Cassandra había sido suspendida algunos días de la escuela por pelearse con aquel grupo nefasto de alumnos. Ella estaba satisfecha y se regocijaba, aunque apenas llegar a su casa había sido reñida por ambos. Su madre había sido más indulgente al escuchar las razones, encargándose de aseverarle que la violencia no era la solución, por más buenas causas que tuviera; mientras su padre solo se encargaba de gritarle todo lo que hizo mal, sin permitirle hablar.
—Vamos Cassi, no creo que papá hable en serio. —Luis, su hermanastro, se había acercado a ella, rodeando sus hombros con cariño, observando el curioso peluche con el que la castaña jugaba, hasta que esta le devolvió la mirada —Cassi, dime, ¿qué tan serio es el tema?
—Solo defendía a Roxi... los demás le decían cosas solo porque, porque... —hizo una pequeña mueca a la par que sus mejillas se ponían de un color rojo intenso, haciéndola sentir acalorada —Bueno... a, a ella le gusto yo, y, y por eso la trataban mal... y nada más enterarme los puse en su lugar, papá se enojó por eso...
—Y a ti, ¿te gusta ella? —preguntó con cautela, mientras la peinaba, notando como su pequeña niña abría los ojos en grande, apretando la cabeza de alíen sobre su pecho. Para él, una clara señal de que sí, solo faltaba que ella lo dijera, algo que podía ser bastante difícil a esa edad —¿Tienes una foto de ella? Quiero conocer a mi cuñada
Cassandra permaneció unos momentos en silencio. Nunca antes se había enamorado o le había interesado otro ser humano, y su relación con ella había cambiado, había sido relativamente reciente... y en ese corto tiempo, muchas cosas pasaron, se acercaron demasiado, habían hecho cosas que no haría con otra persona... y sin duda, aquel beso que le dio, no podría hacerlo con alguien más.
—¿Cassi? —al ser llamada miró a su hermano, este le sonreía con ternura, demostrando en sus ojos una curiosidad que ella no identificaba como peligrosa, aun así, no quería permitirse hablar con sinceridad, seguía con un poco de miedo —Si tú me dices, yo te cuento mi secreto, ¿vale?
—Hmm... y si tú hablas primero y después —Luis soltó una pequeña risa por la propuesta, recibiendo un suave golpe de indignación de parte de su hermana menor.
—Bien, bien, solo porque eres tú, pero no vamos a decir nada a nadie. —le estiro la mano, que sin dudar, Cassandra había tomado. Luis soltó un suspiro pesado, desviando la mirada por unos momentos —Yo soy bisexual. A lo largo de mi vida he salido tanto como hombres y mujeres, mi relación más reciente y que termine hace unos meses, fue con un hombre.
La joven escuchaba en silencio, mirando a su hermano con sorpresa. Nunca se hubiera esperado aquello, y tampoco dudaba, la expresión en su rostro le decía que era cierto y además, eso podía explicar el comportamiento del último tiempo.
—Y, ¿por qué terminaron?
—Eso sí, ya no es algo que alguien de tu edad deba saber aún. —pico su nariz, sonriéndole leve. Había sido un asunto bastante fuerte, que aún dolía al recordarlo; y al menos ahora, alguien más estaba llenando ese hueco. Suspiro aliviado al ver que ella no hizo nada por insistir, centrándose en el tema de su hermanita —Ahora sí, ¿qué tienes que decirme?
—Le, le di mi primer beso... y fue muy lindo... suave, dulce, cálido... no lo sé... me gusto... y es difícil dejar de pensar en ella —miro el peluche, sonriendo suavemente. Ella se había esforzado en darle algo especial, algo que sabía le gustaría, cuidando hasta los más mínimos detalles —Desde que nos empezamos a volver más cercanas me ha mostrado cosas que a los demás no... siento que la conozco mejor que nadie más, ¿sabes? Una vez me empezó a hablar de ropa interior y quería comparar, su nana nos miró; siempre que hablaba de mi programa favorito podía ver que no entendía mucho, ver que me ponía atención me hacía sentir especial...
Y sin darse cuenta empezó a hablar de los momentos que pasaba con ella, lo amable que era, como le hacía sentir; lo mucho que le dolió saber lo que había pasado por tanto tiempo y lo poco que le importaba haberse peleado, total, a quien golpeo había sido a un hombre.
—¿Sabes qué significa eso? —miró a su hermano con sorpresa, dudando unos momentos. La sonrisa en su rostro le llegaba a perturbar de una manera algo extraña, verlo de frente, fijamente, le incomodaba, más agradecía su presencia y ayuda. —Esa chica te gusta, y mucho, por lo que veo...
Una sonrisa vergonzosa surco el rostro de la castaña, desviando la mirada al aliencito que le miraba desde sus manos, teniendo que mover la vista al recordar a la chica mimada que estaba revolviendo su vida.
Sin que se dieran cuenta, mientras ellos conversaban, el padre de ambos entro en la casa, quedándose en el umbral de la sala, pudiendo escuchar parte de la conversación, sintiéndose cada vez más molesto. No podía con la idea de que su princesa, la niña de sus ojos, la luz de su vida, estuviera enamorada de otra chica; no quería eso para ella, no quería verla involucrada en esas cosas, quería que fuera normal. Y molesto, decidió terminar esa conversación cuanto antes.
—¿Tú también apoyas esas tonterías, Luis Antonio Granados? —ambos se giraron, pálidos, observando al hombre en la entrada de la sala, cruzado de brazos, casi escupiendo fuego de los ojos —Pensé que serías una mejor influencia para ella, no que apoyarías esas cosas abominables.
—Abominable abusar de las personas, robar, matar. Amar a otro ser humano no tiene nada de abominable, claro, si esa persona es menor de edad y tu mayor, pues ahí sí. Fuera de eso... —se cruzó de brazos, observándolo de reojo, tratando de ocultar su sonrisa al verlo ponerse más rojo. Era obvio que él sabía el secreto que escondía ese hombre, permaneciendo callado, puesto que se lo habían pedido; estando dispuesto a seguir si seguía —¿No crees que se ve linda estando enamorada?
Ambos compartieron una mirada. Calixto lo miraba amenazante, mientras Luis permanecía quieto, sonriendo con tranquilidad bajo la mirada confundida de Cassandra, la viva imagen de su madre cuando tenía su edad, una razón más para querer protegerla.
Editado: 22.06.2024