberlo, su cuerpo le decía que no quería saber; su corazón se apretujaba en su pecho y su estómago se revolvía, un calor y un disgusto le inundaba. “¿Será cosa de mi período?”, “¿Será que me estoy volviendo loca?”, “¿Será que estoy enferma de algo?” esas y más preguntas inundaban su mente, no le gustaba, se sentía incomoda, solo quería huir y hablar con su nana.
—Sí, sí solo que estoy mojada hasta las medias —gruñó con molestia, exprimiendo su cabello, cayendo agua de este. Roxanne la miro, se acercó a ella y quitándose su listón se lo extendió a la castaña, Cassandra la miro con extrañeza.
—Para que lo ates, así no será tan molesto… ¿te ayudo? —respondió con una voz un tanto baja, sus mejillas se coloraron de rosa y su mirada había estado gacha, levantándola de vez en cuando, hasta que su mirada se encontró con la de Cassandra, sonriéndole un poco, asintiendo un poco — bien, será rápido.
Roxanne tomó el listón en una de sus manos, con la otra tomó el cabello de ella y con movimientos agiles lo ató en un moño, quedando satisfecha con su resultado. Cassandra la admiro por medio de un espejo que cargaba, al igual que Dulce que no podía dejar de admirar aquel peinado hecho con tanta facilidad por la rubia y niña mimada.
—¡Vaya! Lo hiciste tan fácil, yo la otra vez lo intente y termine con mis brazos cansados —Dulce se quejó sobando sus brazos, haciendo reír a las chicas, menos a Jeny la cual seguía escéptica y con una suave mueca en su rostro.
—Bueno… estoy acostumbrada a peinar mi cabello, así que se me hace fácil —Roxanne se alzo de hombros, quedándose al lado de Cassandra, haciéndose espacio entre Dulce y Cassandra; quería ponerse del lado donde estaba Franki, pero una sola mirada le sirvió para entender y quedarse de ese lado — puede ser difícil, más si no estás acostumbrada.
—Bueno… tienes razón —Dulce soltó una pequeña risita nerviosa, sacudió su cabello, mojando a los que estaban a su alrededor. Duro unos momentos en silencio, los demás habían pasado a hablar de otras cosas y ella seguía viendo a todos hasta que finalmente hablo — saben que nos van a regañar al vernos así de mojados.
Todos la miraron y se miraron entre sí, un silencio incomodo reino el ambiente, siendo lo único que lo acompañaba la lluvia cayendo en el suelo o en el césped y demás. Nadie dijo nada durante un largo rato, pues no se habían dado cuenta de que estaban mojados completamente, cada uno analizando y pensando en cómo les iba a ir en sus casas.
—¡Ustedes!, ¿Qué hacen aquí? —al escuchar la voz de un maestro todos saltaron, volteando a dónde provenía la voz, asustándose al ser descubiertos — miren, ya están mojados. Es peligroso andar por aquí con esta lluvia, vamos, les llamaremos a sus padres para que vengan por ustedes.
Seguían sin decir nada, en un silencio asintieron y avanzaron a donde estaba el maestro, este los guio a un salón, donde les dijo que esperaran mientras llamaban a sus padres. Una vez estuvieron solos entraron en pánico. Nadie le había dicho a sus padres que ese día había un viaje escolar y ahora estaban seguramente en muchos problemas, mojados y con un castigo a por venir. Uno por uno llegaron los padres por sus hijos, unos molestos, unos preocupados, otros más solo estaban molestos por ser sacados del trabajo. Primero fue Salma, después Dulce y Jeny; cuando quedaban Cassandra, Roxanne y Franki había un momento incómodo o eso sentía Cassandra.
Ella estaba sentada en el suelo con Franki a su lado mientras que Roxanne estaba en un pupitre frente a ellos, observándolos con aburrimiento y cierta molestia hacía el chico.
—Cass, Cassy ¿tienes frío? Mi chaqueta no está mojada, la tengo en mi mochila, ¿la quieres? —el chico, siempre sonriente y servicial, miro a la castaña a su lado, ella la miraba con sorpresa y algo de pena, asintiendo ligero finalmente, después de tanta decidía — en un momento te la doy.
Franki con una sonrisa boba en su rostro se apresuró en sacar su chaqueta, Roxane los veía con una ligera sonrisa y una mirada un tanto rara, que nadie le tomaba una importancia más allá de la que debían. Cassandra la tomó y se la puso, abrazándose a sí misma, sintiéndose más a gusto y calientita.
Editado: 22.06.2024